lunes, 22 de diciembre de 2014

INVIERNO

INVIERNO


No tenía tabaco. El vicio era demasiado fuerte, por lo que Luis salió a comprar un paquete. Antes abrió la ventana. El aire era frío. Se abrigó adecuadamente y salió.
                      Delante de la puerta del piso, una ráfaga de ártica brisa se le incrustró en el rostro. Todas las negras ideas que habían poblado su mente durante los últimos días se las acabó llevando el viento.
                       Luis cerró la puerta y bajó las escaleras. Diez metros más adelante entró en la carretera. Giró a la derecha. Veinticinco metros delante de él había una cuesta pronunciada. Cuando se acercaba a la cuesta, ante sí se empezó a abrir un hermoso paisaje.
                      A pesar de que los cables de la luz, las antenas de televisión y los postes de teléfono tapaban el panorama, se podía ver una de las sierras de Japón. A la derecha una montaña familiar: el Fuji.
                      El sol se había puesto y alrededor del monte Fuji algunas nubes solitarias vagaban por el firmamento. Desde donde lo contemplaba Luis, los rayos del sol recortaban la sierra. Por la cara que veía, las tonalidades negras y grises eran las más abundantes. En la copa del monte se podía ver el corte claro de la nieve. Sereno, con una figura de dama soberbia y majestuosa, dominaba, tópica estampa, pero no por ello menos bella, todo el paisaje.
                      Hacia la izquierda la noche iba cayendo paulatinamente, la luna, media luna solitaria, buscaba a su amor perdido. Hermosa su cola de plata fría hacia la noche más fría. Algunas estrellas asomaban los primeros resplandores de su cara por las esquinas del firmamento.
                      Aunque estaba acostumbrado a las puestas de sol de su pueblo, no pudo por menos que quedarse extasiado. Desde su llegada era la primera vez que veía un cielo tan limpio, tan sereno.
                     Al lado del camino había una gran piedra. Se sentó a contemplar el paisaje. El frío empezaba a colársele en los huesos.
                      - ¿Qué te ocurre?-, dijo una voz a su lado.
                      - ¿Eh? Nada, nada. Mira- , le respondió Luis a su amiga.
                      - Maravilloso, ¿verdad?
                      - Sí, a pesar de la contaminación, de las máquinas, del ruído. A pesar de todo eso, aún quedan paisajes maravillosos.


                                     ANTONIO DUQUE LARA     

viernes, 12 de diciembre de 2014

Sumido Guadalquivir

POEMA
SUMIDO GUADALQUIVIR DEL ALMA

        Hoy voy a hacer un comentario a esta poema :

Sumido Guadalquivir
Del alma
Contigo voy
A donde vayas.

        Es el poema con el que termina el librillo  “Poemas y variantes”, libro que escribí ya hace algunos años.
        Lo sumido es lo que va dentro de algo, lo que se ha hundido y está bajo la tierra o el agua, pero también puede ser lo que en el fondo del alma está más o menos conscientemente presente y que muchas veces es el motor de la vida para llevarla al éxito o al desastre.
        En el primer lugar, y en el que sigo aún trabajando, en Tokyo está cerca de un rio que se llama Sumida. Evidentemente sumido y sumida es simplemente una coincidencia fonética de la que nace de manera natural una superposición de sentidos en el poema.

El río Sumida (japonés: 隅田川, Sumida-gawa) es un río de Japón que atraviesa la ciudad de Tokio. Su origen está en la bifurcación artificial del río Arakawa en Iwabuchi, y desemboca en la bahía de Tokio. Entre sus afluentes se encuentran los ríos Kanda y Shakujii.
Arakawa (荒川, Arakawa-ku?) es uno de los 23 barrios especiales de Tokio, Japón. Su nombre deriva del adyacente río Arakawa; es común que el barrio se denomine a sí mismo como "la ciudad de Arakawa".
En 2008, la población estimada de Arakawa era de 197.716 habitantes, con una densidad de 18.800 personas por km². Su área total es 10,2 km²
La región era agricola durante el shogunato Tokugawa. Al llegar la era Meiji, la principal actividad de Arakawa era la industria, que fue atraída por las aguas del río del mismo nombre
            Esto es lo que nos dice  Wikipedia sobre estas dos zonas. El río sumida es una tremenda obra de ingeniería para que cuando el Arakawa se desbordaba no llegara a hacerlo, abriéndole la compuertas y el agua se desviara hacia el Sumida.
        Yo nací en sitio tan tradicional y clásico como es hoy día la oficina de turismo de Córdoba, el lado de la Mezquita. Esa zona Patrimonio de la Humanidad y cuna de cientos y cientos de hombres  importantes en la historia de Córdoba y de España, y algunos de la Humanidad.
        A la orilla del Guadalquivir se criaron  o nacieron Séneca, Alvaro de Córdoba, Ibn Hazn , Ibn Zaidun, Wallada, Ibn Quzman, Alfonso de Baena, Luis Barahona de Soto, Luis Carrillo de Sotomayor, Luis de Góngora y un largo etc.
        Es uno de los pocos ríos que se puede decir tienen verdadero carácter de creador de culturas. Y si nos vamos hacia adelante con Sevilla, la salida al mar y la prolongación hacia América, o hacia atás con Jaén, con eso está todo dicho.
        Por otro lado, en esta orilla japonesa, desde la desembocadura del río Sumida hasta su nacimiento, remontándolo, no son muchos kilómetros, si tenemos que dar algún nombre de escritores tendríamos Shiki Masaoka, Ryonotsuke Akutagawa, Junichiro Tanizaki, Soseki Natsume,
Ichiyo Tsuguchi, y el inapreciable Matsuo Bashó, que en un rapto de genialidad acabó por inventarse ese poemilla llamado Haiku. Todos ellos nacidos o criados en sus orillas.
        No hablemos ya de templos, en la derecha, siempre mirando hacia el nacimiento, al menos dos son de especial renombre, el de Monzennakacho, Hachiman, y el de Asakusa.


Historia
Durante la mayor parte del siglo XX, Asakusa fue el distrito de entretenimiento principal en Tokio. El rokku o "Sexto Distrito", fue famoso en particular como un distrito de teatros, con cines tan emblemáticos como el Denkikan. Los años dorados de Asakusa son vívidamente retratados en la novela de Yasunari Kawabata, La pandilla de Asakusa (1930). El área fue fuertemente dañada por los bombardeos estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial, en particular en el bombardeo de Tokio en marzo de 1945. El área fue reconstruida después de la guerra, pero ahora ha sido superada por Shinjuku y otras áreas coloridas en la ciudad, en su papel como un distrito de diversión.
Geografía
Asakusa se ​​encuentra en la franja noreste del centro de Tokio, en el extremo oriental del metro de la Línea Ginza, aproximadamente 1,6 kilómetros al este del cruce principal del metro Ueno. Es central para el área coloquialmente referida como Shitamachi, que literalmente significa "ciudad baja", en referencia a la poca elevación de esta antigua parte de Tokio, a orillas del río Sumida. Como su nombre lo indica, el área tiene un ambiente japonés más tradicional que algunos otros barrios de Tokio.
Turismo y sitios históricos
Con tantas instituciones religiosas, es frecuente el matsuri (festivales sintoístas) en Asakusa, ya que cada templo o santuario es anfitrión de al menos un matsuri al año, si no cada temporada. El más grande y más popular es el Sanja Matsuri en mayo, cuando las carreteras están cerradas desde el amanecer hasta el anochecer.
En una ciudad donde hay muy pocos edificios de más de 50 años a causa de los bombardeos durante la guerra, Asakusa tiene una mayor concentración de edificios de los años 1950 y 1960 que en muchas otras áreas de Tokio. Están los tradicionales ryokan (casas de huéspedes), viviendas y pequeños edificios de apartamentos en todo el distrito.
De acuerdo con una tradición peculiar de Tokio, Asakusa alberga un cúmulo importante de tiendas de menaje doméstico en Kappabashi-dori, que es visitado por muchos habitantes de Tokio para los suministros esenciales.
Al lado de los jardines del templo de Senso-ji hay un pequeño parque de atracciones llamado Hanayashiki, que presume ser el parque de atracciones más antiguo de Japón. Los cines del barrio se especializan en mostrar películas clásicas japonesas, ya que muchos de los turistas son japoneses de edad avanzada.
Navegando al río Sumida se parte desde un muelle sólo cinco minutos a pie desde el templo.
Asakusa es el distrito geisha más antiguo de Tokio, y todavía tiene 45 geishas trabajando activamente.
Debido a su ubicación colorida, las credenciales del centro, y el ambiente relajado por estándares de Tokio, Asakusa es una opción de alojamiento popular para los viajeros de presupuesto.
Carnaval
El barrio es famoso por su carnaval anual de estilo brasileño. Hay una importante presencia brasileña en la comunidad local y la Asociación de Escuelas de Samba de Asakusa está ​​basada allí.

Hasta aquí algunas de las cosas que nos dice Wikipedia. Ya hablé en otro sitio de una de las fiestas este lugar. Por reducirme sólo a la ciudad que más conozco, Córdoba, equivaldría a la zona de San Lorenzo, la Magdalena etc. Cuando en Córdoba se asciende hacia las Tendillas, aunque no se vea, el límite de la ciudad romana estaría en donde hoy día está el ayuntamiento. La medina y la axarquía. Al llegar al río Sumida en dirección hacia la estación de Nihonbashi y Tokyo tenemos los barrios populares y Otemachi , en el sentido de “Ciudad señorial” del comercio, los grandes señores de la antigüedad etc. Antigüedad aquí equivale a la época de Felipe II más al menos, antes de eso casi no existía Madrid, casi no existía Tokyo, que comenzó llamándose EDO.
        En los límites de estas dos ciudades, lo mismo que en Córdoba y quizás en otras muchas ciudades nació la época mas resplandeciente de la historia de Japón fundamentada ya casi más en el pueblo que en la aristocracia.
        Esta zona de los barrios pupulares tienen todo el sabor de la antígua Córdoba, por supuesto hay que saber salvar las distancias de tiempo , historia y espacio.
        No es una cuestión de nostalgia, simplemente, en mi vida hay dos ríos: el Guadalquivir con toda su carga de cultura y el Sumida que me ha enseñado mucha de la cultura de Japón.
Ríos cuyas aguas, sin duda, se juntarán en algún lugar dando vida a los dos extremos del continente euroasiatico.

 

martes, 2 de diciembre de 2014

KAGUYAHIME 0 EL CORTADOR DE BAMBU

KAGUYAHIME
0

EL CORTADOR DE BAMBU


Hace mucho, mucho tiempo, en una apartada aldea ,cerca de las montañas, vivía un viejo cortador de bambú con su anciana esposa. Cuando un día estaba en su tarea de cortar bambús ,encontró uno que resplandecía de una forma brillante,como el oro. Al momento cortó el bambu ,y , al hacerlo,cuál no sería su sorpresa al ver que desde dentro del bambú salía una luz cegadoramente resplandeciente.
Dentro del bambú había sentada una hermosa niña. La cogió y se la llevó a su casa.
- Como no tenemos niños, nos la han enviado los dioses , ¿no te parece? -,decía el anciano a su mujer, mientras contemplaba a la niña con amor y ternura.
- Sí,sí, es verdad. ¡Pero qué bonita es!-,decía su esposa ,loca de alegría.
Estaban realmente contentos.
Como había salido de un bambú resplandeciente , le pusieron por nombre KAGUYAHIME. Kaguyahime, envuelta en el tierno amor de los ancianitos ,creció y se hizo rápidamente una hermosa muchachita.
Desde que se llevó a su casa a Kaguyahime, el ancianito no paraba de encontrar bambúes que, al cortarlos, se convertían en montones de monedas deoro. Gracias a ello rápidamente los viejecitos se hicieron muy ricos, y Kaguyahime se convirtió en muy poco tiempo en una hermosa señorita.
Rápidamente se extendió por el país la noticia de la belleza de Kaguyahime, por lo que vinieron , uno tras otro, a pedir la mano de la linda doncellita, personajes de las más altas esferas sociales,en lo que se refiere a riqueza y posicion. Pero Kaguyahime no se mostraba contenta en absoluto, lo que preocupaba a los viejecitos.
- No pienso casarme con nadie. Quiero estar siempre con vosotros -, repetía contínuamente la muchacha.
El anciano, pensando que los hombres renunciarían a pedir la mano de Kaguyahime, les pidió las cosas mas extrañas y maravillosas del mundo. El que no las trajera no tendría acceso a pedir la mano de la muchacha. Sin embargo los hombres trajeron todo lo que el viejo habia pedido, lo que lo dejo maravillado ya que se trataba de objetos de una belleza y valor incalculables.
El viejecito comprendió que se encontraba en un aprieto, pero en ese momento apareció Kaguyahime y ocurrió algo sorprendente. Todos los objetos perdieron su brillantez, porque todos eran falsos.
A partir de ese instante, Kaguyahime estaba cada vez mas triste. Lo que coincidía con la llegada de la luna llena. La preocupación de los viejecitos también iba en aumento.
-¿Por qué te entristece tanto mirar la Luna, Kaguyahime?
- Quiero quedarme con vosotros para siempre, pero tengo que volver a la Luna. Realmente yo soy un ser de la ciudad de la Luna.
-¿Que eres de la ciudad de la Luna?
- Sí, los habitantes de la Luna, cuando se hacen adultos tienen que volver a ella.
- ¿Cuándo es eso? -, preguntó ansiosamente el anciano.
- La noche de Luna llena.
-¿No es mañana noche?
El anciano volvió a sorprenderse, esta vez incluso con cierto grado de enfado.
-Kaguyahime es mi hija y no se la daré a nadie -, gritó el anciano con furia. Y decidido a proteger los alrededores de su casa para que no se la llevaran,
empleó a una gran cantidad de Samurais.
Y llegó el día en que la Luna llena brilló por encima de la ciudad .Sobre el cielo aparecieron los mensajeros de la Luna, que venían a recibir a Kaguyahime.
Los Samurais,pensando que los expulsarían,dispararon sus flechas al unísono. Pero ocurrió algo inesperado , y es que las flechas desaparecieron al entrar en contacto con la luz que desprendían los mensajeros. También ocurrió que los Samurais se quedaron como de piedra.
Poco después los mensajeros llegaron a por Kaguyahime que, como atraida por una gran fuerza magnética, se introdujo en el rayo de luz y empezó a ascender dulcemente. Cuando llegó el momento de la separacion:
- ¡No te vayas! -, le pidieron llorando los viejecitos; pero Kaguyahime tampoco podía hacer nada.Sacó una bolsita de dentro de sus ropas y se la dio a los viejecitos. Era la "bolsita de Vida". Dentro se encontraba el elixir de la eterna juventud que todo el mundo deseaba.
Y asi, lentamente, lentamente, Kaguyahime subio al cielo y volvió a la ciudad de la Luna.
- Si no está ,por mucho que vivamos no podremos ser felices. ¡Ah! ¡Si estuviera por siempre aqui!-, decía el viejecito , mientras quemaba el elixir de la eterna juventud que Kaguyahime le había entregado.
El humo subió muy alto, muy alto, muy alto, dirigiéndose hacia la Luna, donde se encontraba Kaguyahime.


sábado, 22 de noviembre de 2014

Kichomu

KICHOMU
COMPRANDO UNA ORZA

Kichomu quería comprar una orza para meter UMEBOSHI, y fue a una tienda de alfarería.
-Buenos días, quiero una orza para meter UMEBOSHI.
La vieja de la tienda al ver que se trataba de Kichomu no quiso hablar
en absoluto con él, por lo que se puso a leer un libro o algo parecido y le dijo:
-Ahí fuera están en fila. Míralas tú mismo.
Kichomu dirigió su mirada hacia la entrada de la tienda, donde, efectivamente, las orzas estaban en hilera.
Sin embargo todas estaban con el fondo hacia arriba y la boca hacia
abajo. ¡Claro! Estaban boca abajo. Pero Kichomu, sin darse cuenta de lo que ocurría, puso cara de extrañeza, y le dijo a la anciana:
- ¡Abuela! Estas orzas no tienen boca, ¿no?
Entonces,  la abuela, sin dejar de leer, le respondio:
-¿ Y si les dieras la vuelta?
Así lo hizo, pero esta vez su sorpresa fue aún mayor.
-¡Eh! Tampoco tienen fondo.
Había confundido la boca con el culo.



Té, Pepino, Vinagre

Kichomu se fue a la ciudad para vender té verde, kakis, pepinos y vinagre. Como tenía que vender muchas cosas, iba pensando en como se las arreglaría para llamar la atención de la gente y poder vender. No tenía ni idea de cómo hacerlo.
Se le ocurrió una idea: cogiendo la silaba inicial de los productos que
iba a vender empezó a pregonar:
-¡Tepe!, ¡Kavi!, ¡Vipe!
Estuvo todo el día gritando de esta forma para vender, pero, como es
lógico, no vendió absolutamente nada. Cuando volvió a su casa se lo contó a su mujer.
-¿Esa es forma de vender? El vinagre, independientemente, como vinagre; los pepinos, independientemente, como pepinos; los kakis, independientemente, como kakis; y el té verde, independientemente, como té verde. Para cada uno tienes que utilizar su respectivo nombre. Si no lo haces , no venderás nada.
- De acuerdo, de acuerdo. ¡ Está decidido! Desde mañana lo hare asi;
los llamare independientemente con sus nombres.
A la mañana siguiente se puso en el mercado a vender:
- ¡E1 vinagre, independientemente, como vinagre!
¡Los pepinos, independientemente, como pepinos!
¡Los kakis, independientemente, como kakis!
¡El té verde, independientemente, como té verde!
Los fue mencionando de forma INDEPENDIENTE,  y esta vez, por supuesto, tampoco vendió absolutamente nada.




EL CANTARO

Un día Kichomu fue a una tienda de alfareria a comprar un cántaro.
- Buenos días; déme un cántaro, por favor.
- Por supuesto. Bienvenido,señor. Los hay grandes y pequeños. Los grandes valen sesenta zen, y los pequeños treinta -, respondio la dueña de la tienda.
        - Pues, entonces, déme el pequeño, que vale treinta zen.
Kichomu pagó sus treinta zen y regresó a su casa.
- Ya estoy aquí de comprar el cántaro. Me ha costado treinta zen -, dijo mostrándoselo a su mujer. Entonces, su mujer:
-Ese cántaro es muy pequeño; uno más grande es lo que necesitamos. Anda ve y lo cambias.
-Ah, entiendo. Bueno, el más grande vale sesenta zen - dijo , mientras se dirigía a la tienda. Llegado allí:
- Señora, mi mujer me ha dicho que el cántaro que me he llevado es
muy pequeño. He venido a cambiarlo por el grande de sesenta zen. Aquí se lo pongo y me llevo este otro - dijo, poniéndolo al lado de los otros cantaros pequeños. Después anadió:
- Antes le di treinta zen, más el cantaro, que vale otros treinta, hacen
la cantidad de sesenta zen. A cambio me llevo el grande , que vale eso-. Y se
llevo el cantaro grande.
Pero, ¿qué les parece?  ¿Está bien la cuenta? La dueña no dejaba de
poner cara de extrañeza, pero, por mucho que cogiera el ábaco, ese era el resultado.




KICHOMU  Y EL INCENDIO

Una noche  Kichomu se levantó para ir al retrete. Medio dormido, al mirar por la ventana, vio que se había producido un  incendio en la aldea. Cada vez iba a mayor. Parecía que nadie lo sabía por lo que consideró que había que informar al propietario de la tierra. Pero entonces Kichomu lo pensó mejor :
-En estos casos  es mejor estar tranquilo. - Entonces , en primer lugar, encendió el fogón y calentó agua- Afiló la navaja y se afeitó, ya que para él era una falta de educación presentarse  con la facha que tenía en Casa del Señor de la Tierra. Después sacó del armario las ropas heredadas de sus antepasados, ademas el HAKAMAMOA,  pantalón de gala de los Samurais, y se lo metió. Cogió en la mano derecha un abanico y sacando el pecho, viendo que ya estaba compuesto como para presentarse a una ceremonia se dirigió a casa del Señor.
Delante de la puerta, ¡ejem! , carraspeó y dijo en voz  baja:
-¡ Señor! En el interior de la aldea se ha declarado un incendio,
Como ya era noche muy entrada, en casa del Señor, como en las demás, todo el mundo dormía plácidamente. Como además llamó en voz tan baja , allí, nadie abrió un ojo.
- Perdón , Señor , pero en la aldea se ha declarado un incendio-, volvió a murmurar Kichomu varias veces.
¿Cuánto tiempo pasó? Tal vez veinte o treinta minutos. Al cabo de ese tiempo,  la mujer del Señor se despertó. Delante de la puerta , le pareció, alguien estaba hablando. Cuando prestó atención parecía que estaban diciendo que había un incendio.
- ¿Eh? ¿un incendio? -, cuando se enteró bien, enseguida, en voz alta  despertó a todos los de la casa. El dueño , como loco corrió hasta el lugar  del incendio, pero llegó después de que se había apagado. Pasado el incendio, un funcionario oficial le recriminó fuermente.Ya que Kichomu le había despertado de una  forma tan extraña le recrimó a su vez.
-¡Kichomu!  Cuando hay un incendio no se puede llamar a la gente de esa manera. De todas formas , si vienes rápidamente, en la verja de entrada, en las puertas que dan al jardin, donde sea, llamas, gritas : ' ¡Fuego! ¡Fuegol! , en voz  muy alta , ¿te enteras?
Kichomu, agachando la cabeza :
- Sí, sí, sí Señor; sí, sí, sí Señor - contestaba .
Esa noche, por supuesto a media noche, Kichomu, levantandose de un salto, cogió un palo grande que había en el saliente del tejado,y se dirigió a casa del Señor. Una vez llegado allí, no sólo las ventanas, no só las puertas,
golpeando sin mirar golpeó en todos sitios. A continuación golpeando los pilares de la casa con el palo, gritó hacia el interior del pueblo con una voz muy alta , para que pudieran oirlo :
-¡ Señor!, ¡Senor ! Un incendio , un incendio. ¡Un gran incendio! .
Explicar la sorpresa del Señor es bastante difícil. Era tal que el color del semblante lo tenía mudado por completo.
-Esta bien , esta bien , Kichomu, deja ya de dar golpes. ¿No ves que  vas a destruir mi casa?  ¿Dónde está el fuego?.
Entonces Kichomu le respondió :
-¡Señor!, ¿cuando haya otro incendio , así está bien?
El Señor se quedó con la boca abierta , asombrado de estupor.


miércoles, 12 de noviembre de 2014

Poesia Japonesa II

Traducción poesía japonesa.


El girasol,
mustio ya,
grita su yo
en silenciosa voz.
Akimoto Fujio


Estoy escribiendo
aquello que siento
en las hojas del timón
del barco que cruza
la Vía Láctea.
Kazusanomenoto


Viento infernal
fuera
en la media noche
¡Hija mía!
¡Aquí me tiene!
Kinoshita Rigen


¡Ay! Ya no puedo
aplazar mi estancia
mi niñito querido
y su amada madre
estarán esperando.
Yamanoue no Okura



Desde mi casita
A la falda del Fuji
Vuelo de termitas
Yosa Buson


Con la luna nueva
le nacen los ojos
al cántaro de los pulpos
Sato Onifusa


Tiembla de hielo el corazón
sobre los caminos
en el nocturno viaje
en navegar en velero
al recordar el lejano hogar
en la solitaria fonda
o al escuchar una plegaria
bajo los negros troncos
de un templo en la montaña...
Pero nunca tanto como
ante el sangrante dolor
de dos amantes que se separan.
Riyojin Hishiyo


Cuando la primavera
parte
se va muriendo
violáceo Tsukubayama
Yosa Buson

Nubes a Poniente
Mañana lluvia
¡Ay!
Vino....
A mi corazón el Sol
Tyutatsu Kouta


¡Qué feliz sería
si les cayera una maldición
a esos profesores
que alaban
a tipos como Kinjiro
y cosas como el Harakiri!
Sato Haruo


¡Qué limpio
el viento
de Junio!
Masaoka Shiki


Pena y alegría
se mezclan
al descubrir
los desconocidos
mundos del corazón.
Takehisa Yumeji




Hijo mío,
espero que seas
como tu padre y tu abuelo.
Ishikawa Takuboku


¡Ay, cómo duerme
tan ricamente!
Hino Sojiyo


En cucurumbillos
gira
el molinillo.
Mutamagawa


Los rincones de mi cerebro
son resplandores de verano
sobre el prado.
Takaya Soshiyu


Cuando sopla el viento
sobre los segados lirios
de la laguna Asaka
hasta la vestimenta
del lejano viajero
se envuelve en perfume.
Minamotonotoshiyori



Mayo de luz en medio
me duelo sin esperanza
de volverte a ver
Koizumi Chikashi


¡Cómo vibran en el cielo
las mangas del vestido
de mi amado el día
de doblar el puerto de Usuhi!
Azuma Uta


Aunque se ha hecho un camino nuevo
que lleva a Shinanoji
aún quedan troncos en el camino.
Ten cuidado mi amor.
Ponte los zapatos
no te dañes los pies.
Azuma Uta


Como borrosa tablilla sin nombre
mi casa está mojada
por la primera lluvia de verano.
Maeda Yugure


Cerradas alas
que dulces se abren...
Muerte de la mariposa.
Shinohara Bon

Vestida de rojo
con los bajos empapados
corta lirios sin descanso...
¿Quién será su dueño?
Kamochi Masasumi


Aunque poseo un kimono
hecho de seda de gusano
alimentado con hojas nuevas
de las lomas de Tsukuba...
Lo que realmente anhelo
es entrar en tu vestido.
Azuma Uta


Quitándome una capa
y echándomela al hombro
cambio de estación.
Matsuo Basho


Hotoke de mil
brazos remolinos
Grisáceo mayo.
Nomura Toshiro


Los ratoncitos que se tiran
en tiempo de lluvia
son recien nacidos
Ogino Kyoshi

Hierba que corta
....y se recoge el pelo
la segadora
Morita Toge


Trenecito de mi pueblo
hoy también
ondulante cabeza
irás hacia soleado oeste.
Hirahata Seito


Alguien que pasa
recoge
enferme hoja carmín.
Hasegawa Kanajo


Viento que pasa
Canto del semi
hacia la armonía
Azukata Reimuko


Juego de mariposas
en el cielo azul
se levanta meloso
hasta hurtarse a los ojos.
Kagawa Kageki



Las ramas del sauce
se derraman sobre el embarcadero
y yo te espero
sin llenar mis cubos
moviéndome inquieta.
Azuma Uta


“Son las campanas,
hora del regreso”
Me dices...
Pero en esta tierra
(País Budista)
ya al anochecer
ya al amanecer
el llanto de la campana
es tan natural como la
lluvia.
Ryutatsu Kouta


Cuando veo como mi pequeñín
duerme la siesta
agarrado al tobillo
de su madre enferma...
¡¡¡Mujer, no te mueras!!!
Yoshino Hideo


El viento fresco
se acerca
dando revueltas.
Kobayashi Issa
Dormilón
Enseña el sarpullido
Bajo la barbilla.
Takai Kito


Pared blanca en medio
las doncellas
a veces levantan
su cantarina voz
al tomarse el pulso.
Sagara Hiroshi


Mi esposa se está muriendo
Pero se lamenta
Del calor de mañana.
Saito Ken


Carbonizados, despellejados
Cuerpos en trance de muerte
Digo mi oración
Y echo a correr.
Yamamoto Yasuo.


No sé desde cuando
mi cuerpo está canceroso
pero mientras yo viva
quiero entregárselo a alguien.
Nakajo Fumiko

Esta mañana
al poner la planta del pie
sobre el pulcro engawa
sentí el otoño.
Matsue Shigeyori


Anciana madre
de dioses guerreros
cuando llega la noche
dice su verdadero dolor.
Handa Ryohei


Yedra que se enreda
sobre árbol muerto
se amontona en su altura
hacia un cielo de postguerra.
Harako Kohei


¡Basta!
Mi cuerpo, nube que flota,
se lo entregaré
al tormentoso viento.
Su Tokuin

Elevándome, hundiéndome,
corro por la vida
¿Qué será más allá?
Le pregunto a mi corazón
pero me deja en la duda.
Fujiwara no Yoshitsune
¡Ah!
Lo que queda de tí,
tu amor,
siendo tú en mí,
me impide olvidar.
Izumi Shikibu


Hasta dentro del Palacio
de Omiya
llegan las voces de
las buceadoras
reclamando a los hombres
a la recogida de las redes.
Naganoi Mokiokimaro


Húmedo aún el jardín
(Tormenta de verano)
asoma dulcemente
la Luna su rostro.
Minamoto no Yorimasa


¡Ah! Aquellos nuestros
antepasados...
Miraban ociosos,
pensando que en la
Luna vivía
una hermosa doncella.
Kubota Utsuba


Nieve eterna
de la cima del Fuji
se fundió,
caluroso quince de agosto...
(Nocturno de nieve)
Takahashi Mushimaro


En esta noche de Luna
espero a aquel que no vendrá.
Sería triste
pero ai al menos lloviera
podría echarme a dormir...
Yomibito Shirazu


Sin esperar en silencio
la comprensión del mundo
confiesan sentimientos falsos
en falsos poemas.
Yashiro Toson


Aún de viaje
puedo encender una mariposa
¡Ay, amada esposa!
En la oscuridad
estará pensando en mí.
Mibunoo Miudamaro




Qué doloroso encontrarse
con su amor en sueños
despertar sobresaltado
y buscar a tientas
encontrando el vacío.
Ootomono Yakamochi


Manos bajo el chorro
del manantial
El otoño ha llegado
bajo las piedras.
Naka Tsukasa


Cuando aumenta el canto
de los insectos
se reduce el barreñeo.
Konishi Raisan


Si hubiera muerto...
viento en la pradera
porque la vida sigue
siempre de bronca.
Kato Shuson


Incluso en esos día de niebla
en que no se ve
el Fuji dice su interés.
Matsuo Basho

Ojos, boca, nariz
Reluciente y gordita
Como un melocotón.
Masaoka Shiki


¡Qué cosas...
Ver una carta de amor
en un nido de ratones!
Mutamagawa


Luna en lo alto
Mientras camino
Por una pobre ciudad.
Yosa Buson


Luna, reina de la noche,
Hasta dentro de la casa
Las plantas del Kuzu.
Kawahara Biwao


No es negación del mundo
pero leer, solo, ante la lámpara,
es mi mayor placer.
Ryo Kan





He recorrido el mundo
buscando a la madre
que me abandonó
recien nacido
Viejo soy y tengo las manos vacías.
Nakanishi Godo


Sólo un instante tres niños
en silencio como estatuillas infantiles
en fila junto al huerto
en la montaña.
Mae Toshio

 
La luna es más bella
cuando la contemplan
dos corazones.

Ryutatsu Kouta