lunes, 22 de diciembre de 2014

INVIERNO

INVIERNO


No tenía tabaco. El vicio era demasiado fuerte, por lo que Luis salió a comprar un paquete. Antes abrió la ventana. El aire era frío. Se abrigó adecuadamente y salió.
                      Delante de la puerta del piso, una ráfaga de ártica brisa se le incrustró en el rostro. Todas las negras ideas que habían poblado su mente durante los últimos días se las acabó llevando el viento.
                       Luis cerró la puerta y bajó las escaleras. Diez metros más adelante entró en la carretera. Giró a la derecha. Veinticinco metros delante de él había una cuesta pronunciada. Cuando se acercaba a la cuesta, ante sí se empezó a abrir un hermoso paisaje.
                      A pesar de que los cables de la luz, las antenas de televisión y los postes de teléfono tapaban el panorama, se podía ver una de las sierras de Japón. A la derecha una montaña familiar: el Fuji.
                      El sol se había puesto y alrededor del monte Fuji algunas nubes solitarias vagaban por el firmamento. Desde donde lo contemplaba Luis, los rayos del sol recortaban la sierra. Por la cara que veía, las tonalidades negras y grises eran las más abundantes. En la copa del monte se podía ver el corte claro de la nieve. Sereno, con una figura de dama soberbia y majestuosa, dominaba, tópica estampa, pero no por ello menos bella, todo el paisaje.
                      Hacia la izquierda la noche iba cayendo paulatinamente, la luna, media luna solitaria, buscaba a su amor perdido. Hermosa su cola de plata fría hacia la noche más fría. Algunas estrellas asomaban los primeros resplandores de su cara por las esquinas del firmamento.
                      Aunque estaba acostumbrado a las puestas de sol de su pueblo, no pudo por menos que quedarse extasiado. Desde su llegada era la primera vez que veía un cielo tan limpio, tan sereno.
                     Al lado del camino había una gran piedra. Se sentó a contemplar el paisaje. El frío empezaba a colársele en los huesos.
                      - ¿Qué te ocurre?-, dijo una voz a su lado.
                      - ¿Eh? Nada, nada. Mira- , le respondió Luis a su amiga.
                      - Maravilloso, ¿verdad?
                      - Sí, a pesar de la contaminación, de las máquinas, del ruído. A pesar de todo eso, aún quedan paisajes maravillosos.


                                     ANTONIO DUQUE LARA     

viernes, 12 de diciembre de 2014

Sumido Guadalquivir

POEMA
SUMIDO GUADALQUIVIR DEL ALMA

        Hoy voy a hacer un comentario a esta poema :

Sumido Guadalquivir
Del alma
Contigo voy
A donde vayas.

        Es el poema con el que termina el librillo  “Poemas y variantes”, libro que escribí ya hace algunos años.
        Lo sumido es lo que va dentro de algo, lo que se ha hundido y está bajo la tierra o el agua, pero también puede ser lo que en el fondo del alma está más o menos conscientemente presente y que muchas veces es el motor de la vida para llevarla al éxito o al desastre.
        En el primer lugar, y en el que sigo aún trabajando, en Tokyo está cerca de un rio que se llama Sumida. Evidentemente sumido y sumida es simplemente una coincidencia fonética de la que nace de manera natural una superposición de sentidos en el poema.

El río Sumida (japonés: 隅田川, Sumida-gawa) es un río de Japón que atraviesa la ciudad de Tokio. Su origen está en la bifurcación artificial del río Arakawa en Iwabuchi, y desemboca en la bahía de Tokio. Entre sus afluentes se encuentran los ríos Kanda y Shakujii.
Arakawa (荒川, Arakawa-ku?) es uno de los 23 barrios especiales de Tokio, Japón. Su nombre deriva del adyacente río Arakawa; es común que el barrio se denomine a sí mismo como "la ciudad de Arakawa".
En 2008, la población estimada de Arakawa era de 197.716 habitantes, con una densidad de 18.800 personas por km². Su área total es 10,2 km²
La región era agricola durante el shogunato Tokugawa. Al llegar la era Meiji, la principal actividad de Arakawa era la industria, que fue atraída por las aguas del río del mismo nombre
            Esto es lo que nos dice  Wikipedia sobre estas dos zonas. El río sumida es una tremenda obra de ingeniería para que cuando el Arakawa se desbordaba no llegara a hacerlo, abriéndole la compuertas y el agua se desviara hacia el Sumida.
        Yo nací en sitio tan tradicional y clásico como es hoy día la oficina de turismo de Córdoba, el lado de la Mezquita. Esa zona Patrimonio de la Humanidad y cuna de cientos y cientos de hombres  importantes en la historia de Córdoba y de España, y algunos de la Humanidad.
        A la orilla del Guadalquivir se criaron  o nacieron Séneca, Alvaro de Córdoba, Ibn Hazn , Ibn Zaidun, Wallada, Ibn Quzman, Alfonso de Baena, Luis Barahona de Soto, Luis Carrillo de Sotomayor, Luis de Góngora y un largo etc.
        Es uno de los pocos ríos que se puede decir tienen verdadero carácter de creador de culturas. Y si nos vamos hacia adelante con Sevilla, la salida al mar y la prolongación hacia América, o hacia atás con Jaén, con eso está todo dicho.
        Por otro lado, en esta orilla japonesa, desde la desembocadura del río Sumida hasta su nacimiento, remontándolo, no son muchos kilómetros, si tenemos que dar algún nombre de escritores tendríamos Shiki Masaoka, Ryonotsuke Akutagawa, Junichiro Tanizaki, Soseki Natsume,
Ichiyo Tsuguchi, y el inapreciable Matsuo Bashó, que en un rapto de genialidad acabó por inventarse ese poemilla llamado Haiku. Todos ellos nacidos o criados en sus orillas.
        No hablemos ya de templos, en la derecha, siempre mirando hacia el nacimiento, al menos dos son de especial renombre, el de Monzennakacho, Hachiman, y el de Asakusa.


Historia
Durante la mayor parte del siglo XX, Asakusa fue el distrito de entretenimiento principal en Tokio. El rokku o "Sexto Distrito", fue famoso en particular como un distrito de teatros, con cines tan emblemáticos como el Denkikan. Los años dorados de Asakusa son vívidamente retratados en la novela de Yasunari Kawabata, La pandilla de Asakusa (1930). El área fue fuertemente dañada por los bombardeos estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial, en particular en el bombardeo de Tokio en marzo de 1945. El área fue reconstruida después de la guerra, pero ahora ha sido superada por Shinjuku y otras áreas coloridas en la ciudad, en su papel como un distrito de diversión.
Geografía
Asakusa se ​​encuentra en la franja noreste del centro de Tokio, en el extremo oriental del metro de la Línea Ginza, aproximadamente 1,6 kilómetros al este del cruce principal del metro Ueno. Es central para el área coloquialmente referida como Shitamachi, que literalmente significa "ciudad baja", en referencia a la poca elevación de esta antigua parte de Tokio, a orillas del río Sumida. Como su nombre lo indica, el área tiene un ambiente japonés más tradicional que algunos otros barrios de Tokio.
Turismo y sitios históricos
Con tantas instituciones religiosas, es frecuente el matsuri (festivales sintoístas) en Asakusa, ya que cada templo o santuario es anfitrión de al menos un matsuri al año, si no cada temporada. El más grande y más popular es el Sanja Matsuri en mayo, cuando las carreteras están cerradas desde el amanecer hasta el anochecer.
En una ciudad donde hay muy pocos edificios de más de 50 años a causa de los bombardeos durante la guerra, Asakusa tiene una mayor concentración de edificios de los años 1950 y 1960 que en muchas otras áreas de Tokio. Están los tradicionales ryokan (casas de huéspedes), viviendas y pequeños edificios de apartamentos en todo el distrito.
De acuerdo con una tradición peculiar de Tokio, Asakusa alberga un cúmulo importante de tiendas de menaje doméstico en Kappabashi-dori, que es visitado por muchos habitantes de Tokio para los suministros esenciales.
Al lado de los jardines del templo de Senso-ji hay un pequeño parque de atracciones llamado Hanayashiki, que presume ser el parque de atracciones más antiguo de Japón. Los cines del barrio se especializan en mostrar películas clásicas japonesas, ya que muchos de los turistas son japoneses de edad avanzada.
Navegando al río Sumida se parte desde un muelle sólo cinco minutos a pie desde el templo.
Asakusa es el distrito geisha más antiguo de Tokio, y todavía tiene 45 geishas trabajando activamente.
Debido a su ubicación colorida, las credenciales del centro, y el ambiente relajado por estándares de Tokio, Asakusa es una opción de alojamiento popular para los viajeros de presupuesto.
Carnaval
El barrio es famoso por su carnaval anual de estilo brasileño. Hay una importante presencia brasileña en la comunidad local y la Asociación de Escuelas de Samba de Asakusa está ​​basada allí.

Hasta aquí algunas de las cosas que nos dice Wikipedia. Ya hablé en otro sitio de una de las fiestas este lugar. Por reducirme sólo a la ciudad que más conozco, Córdoba, equivaldría a la zona de San Lorenzo, la Magdalena etc. Cuando en Córdoba se asciende hacia las Tendillas, aunque no se vea, el límite de la ciudad romana estaría en donde hoy día está el ayuntamiento. La medina y la axarquía. Al llegar al río Sumida en dirección hacia la estación de Nihonbashi y Tokyo tenemos los barrios populares y Otemachi , en el sentido de “Ciudad señorial” del comercio, los grandes señores de la antigüedad etc. Antigüedad aquí equivale a la época de Felipe II más al menos, antes de eso casi no existía Madrid, casi no existía Tokyo, que comenzó llamándose EDO.
        En los límites de estas dos ciudades, lo mismo que en Córdoba y quizás en otras muchas ciudades nació la época mas resplandeciente de la historia de Japón fundamentada ya casi más en el pueblo que en la aristocracia.
        Esta zona de los barrios pupulares tienen todo el sabor de la antígua Córdoba, por supuesto hay que saber salvar las distancias de tiempo , historia y espacio.
        No es una cuestión de nostalgia, simplemente, en mi vida hay dos ríos: el Guadalquivir con toda su carga de cultura y el Sumida que me ha enseñado mucha de la cultura de Japón.
Ríos cuyas aguas, sin duda, se juntarán en algún lugar dando vida a los dos extremos del continente euroasiatico.

 

martes, 2 de diciembre de 2014

KAGUYAHIME 0 EL CORTADOR DE BAMBU

KAGUYAHIME
0

EL CORTADOR DE BAMBU


Hace mucho, mucho tiempo, en una apartada aldea ,cerca de las montañas, vivía un viejo cortador de bambú con su anciana esposa. Cuando un día estaba en su tarea de cortar bambús ,encontró uno que resplandecía de una forma brillante,como el oro. Al momento cortó el bambu ,y , al hacerlo,cuál no sería su sorpresa al ver que desde dentro del bambú salía una luz cegadoramente resplandeciente.
Dentro del bambú había sentada una hermosa niña. La cogió y se la llevó a su casa.
- Como no tenemos niños, nos la han enviado los dioses , ¿no te parece? -,decía el anciano a su mujer, mientras contemplaba a la niña con amor y ternura.
- Sí,sí, es verdad. ¡Pero qué bonita es!-,decía su esposa ,loca de alegría.
Estaban realmente contentos.
Como había salido de un bambú resplandeciente , le pusieron por nombre KAGUYAHIME. Kaguyahime, envuelta en el tierno amor de los ancianitos ,creció y se hizo rápidamente una hermosa muchachita.
Desde que se llevó a su casa a Kaguyahime, el ancianito no paraba de encontrar bambúes que, al cortarlos, se convertían en montones de monedas deoro. Gracias a ello rápidamente los viejecitos se hicieron muy ricos, y Kaguyahime se convirtió en muy poco tiempo en una hermosa señorita.
Rápidamente se extendió por el país la noticia de la belleza de Kaguyahime, por lo que vinieron , uno tras otro, a pedir la mano de la linda doncellita, personajes de las más altas esferas sociales,en lo que se refiere a riqueza y posicion. Pero Kaguyahime no se mostraba contenta en absoluto, lo que preocupaba a los viejecitos.
- No pienso casarme con nadie. Quiero estar siempre con vosotros -, repetía contínuamente la muchacha.
El anciano, pensando que los hombres renunciarían a pedir la mano de Kaguyahime, les pidió las cosas mas extrañas y maravillosas del mundo. El que no las trajera no tendría acceso a pedir la mano de la muchacha. Sin embargo los hombres trajeron todo lo que el viejo habia pedido, lo que lo dejo maravillado ya que se trataba de objetos de una belleza y valor incalculables.
El viejecito comprendió que se encontraba en un aprieto, pero en ese momento apareció Kaguyahime y ocurrió algo sorprendente. Todos los objetos perdieron su brillantez, porque todos eran falsos.
A partir de ese instante, Kaguyahime estaba cada vez mas triste. Lo que coincidía con la llegada de la luna llena. La preocupación de los viejecitos también iba en aumento.
-¿Por qué te entristece tanto mirar la Luna, Kaguyahime?
- Quiero quedarme con vosotros para siempre, pero tengo que volver a la Luna. Realmente yo soy un ser de la ciudad de la Luna.
-¿Que eres de la ciudad de la Luna?
- Sí, los habitantes de la Luna, cuando se hacen adultos tienen que volver a ella.
- ¿Cuándo es eso? -, preguntó ansiosamente el anciano.
- La noche de Luna llena.
-¿No es mañana noche?
El anciano volvió a sorprenderse, esta vez incluso con cierto grado de enfado.
-Kaguyahime es mi hija y no se la daré a nadie -, gritó el anciano con furia. Y decidido a proteger los alrededores de su casa para que no se la llevaran,
empleó a una gran cantidad de Samurais.
Y llegó el día en que la Luna llena brilló por encima de la ciudad .Sobre el cielo aparecieron los mensajeros de la Luna, que venían a recibir a Kaguyahime.
Los Samurais,pensando que los expulsarían,dispararon sus flechas al unísono. Pero ocurrió algo inesperado , y es que las flechas desaparecieron al entrar en contacto con la luz que desprendían los mensajeros. También ocurrió que los Samurais se quedaron como de piedra.
Poco después los mensajeros llegaron a por Kaguyahime que, como atraida por una gran fuerza magnética, se introdujo en el rayo de luz y empezó a ascender dulcemente. Cuando llegó el momento de la separacion:
- ¡No te vayas! -, le pidieron llorando los viejecitos; pero Kaguyahime tampoco podía hacer nada.Sacó una bolsita de dentro de sus ropas y se la dio a los viejecitos. Era la "bolsita de Vida". Dentro se encontraba el elixir de la eterna juventud que todo el mundo deseaba.
Y asi, lentamente, lentamente, Kaguyahime subio al cielo y volvió a la ciudad de la Luna.
- Si no está ,por mucho que vivamos no podremos ser felices. ¡Ah! ¡Si estuviera por siempre aqui!-, decía el viejecito , mientras quemaba el elixir de la eterna juventud que Kaguyahime le había entregado.
El humo subió muy alto, muy alto, muy alto, dirigiéndose hacia la Luna, donde se encontraba Kaguyahime.