Vienen
a la memoria aquellos tiempos en que había que colocarse bajo la
manta para escuchar lo que estaba pasando en España.
manta para escuchar lo que estaba pasando en España.
Los
medios de comunicación escondían la verdad al pueblo. Todo se sabía
por la espalda, sin más. Y el pueblo esn la inopia realmente. Ya
tenía suficiente con poder comer cada día, lo que para muchas
personas era una auténtica aventura.
Se
maldecía al gran jefe por sus actitudes dictatoriales y se maldecía
a los perros que se alimentaban del Gran Perro a costa del pueblo. Se
nos decía que Oriente era el paraiso, un paraiso lleno de fango en
realidad, en el que teóricamente existe libertad de expresión, pero
que es una libertad que dirige hacia el rebaño. Todo aquel que
disiente puede ser asesinado, sin más, limpiamente, pero asesinado.
Se le llora con lágrimas de cocodrilo gigante y se va anulando la
libertad de elección.
En
nombre del respeto, el poder no respeta, los perros de la oposición
lamen los huesos de la gran cena. Todo el mundo satisfecho.
Aplaudiendo la idea de un nacionalismo trasnochado, pero siempre a la
defensiva, como la raposa.
País,
cultura que viene por la espalda y proclama la virtud del grupo. Las
desgracias naturales y no tan naturales se han cebado en el país.
Alrededor de 20 mil muertos y desastres por todos lados.
Admirable
presentación del llanto. Todos somos responsables, por eso
debemos.... pagar desastres.
Ni
en el terremoto de 1926, si después de la guerra se subieron los
impuestos especialmente. ¿Por qué ahora sí hay que hacerlo?
Metiendo a todos en el mismo saco, todos se sienten responsables de
un país que en realidad no parece que sea el suyo.
Toda
la información va dirigida hacia eso. Nadie levanta la voz para
decir al Gran jefe que está equivocado. Lo importante es conservar
el propio cuello, cuando con ello lo que se consigue es ponerlo más
en peligro.
Un
país que gracias a la protección USA ha subido como la espuma y que
parece creer que todo seguirá igual.
Al
ver las universidades en que se estudia economía se comprende por
qué todo va cuesta abajo. Ojos vidriosos, como pescado muerto ya
desde hace tiempo. Acciones que se repiten por mimetismo y no por
voluntad. Un título es un papel que queda perfectamente colgado en
la parte interior de la puerta de un servicio, porque más valor que
eso no tiene. Y todo el mundo agradecido. La opinión personal brilla
por su ausencia. Todo el mundo lamiendo las sobras que les dejan.
Hace
treinta años no se vendía casi lotería. Actualmente son cientos de
millones. La única explicación al fenómeno es que ya no se cree en
la fuerza del país. Se ha pasado de un creer en sí mismos a un
terminar creyendo en la fortuna. Pero tampoco se dice a quién ha
tocado ¿Por? La envidia, la posibilidad de ser asaltado, el desear
para sí lo que el otro tiene...
Son
algunas de las características de este pueblo tan cerebro lavado. Y
todos tan felices.
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