miércoles, 22 de agosto de 2018

MARTE, INTERNET Y LA GRIPE ESPAÑOLA



Llegó a la cafetería Macolandia en la que siempre se citaban. Aquel día, cosa extraña, ella había llegado con antelación. La vio de espaldas, sentada en el rincón de sus encuentros. Como siempre su vestir demostraba buen gusto y elegancia. Con el pelo recogido en una coleta de caballo que dejaba ver el sensual cuello que tantas veces había acariciado. Queriendo sorprenderla, le tapó los ojos con la mano derecha mientras por el lado izquierdo buscaba sus labios. Ella le respondió con prontitud. El penetró en su boca saboreando la miel que ella le en..tre..ga..ba... ¿Qué?
Repingó hacia atrás. El interior de aquella boca tenía sabor metálico, frío, desprendiendo un cierto ¿perfume? a medicina bucal recien utilizada.
- ¿Merceditas? No, no, tú no eres Merceditas. Pero sí, tu cara, la figura, todo igual... Pero..., por sus labios las conocereis, dijo el poeta ¿o era el profeta? ¡Ah! Tu cara es la de Merceditas, pero tu boca...
- La de Marcianita.
- ¿Cómo? Oye, oye... ¿quién eres tú?
- Marcianita, hombre. No te asustes. La hermana gemela de Merceditas.
- ¡Basta de bromas! ¡Qué susto! Y díme de una vez quién eres tú.
- Te lo estoy diciendo. Marcianita, la hermana gemela de Merceditas.
- Pero si ella nunca me dijo que tuviera una hermana gemela. Bueno, la verdad es que nunca me habló de su familia.
- Porque es muy vergonzosa y además tiene prohibido hacerlo.
- ¡Ni que fuerais extraterrestres llegadas de extrajis! ¿Qué malo hay en ello?
- ¡Bingo!
_ ¿Bingo?
- Exactamente, ese es el “secret”.
- Oye, yo no suelo beber alcohol, ni tomar drogas. Como mucho un café, o una cola, que ,por cierto, cada vez sabe más a carne podrida. Así que no creo que esté ni borracho, ni marcado por los estupefaccientes. Aunque sí estoy estupefacto. Cuéntame ya quién diablos eres. Y me siento, que estoy cansado.
_ ¿Yo? Sí, debes estar estupendo, digo estupefacto. Pues yo soy la hermana tribermanitrigonométrica de Merceditas. U sea sé, su gemela intrauterina y a mucha honra. Nosotras no somos terrícolas. Tú vives un poco atrasado me parece. Todo el mundo sabe que hay muchos marcianos viviendo por estas tierras. Que los contactos son constantes, que las relaciones morosas son naturales. Estamos en tiempo de universalización. Así que no hay por qué asustarse.
- Tienes razón. Yo, por ejemplo, es ahora cuando estoy descubriendo Inter, Inter, Inter de Milán. Interpretar. No,no, no.... Internet. Eso es. Yo es ahora cuando descubro Internet. Y mira que tiene siglos bisiestos de existencia.
- Pues sí que vas con retraso, tú.
- Oye, es chachi ¿eh? Me he metido y estoy investigando sobre un poeta de allende el mundo. Un lugar muy picante, según su nombre. A través de la universidad de los pollos.
- ¿La universidad de los pollos?
- Sí, porque se llama Pío-Pío. Pero no es de eso de lo que yo quería hablarte. ¿ Dónde está Merceditas?
- En Marte.
- ¿En martes? No, ¿en Marte? ¿Y qué hace allí?
- Reciclándose. Cada cierto tiempo tenemos que hacerlo porque de no ser así se nos acaban las pilas.
- Pero....
- Las relaciones interplanetarias son así de cachondas. Además tú no te podrás quejar. Tendrás dos mores por el precio de uno.
_ ¿Dos mores? Ni patata.
- Sí, dos titis, dos chorvas, dos novias o como te salga de la real punta de la circunvalación concéntrica del estómago llamarlo, por el precio. Bueno, dos en lugar de una.
- Pero ...
- Eso en Marte no es nada del otro Júpiter. Además tú me haces tilín.
- ¿Dónde tienes la campanilla?
- Aquí, a la altura del coro. Bueno, vosotros lo llamais corazón. Tilín, tilín. Pero bueno, ya sabes que está bien y yo estaré a tu lado un tiempo. Ahora háblame de de ese pollo al pil-pil al que me acabas de invitar.
- ¿Pollo?
- No hablabas de Pío-Pío.
- Ah, intercháchara. Sí, he aprendido a entrar y estoy estudiando a un poeta muy raro . Tal vez es borracho.
_ ¿Borracho?
- Sí, ebrio, que le da al trinque, que coge una cogorza como la pata un elefante. Vamos que bebe mucho. Lo digo porque se llama algo así como UVA DE PARRA.
- Oye, sin insultar que yo soy todavía muy joven.
- Que no, que no es esa uva. Aunque al fin y al cabo todos terminaremos como pasas de Corinto.
_ ¿Qué hablas de carinto?
- Que no, que no es carinto. Que estaba chateando de las pasas, uvas ellas, de Corinto. Un lugar en el Medi - Terra- Neo , o charco de los locos, famoso por sus pasas.
- ¿Qué te pasa? No insultes, vamos. Bueno, se trata de un poeta o de un boeta.
_ ¿Boeta? Boeta no, poeta.
- Pero como estaba borracho. ¿O era un diseñador por aquellos que la señora Eva fue la primera que se colocó la folia de parra como tanga para tapar el tunel del tiempo?
- Pues lo mismo era un diseñador, modista poco modesto, boeta.com cara de pollo al chilindrón. Y yo sin enterarme.
- Con años de retraso, vamos.
- Pues eso, que estaba así como entrando en el tema cuando todo se quedó en blanco.
- Como la línea del cerebro de un difunto.
- No, como la mano enharinada de un panadero. Igualito.
- ¿Y el tipo está vivo?
- Pues creo que sí, porque no he oido nada de que se las haya pirado para el otro barrio.
_ ¿Vivía en el centro de la ciudad? ¿A qué barrio se ha ido a beber?
- Vivir, no beber, aunque sea un boeta y no un poeta. Pero no es eso, que no te enteras. ¿ No se dice cuando uno se muere que se va para el otro barrio?
- Ah, ¿eso se dice por estos lares? En Marte nadie lo dice porque nadie se more, digo muere. El que está cansado se convierte en un espectro electromagnífico, se mete en un archivo de personal y cuando le apetece sale a darse un paseo y a tomar el aire. ¿Y cuándo dices que lo parieron los montes?
- Allá por los años de la gripe española.
- Anda, entonces lo que tiene la máquina es un virus. El virus hispanicus virilum historiograficus poéticus.
- ¿Por eso se quedó la máquina en blanco?
- Equilicuando. Lo mismo que se va a quedar tu cerebro como sigas por ese camino.
- Entonces va a resultar que he estado investigando sobre un fantasma.
- Sobre un fantasma no. Sobre un espectro electromagnético poético histórico vírico hispánico. O sea, nada.
- Pero Internet...
- ¿Tú no puedes pensar?
- ¿Por qué dices eso?
- ¿No ves que esos aparatos te están dejando la mente plana?
- ¿Cómo?
- ¿Quién soy yo?
- Mi amada Merceditas.
- Lo dicho. Soy Marcianita. Tu mente también tiene un virus gusaníticus roedoricus vaciadicus blántico deméntico. O sea que dentro de poco no sabrás quién eres. ¿Quién eres?
- ¿Yo?
- Sí, tú.
- Un archivo electrónico con las pilas medio vacías.... Ah, mi mente se apaga.
El muchacho pegó con la frente en la mesa y se convirtió en pantalla de televisión.
Marcianita esbozó una sonrisa. Abrió la boca y se sacó el postizo que tenía introducido.
En realidad todo había sido un truco para darle una lección al lúnatico de su novio.

domingo, 12 de agosto de 2018

LAVADO DE CEREBRO



Vienen a la memoria aquellos tiempos en que había que colocarse bajo la
manta para escuchar lo que estaba pasando en España.
Los medios de comunicación escondían la verdad al pueblo. Todo se sabía por la espalda, sin más. Y el pueblo esn la inopia realmente. Ya tenía suficiente con poder comer cada día, lo que para muchas personas era una auténtica aventura.
Se maldecía al gran jefe por sus actitudes dictatoriales y se maldecía a los perros que se alimentaban del Gran Perro a costa del pueblo. Se nos decía que Oriente era el paraiso, un paraiso lleno de fango en realidad, en el que teóricamente existe libertad de expresión, pero que es una libertad que dirige hacia el rebaño. Todo aquel que disiente puede ser asesinado, sin más, limpiamente, pero asesinado. Se le llora con lágrimas de cocodrilo gigante y se va anulando la libertad de elección.
En nombre del respeto, el poder no respeta, los perros de la oposición lamen los huesos de la gran cena. Todo el mundo satisfecho. Aplaudiendo la idea de un nacionalismo trasnochado, pero siempre a la defensiva, como la raposa.
País, cultura que viene por la espalda y proclama la virtud del grupo. Las desgracias naturales y no tan naturales se han cebado en el país. Alrededor de 20 mil muertos y desastres por todos lados.
Admirable presentación del llanto. Todos somos responsables, por eso debemos.... pagar desastres.
Ni en el terremoto de 1926, si después de la guerra se subieron los impuestos especialmente. ¿Por qué ahora sí hay que hacerlo? Metiendo a todos en el mismo saco, todos se sienten responsables de un país que en realidad no parece que sea el suyo.
Toda la información va dirigida hacia eso. Nadie levanta la voz para decir al Gran jefe que está equivocado. Lo importante es conservar el propio cuello, cuando con ello lo que se consigue es ponerlo más en peligro.
Un país que gracias a la protección USA ha subido como la espuma y que parece creer que todo seguirá igual.
Al ver las universidades en que se estudia economía se comprende por qué todo va cuesta abajo. Ojos vidriosos, como pescado muerto ya desde hace tiempo. Acciones que se repiten por mimetismo y no por voluntad. Un título es un papel que queda perfectamente colgado en la parte interior de la puerta de un servicio, porque más valor que eso no tiene. Y todo el mundo agradecido. La opinión personal brilla por su ausencia. Todo el mundo lamiendo las sobras que les dejan.
Hace treinta años no se vendía casi lotería. Actualmente son cientos de millones. La única explicación al fenómeno es que ya no se cree en la fuerza del país. Se ha pasado de un creer en sí mismos a un terminar creyendo en la fortuna. Pero tampoco se dice a quién ha tocado ¿Por? La envidia, la posibilidad de ser asaltado, el desear para sí lo que el otro tiene...
Son algunas de las características de este pueblo tan cerebro lavado. Y todos tan felices.

jueves, 2 de agosto de 2018

LA SOMBRA


Desde hacía varias semanas estaba ocurriendo algo extraño. En principio podía ser casualidad, pero vistos los resultados, tal vez esa casualidad no era tal.
Cuando miraba la hora, no era extraño que el reloj estuviera en 44 minutos: 16:44;14:44. Según se viera no tenía nada de particular, pero en el centro de la cultura en que vívía se leía SHI, igual que la palabra muerte, por lo que la palabra en caso del número se desviaba a otra lectura Yon , una Y al estilo del IO italiano.
Por San Valentín empezó a precipitarse la vida. Tenía la experiencia de aquella alumna pastelera que, si bien no fue en San Valentin, le traía unos ricos chocolates, una de las costumbres japonesas es regalar chocolate en estas fechas, que no le habían salido bien.
Un día en su clase telefónica diaria la sintió muy cansada, cansadísima. Se despidieron con un hasta mañana que nunca más se produjo. A la mañana siguiente le llamaron por teléfono, había aparecido en el periódico. En la casa el colchón no había ardido con llamas, pero el humo la había asfixiado. Ya no habría más chocolates fracasados, pero ricos, ricos, ricos.... Siempre que llegaba San Valentín una sonrisa agridulce le subía a los labios, se acordaba de aquella mujer, menudita, dicharachera, buena pastelera.
El siguiente caso ocurrió el mismo día de San Valentín. Otra alumna había asistido a clase. Ese día estaba dicharachera, de un dicharachero subido. Hablando de maquillaje, de la madre, que tres años antes había perdido al marido. Al parecer si la pareja del fallecido fallecía a los tres años de la muerte podrían encontrarse en el cielo. Las creencias son las creencias. Ese día la encontraba rara, no sólo por lo que hablaba,sino porque estaba como especialmente tensa.
Terminó la clase, él bajó la escalera y al subirla de nuevo ella estaba pegada la cabeza a la pared del pasillo con los ojos en el techo. Parecía pensar algo. Se despidieron y al cabo de un par de horas alguien llamó a la oficina. La secretaria no estaba en ese momento. Cogió el teléfono. Era ella gritando. Su madre se había suicidado. ¿Qué hacer? Le aconsejó llamar a una ambulancia, al hermano etc. Al cabo del tiempo supo que la noche anterior al hecho la madre había intentado hacerlo sin conseguirlo. El rostro perdido durante y después de la clase parecía responder a esa realidad.
El día 14 no había podido conectar bien con la tercera persona. Le llegaban sus mensajes, respondía, pero él entendía que a ella no le llegaban. Tal vez el mal tiempo, tal vez la condición de la máquina... Ella, finalmente, no se lo había explicado. Era pura especulación.
A las 16:13, es decir a las 4:13 entró un mensaje. La madre se había ido tranquilamente. Se quedó en blanco, recordaba que le respondió intentando darle ánimos, quizás cosa imposible al poco del deceso. Algún que otro mensaje pidiendo ayuda para no desfallecer. Fue ya a la hora de acostarse cuando sintió una sombra interior empujándole a escribir.
¿Era la señora fallecida? Ni idea, no había visto ninguna foto. No tenía referencias gráficas. No, era sólo una sombra. “¡Escribe!”, parecía decir. Con el peso, si no del dolor, al menos de la tristeza, colocó su libreta sobre la almohada y comenzó a escribir, la historia de un reencuentro.
Sentía que no era él quien escribía, la señora le iba dictando y frase por frase iba viendo claramente la situación. Como aquel 3 de junio en que tuvo que hablar del olivo y su padre le iba dictando lo que decir. Había fallecido el día anterior y el haciendo sonreir a la gente con el tema de la charla.
Habrá personas que lo crean y personas que no. Son muchas las creencias y muchos los pensamientos. El esposo, ya fallecido hacía tiempo, había venido a recogerla y llevársela más allá de las estrellas. En ires y decires se enfilaron hacia lo alto. Había conciencia del dolor que dejaría en la tierra, pero también la realidad de un alma liberada de la cárcel del cuerpo. No iba a criticar a nadie si alguien consideraba esaidea una estupidez.
El miercoles, tres días después del deceso, a las siete de la mañana se despertó. Sentía desde la parte izquierda de la cabeza hacia los hombros, y dirigiéndose hacia la punta de los dedos de la mano, de las dos manos, un tremendo hormigueo como cuando los pies se quedan lo que se llama dormidos. Y en el estómago un vacío total. ¿Hambre? ¿Flato? No sabía. Intentó tranquilizarse respirando profundamente. Al mismo tiempo sintió miedo. El miedo del recuerdo de aquel día de abril de hacía ya años en el que en un tren le ocurrió algo parecio. Le tuvieron que llevar al hospital, afortunadamente sólo había sido un coagulo de sangre que se detuvo un instante en la vena del cerebro. Un poco más y no la cuenta. Lo terrible hubiera sido quedarse paralizado. Ese era el miedo. Plena conciencia y el cuerpo que no se mueve.
Desde hacía varios días se sentía raro físicamente. Al querer caminar el cuerpo se le iba hacia la izquierda. Era como si no pudiera controlar los movimientos. Tal vez la edad, ta vez la tensión alta, tal vez la máquina del cuerpo que empezaba a herrumbrarse.
Mareos, estómago vacío tal vez, una sensación extraña, pero ya un tanto mejor...., abrió el ordenador y en facebook vio que una sobrina se lamentaba del fallecimiento de un tío. No, no moriría mientras hubiera alguien para recordarlo.
El año anterior había fallecido el abuelo, este, por fechas cercanas a San Valentín, el tío..... ¿Por qué la sombra de la Parca o de San Valentín rondaba por la vida? San Valentín falleció inmolado por los romanos aún no cristianos. ¿Estaría llamando a su seno a los seres enamorados? No lo sabía, sólo sabía que en esas fechas el chocolate estaba rico, pero al final dejaba un cierto sabor agridulce.