sábado, 22 de septiembre de 2018

CUADERNO DE M.-M. (Las cosas como vienen)


Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y la figura.

Cántico Espiritual
San Juan de la Cruz.




Gracias a la vida
que me ha dado tanto

Violeta Parra
1

GRANADA ETERNA

Bruma del tiempo.
Nubes oscuras
borrando el ayer
siempre necesario.
Entre los celajes
del tiempo,
la luz.
El fondo del alma
aguarda
la tecla que despierta
el ritmo olvidado de la vida
en el armario del ser.
Ayer , hoy, mañana.
Guadalquivir fluyendo
hacia la eternidad.

2

Y volveré a Granada.
No será la nostalgia.
No será la búsqueda
de la juventud ida.
A Granada volveré.
Aquello fue verdad.
Una huella profunda
dejó en los entresijos
del alma.
Raiz vital
y un suave perfume
a belleza eterna.
Desde el fondo del tiempo
fluyen los recuerdos y el futuro.
Granada,
abrazo amoroso
para la eternidad.

3

ASUQUITA CANDE
Sonrisas seductoras
van escociendo
dolores del alma
bien escondidos.
Ajo, martillo y sal.
Demonio del dolor
yo no te quiero.
La puerta está abierta
para que salgas.
Luz de la playa
tan marinera
sonrisas seductoras
asuqita cande.


4
Besar poder quisiera
la miel de tus labios
como liban las abejas
las flores en primavera.


5

GUADIANA DEL SENTIMIENTO

Guadiana del sentimiento
somos.
Nos filtramos en la tierra
allá por los albores
de la floración.
Hemos traspasado
desiertos, valles, torrenteras,
tormentas de la existencia.
Ahora,
cuando las aguas
corren calmas,
volvemos a fluir
por la llanura
cual flor que abre
al cabo del tiempo,
cual madre que se desgarra
para dar al mundo
el fruto de su amor.
Guadiana del sentimiento
somos
deslizándonos hacia la mar
del Universo infinito,
eterno devenir del tiempo.

6
DISTANCIAS

Brisa cálida del desierto
en alas de las ondas H.
nos acercó.
La palabra abrumadora
se disuelve,
el espíritu arde,
el amor se levanta.
Brisa cálida del desierto
tan cercana, tan lejana.

7

Sobre la Torre de la Vela
se ven dos luces.
Son los ojos de mi niña
los que relucen.


8
Campos de Dalías
tú,
para el cultivo
preparados.
Palabra semilla
yo.
Dieciseis mil kilómetros
separan la luz
de nuestros ojos.
El corazón con el corazón
se engarza
en la palabra
en el aire respirado.
Rojo hilo, almas prometidas
mucho antes de nacer.
Tú,
corazón,
campo arado para el cultivo.
Dulce palabra
como lluvia suave
sobre tu alma
yo.
Punto de partida
de la felicidad.


9
El tiempo,
Caco imparable,
río lamiendo las laderas
de las torrenteras.
El tiempo,
destructor, tranformador,
creador.
El tiempo,
disolución
en la eternidad,
y volver a empezar.


10
Porque fuiste eres.
Porque eres serás.
Todo pasa, nada queda,
sólo la potencia
de la semilla
que nos entregan.

11
Lo recuerdo todo como si delante lo tuviera,
nos atrevemos a decir.
Memoria, mente traicionera.
Memoria, ausencia de pureza.
Memoria, híbrida conjunción
de anclada realidad
con esperanza de eternidad.

12
Desde el volcán
profundo de tus ojos
inflamado sentir
se alza.
Sentir,
amor incontrolado,
que da amor,
que amor derrama.
Desde el volcán
ardiente de tu alma
pasión me guía
hacia la luz,
hacia el mañana.


13
La flor del loto
crece en los fangales
de la vida.
En las aguas pútridas
y estancadas.
Decantación de la cara
oculta del alma humana
muestra todo su esplendor
cuando se abre al sol
Tú y yo
que hemos visto la cara
al oscuro infierno
de la existencia,
florecemos como el loto
para devolver al mundo
lo mejor de nuestras almas.
Cicatrices que se cierran.
Cimentación del futuro.

14
Granada eterna.
La luz de la mañana
realza
el albor de tu alma,
el perfumado hálito
de tu ser.
Granada abierta,
frialdad nívea,
corazón ardiente.
Sonrisa sobre las olas
traicioneras del dolor.
Toma mi mano,
amor,
el camino se abre.
Los terrores atávicos
del mundo,
en agua purificada
se convierten.
Alba Granada abierta
en la tarde
de rubolada pasión.


15
EN TUS SUEÑOS

¿Quién eres?, preguntó un poco molesto por las cosquillas que sentía entre el ombligo y el bajo vientre.
¿No me reconoces, zancudo milenario? ¿No reconoces la dulzura de mis manos acariciando tu cuerpo encantado?
¡No! ¿Es posible? ¿Eres tú? Mi milenario amor escondido en lo más recóndito de mi ser y ahora de sopetón aparecido. ¿En dónde estuviste tanto tiempo que no te encontré?
No digas sandeces. Si lo único que te interesaba era tener un nombre y su sombra. Nunca te fijaste en mí.
No digas eso cariñito. También a los hombres nos da reparo muchas veces decir lo que sentimos directamente a la amada. Es como si con el silencio y la adustez ganáramos en importancia.
Ya lo sé, amado mío. Sólo era una broma de esta bruja brujita que estoy hecha.
Apasionado espíritu que sólo desea jugar contigo y pasar un ratito. ¿Sabes? A veces se siente una tan sola y tan poca cosa.
Dímelo a mí , que pierdo la confianza cada dos por tres.
Anda, anda, no te rebajes, manojito de luz que ilumina mi camino. Deja que mi espíritu penetre en tu ser y se llene de ese alimento que tanto me ayuda a sobrevivir.
Todo tuyo soy. Si quieres puedes coger una cucharita e ir comiéndome deleitándote como si comieras un flan, porque un flan soy cuando estoy entre tus brazos.
Allá voy. Sé bienvenida.
El alma de la bella iba besando las fibras sensibles del joven y temblaba en su corazón enamorado, se iba inflando de placer la boca, los besos eran tan tiernos que se dirían los labios de un bebé acariciando el rostro de la madre.
Temblaba ella, temblaba él. La luz de las estrellas reflejaban la noche de sus ojos. Allá en el fondo la aurora de la felicidad se veía como cuando el rosicler de la mañana empieza a adivinarse por las altas montañas de Sierra Nevada.
Se quedaron dormidos, exhaustos de amor y venturanza. Miles de kilómetros los separaban, pero el hálito de sus almas había salido de paseo para encontrarse en los espacios infinitos.
Ahora, las dos almas, al cuerpo retornadas, una sonrisa de felicidad esbozaban. Eran felices a pesar de la distancia. No era su amor el amor exigente que el corazón del otro robaba. Era un amor que se daba, sin exigencias....
amado y amada.

16
Frente al mar
La luz de la tarde
Ilumina
El profundo azul
Del cielo.
A su lado estoy
Pero ella no me ve
Pero tal vez me siente
Como yo siento.
La vibración de su corazón
Cuando en la madrugada
Abro los ojos
Y la contemplo.
Bella como una reina
Ignota.
Me pregunto si es real
O sólo el decantado resultado
De un millón de sentimientos
Nunca hechos realidad.
Como si de un fantasma se tratara
Con un dedo toco su rostro,
Sus labios, su pecho,
Sus manos, su....
El corazón palpita,
No es un fantasma
Es la realidad
Hecha persona
De amor ideal.
Merced del cielo
En tierra andaluza
¡Bienvenida seas!

17
Ya es de noche,
mi niña duerme.
Tiene un sueñecito
tan alegre.
Duerme, duerme mi niña
que tu amor te contempla,
que tu amor le alienta
Ya es de noche,
mi niña duerme.

18
HERIDA DE AMOR....

Las seis y media de la mañana. El día, nublado, se filtraba por las cortinas matizando aún más la ya de por sí débil luz de la mañana.
Entre el nublado del día y el nublado de la mente, un rostro, su rostro. Fue despertando poco a poco. No, no había nadie, pero sintió que alguien le había visitado. No recordaba haber tomado miel la noche anterior, tampoco nada de dulce. ¿Por qué los labios los tenía tan frescos como las rosas bañadas por el rocío de la mañana?
Sí, ese ángel de amor, me ha hecho la merced de venir a despertarme con sus labios de miel para ayudarme a pasar un día agradable.
Se levantó, lo primero que hizo fue mirar la hora en el móvil. Comprobó que tenía un mensaje. Al abrirlo, ni siquiera hubo sorpresa. Su despertar se lo había dicho todo. Era un mensaje desde el otro lado, desde el otro extremo del mundo.
“Vuelvo a leer tus “cartas” para sentirme más cerquita de tí y me envuelve el deseo de besarte y abrazarte.”
Sí, esa sensación que había tenido al despertar era cierta.
El cable de fibra óptica de las comunicaciones no era el único existente. Por encima de él, y sin aparente materialidad, el hilo rojo de las promesas anteriores a la venida al mundo existía. Pero una vez encarnados, el ser humano, la persona, se veía herida de amor, una herida, un no sé qué que aparentemente no tenía razón de ser y que eran esas escoceduras del corazón que produce la ausencia.
“Herida de amor que no se cura, sino con la presencia y la figura”, creía recordar en la canción de Amancio Prada, El Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz basado en el Cantar de los Cantares de Salomón.
La tarde noche anterior, cuando volvía a casa en un tren abarrotado, se lo recordó la voz pausada de aquella abuelita filósofo-poeta que había sido María Zambrano.

La máquina como ayudante del ser humano, nunca como centro. Si la máquina lo hace todo, el tiempo que queda libre no produce siempre la felicidad. Sólo cuando el espíritu llega a sentir que ha conseguido algo es cuando se siente satisfecho. Y ahora el espíritu empezaba a recobrar el camino de la confianza, del amor en su más amplio sentido, el camino de la poesía, de la vida, en una palabra.
Había despertado con los labios sabiéndole a miel.


19
Tu alma,
agua clara de los ríos
en su máxima transparencia.
Corazón de niña
traspasado
por las siete dagas
de la Dolorosa.
Luz
que a la luz aspira
de la mano
de la vida.
Belleza y Amor.
Flor de Andalucía.


20
Cual las aguas de un pantano
se lanzan a buscar su destino
al abrirle las compuertas,
así tu corazón,
desbocado caballo del sentir,
escapa de las turbias atrocidades
de la noche oscura.
Rosicler de la mañana
en lontananza.
El corazón en el cuerpo
no encaja,
busca su amor
o su locura,
busca su fertilización
como el sentimiento,
como el agua.

21
Sumido en los entresijos
de tu corazón
siempre estuve.
En un cajón secreto
del corazón
siempre estuviste.
Un rayo iluminador
señaló el camino.
Las tinieblas se disipan.
La luz se hace.
Bendita sea la mano
que nos guía.
Gracias sean dadas
a la Vida.


22
Yo quisiera ser
el arquitecto
de la reconstrucción
de esa catedral
que tienes
por corazón.
El pintor
quisiera ser
de los paneles
que cantan tus sentires
por las paredes.
Catedral del alma
la que tú tienes,
gallardía y gracia
son tus pinceles.
Ole mi niña
Ay que bonita
Cuando la miro
La razón quita.

23
DEAMBULAR GRANADINO

Paseos,
paseos largos como besos
sin fin.
Calles antiguas,
alguien diría viejas
sin distinguir el valor
de los adjetivos.
Misterios de la ciudad
y su escondido dolor.
Cogidos de la mano
te miro en la sombra de las riberas.
Allá arriba
la Campana de la Vela
llamando al sentimiento
sumido en los recodos
del alma.
La noche se vuelve bruja
y tus ojos
un volcán de sentimientos
arrastrando a mi derretido
corazón.


24
LOS TORTOLITOS

Los tortolitos
Ay qué bonitos
Ahora que vienen
Ahora que van
Que yo te miro
Me miras tú
Ay qué bonitos
Tan jovencitos
Los tortolicos
Despistaditos
No saben qué hacer.



25
La guitarra es el comienzo

La guitarra es el comienzo del drama. Con un rasgueo de guitarra se nos abre el corazón hacia el infierno. Son escalofríos en las más recónditas entrañas y nos ponen el corazón en carne viva. Con un soplo de brisa el dolor se agudiza sólo en el tiempo, el olvido y si podemos el perdón puede dulcificar ese escozor que será para siempre, que quedará en los entresijos de los reconocimientos si no sabemos deshacernos de él con un sortilegio.
El rasgueo de la guitarra alegra las pajarillas del alma, haciendo sangrar su más oculta esencia.



miércoles, 12 de septiembre de 2018

RESPETABLES MAYORES


Las respetables canas, las respetables curvaturas del cuerpo van en aumento. A determinadas horas del día , en determinados lugares, son personas de inveterada edad las que abundan. ¿De dónde ha salido tanto viejo? , dijo aquella abuela sin darse cuenta que ella misma ya estaba en una edad más que provecta
Cuando uno sale a la calle y ve tanto anciano se hace la misma pregunta. ¿De dónde ha salido tanto viejo? Pero uno mismo se queda boquiabierto cuando ve un renacuajo o renacuaja que se la queda mirando le dice: “Mira, abuelo” (Mite Ojichan).
Bueno, para las criaturas estas reverendas canas y barbas no son otra cosa. Es entonces cuando uno percibe que ya no es el pibe que siente interiormente.
La edad, la flecha de la edad va en dirección al sexto piso. ¡Pero si interiormente uno se siente como cuando tenía 25 años! La siguiente reflexión es si se habrá pasado el tiempo o si no habrá habido eso que los mayores dicen maduración. Cualquiera sabe. Lo cierto es que cuando se va a comprar a los amplios mercados que existen, la cantidad de ancianos y ancianas es enorme.
Poder de la gerontocracia. Respetable ancianidad que muestra las más diversas caras. Al no poder caminar con agilidad hay que ir frenando cada dos pasos. Tanto señores como señoras van a su aire. Ya no están en esta sociedad. Están en su mundo. No miran ni a derecha ni a izquierda. Por ello no es raro que los cochecitos de la compra choquen y se aglomeren en ciertas zonas del super.
Hoy, en las verduras, en los yogures y en el pescado. Todo el mundo quiere ir primero, los venerables mayores son los primeros que no conocen el código de urbanidad.
Muchas veces uno llega a pensar que no tienen derecho a quejarse de los jóvenes, de la poca urbanidad de los jóvenes. Ellos son los que han “educado” a los jóvenes. Los jóvenes se han visto reflejados en su espejo y han aprendido que lo que hacen se puede hacer. No se puede dejar la educación urbana a la escuela y si hay algún problema echarle la culpa a ésta. ¿Quién ha tenido a los hijos? Vdes, pues ustedes deben ser responsables, no las instituciones. Estas pueden más o menos ayudar pero no solucionar algo de lo que no son responsables.
Los caballeros van como si fueran tortugas, no les importa un comino nada. Además, curiosamente, a partir de cierta edad son mucho más torpes que las damas. Vamos, el rey de la carretera. Y las damas... Cuando van solas se concentran en precios, fechas de caducidad y no ven nada más. ¡El mundo es mío! Pero lo peor es cuando se encuentran con alguna vecina o familiar. De dos en fondo y no hay Dios que pase (A tapar la calle que no pase nadie...) Atolladeros que ni Shibuya. Los demás no se pueden mover ni hacia adelante ni hacia atrás. No miran, forman su mundillo y ¡Viva la Pepa!
Cuando se les suelta la lengua, en medio de los estrechos pasillos llenos de gente, la cháchara alcanza puntos inauditos. Estas damas ponen mala cara cuando en el tren una joven (Viva la igualdad lingüística) se pintorrea y va dejando pelos en el vagón. Estas damas son las grandes madres deseosas únicamente de ser reconocidas, cuando no tienen personalidad. sólo lengua bífida, destructora de honras.
Son respetables nuestros ancianos y ancianas, para que no se enfaden. ¿O es en la provecta edad cuando están mostrando relamente lo que son? Esclavos lameculos sin responsabilidad que exigen sólo por ser ancianos.
Vade retro, Satanás de la vejez. Aprender y así no ser.


domingo, 2 de septiembre de 2018

MILITARISMO


Le gustaba el café. Iba de vez en cuando a aquella cafetería-tienda porque el café doble era auténtico, era de los que dejaban manchada la taza. Se vendía café en grano y también se podía tomar allí mismo.
La tienda estaba situada en el primer sótano de unos grandes almacenes. Desde su descubrimiento, de vez en cuando, camino del trabajo, se acercaba para calentar motores y ponerse a tono.
Siempre había bullicio alrededor. Bullicio de vendedores pregonando las mercancías, de clientes preguntando calidades o precios, o también de mamás gritando a los niños que pululaban de tanto en cuanto por los sótanos del edificio acompañando a sus progenitores.
Aquel día, mientras paseaba, se acercó a la cafetería – tienda. Quería entonar un estado de cuerpo un tanto alicaido por el calor y la fatiga.
Había varios clientes, la mayoría hombres provectos, y alguna señora que rellenaba unos de esos papeles que se ponen en el paquete cuando se manda de un lugar a otro. Dirección, número de teléfono y demás. Al parecer había comprado algunos paquetes de café que quería mandar a su casa, no era de la zona, había pasado por allí de manera casual.
El encargado de atenderla era un veintiañero, seguramente de trabajo temporal, pensó, aunque nada se podía asegurar. Se notaba nuevo. Eran tantos los detalles a los que debía atender que no daba pie con bola. Los clientes parecían observar con simpatía. Era como si estuvieran recordando cuando ellos habían hecho exactamente lo mismo.
La ¿dueña, administradora, encargada? de la cafetería era una buena moza, de muy bien ver, de cara y cuerpo delgado pero que denotaban belleza y elegancia.
El hombre observaba cómo ordenaba al chico. Era una orden nerviosa. Ciertamente, cumplir con el cliente, es una obligación, pero las obligaciones las cumplen las personas. De un lado al otro del mostrador movía las manos indicando al chico lo que tenía que hacer. Era tan rápido que incluso el hombre que miraba no podía entender qué era lo preferente, qué era lo más importante. No había tranquilidad en la palabra, lo que hacía, se veía claro, que el chico se enredara. Ahora esto, después aquello y lo de más allá.
Tal vez, desde el punto de vista del ordenador, del que manda, no ver la orden cumplida al instante era para ponerse de los nervios. Pero, consideraba el hombre, si ella tenía que “educar” a aquel recién entrado, no parecía la mejor manera de enseñarle esa excitación de la palabra. Parecía que estaba dando a los botones de un computador que responde rápidamente, cuando, no hace falta ser Dios para saberlo, ni el computador más perfecto actúa con tanta rapidez.
El hombre se preguntaba si el chico tendría capacidad para entender o si es que las explicaciones que aquella guisa dadas eran poco menos que incomprensibles. Se remitía a su propia experiencia. ¿Cuántas veces le habán gritado cuando el que daba la orden había dicho lo contrario de lo que quería decir o simplemente no lo había dicho? ¿Había que ser adivino o ser el meapilas que siempre va detrás del superior para satisfacerle los más mínimos detalles?
Se decía que en el país la gente se entendía sin hablar. No parecía sino una más de esas imágenes mentales positivas que cada pueblo parece tener de sí mísmo pero que suelen fallar por la base más elemental. ¿Cómo se puede entender lo que se escucha por primera vez? ¿No sería un estado sicológico de fuerza, de poder, en el que el escuchaba debía reaccionar rápidamente, lo mismo que ocurre con los militares? Estas personas tienen la tendencia a degradar a los subordinados, tratándolos de estúpidos, imbéciles, retrasados mentales, bestias, burros y demás lindeces. Esos burros, con perdón para los equinos, son los salvadores de la patria.
La chica parecía actuar, tras aquella semblanza, tras aquella sonrisa, había que reconocérsela, manu militari. Hasta que le soltó un “imbécil” que fue escuchado por todos los clientes.
Risa dando la razón a ella. Risa condoliéndose del jóven. Risa forzada de reprobación.... Criticar ante el cliente a un trabajador, pensó él hombre, no era precisamente la mejor forma de ser amable, la mejor forma de educar.
Se las habían presentado como dulces, amables, soportadoras de muchas cosas frentre al hombre bruto y de piñón fijo. Pero iba descubriendo que aquella era una más de aquellas figuraciones que la gente se hacía sobre sí misma.
Se acordaba de la obra de teatro titulada La Fundación. Se presentaba un lugar parecido a un centro de descanso y recreo, para pasarlo bien pero terminaba siendo una cárcel. Todo era apariencia. Aquella era la situación el la que se encontraba en la visión de muchas féminas.
Se las habían presentado como amables, hacendosas, cálidas, pero iba descubriendo que en muchas ocasiones la palabra era un cuchillo, la hacendosidad era boquilla, la calidez debería ser en el baño caliente, porque la frialdad sicológica y a veces de otro calibre era de lo más abundante.
Tras una apariendia de igualdad y liberación, en realidad lo que parecían recuas de mulas que sólo buscaban quien las alimentara. Lo único que sabían era exigir el amor que ellas mismas no sabían dar.... La mente se le disparó al escuchar aquel “imbécil” dirigido al chico.
Estuvo a punto de preguntarle si tenía su casa en orden, porque, de no ser así, no tenía derecho, por muy subordinado que fuera, a insultar a un trabajador ante el público.
Los hombre, en la sociedad, eran tratados como seres poco refinados, pero, en el otro lado del espectro, el militarismo mental también hacía de las suyas.
Aquella noche que se puso a escribir la historia para mandarla a sus amigos, las noticias de TV. habían dicho que un bestia había golpeado a su hija de un mes y estaba medio muerta en el hospital. Lo cierto era que desde hacía unos años no eran pocas las madres que habían terminado matando a los hijos que ellas mismas habían parido.
¿Bestias o mentira mental, una más de las que pueblan este antro llamado sociedad?