jueves, 22 de junio de 2017

DESCANSO

DESCANSO

El día había sido ajetreado para ambos. Por el tipo de quehaceres, era un ajetreo más mental que físico. El cansancio físico dejaba en cierto momento una sensación agradable. Los músculos hormigueaban pero la mente se encontraba relativamente tranquila. El otro, el ajetreo mental, llevaba a la rigidez del músculo y al bloqueo del ordenador mental. El primero se curaba con descanso del cuerpo, el segundo ni con eso conseguía desaparecer rápidamente.
La persona hacía un esfuerzo diario por aparecer en buen estado pero en su interior se iba acumulando un no sé qué oscuro que cuando no era ya soportable podía estallar de la peor manera.
La mujer, en ropa de noche, como pedía la temperatura de la habitación , se acurrucó al lado de su amado. Se miraban de frente. La altura de la almohada permitía que él pasara un brazo bajo su cuello y la mano podía acariciarle la espalda como se acaricia a un niño para que se relaje y se duerma.
Ella cruzaba su pierna derecha sobre el cuerpo amado, muy pegadita, y su brazo derecho a la altura del hombro. El brazo izquierdo de él le rodeaba la cintura. Las bocas, los labios quedaban a una altura adecuada para poder besarse con ternura.
    Fue un beso largo. Más que el ardor del beso hacia el otro, fue un beso en el que se concentraba todo el sentimiento de amor, de dulzura, de deseo de protección, de deseo de transfusión de sangre mútua. Ella, sus sentimientos, a través de los besos, estaba amando tiernamente a su niño. Se transmitían también a ella los de él, tan tiernos y dulces como la brisa del mar. Los besos iban eliminando el cansancio, limpiando todas las partículas del sentir, de los pensamientos negativos que por ella habían pasado aquel día.
    El trabajo, las diferentes relaciones con las personas, con compañeros y amigos, las preocupaciones externas, ante las que, por mucho que lo deseara, no podía huir, Toda la caja de negrura del corazón iba desapareciendo.
    En lo más profundo de su alma una luz de felicidad , una especie de rosado amanecer, empezó a hacerse paso. Se diría una luz celestial que invitaba a la limpieza del alma como el agua turbia se purifica depositándose los detritos en el fondo del recipiente.
    Ella, debido al cansancio, cayó más rápido en el sueño. El lo notó por su respiración acompasada, a veces sostenida rítmicamente con unos leves ronquidos, más bien gruñidos de gatita feliz.
    El la contemplaba con un sentimiento de felicidad infinito. No tardó mucho en caer también en los brazos de Morfeo, que bien pudiera llamarse Morfea......, si bien la palabra no existía. Quedó completamente dormido en brazos de ella.
    Cuando la luz del sol empezó a filtrarse por la ventana y los pajarillos, siempre alborotadores, a cantar, abrieron los ojos al mismo tiempo. ¿Estarían en el cielo?, se preguntaron al unísono. Tal era la sensación de placer que sentían después de haber dormido profundamente.
  • Buenos días, amor, dijo ella.
  • Buenos días, cielo, dijo él.
  • -¿Qué tal?
  • ¡De maravilla!
  • Hay que levantarse
  • Desgraciadamente sí.
  • ¿Queda tiempo para un beso?
  • Y para dos, pero no me excites que si no no tendremos tiempo para salir a pasear.
  • Bueno, el desayuno en la ducha.
  • ¡Hecho! Primero yo que quiero lavarme estos pelos de loca que tengo.....

    Beso largo,dulce, tierno que, a pesar de todo, levantó las pajarillas de la pasión y del deseo.
    DESAYUNO
    Lo quiero todo
    el cañón levantó
    a la caza del conejo
    el fusil salió
    Lo quiero todo
    todo se lo comió
    Cuando él entró en la ducha, a ella el agua le corría desde el punto más alto de la cabeza. Ya se enjuagaba después de lavarse el pelo.
    Entró con ella bajo la ducha. Se echó jabón para el cuerpo en la mano derecha y empezó a enjabonarla desde la base del cuello, por detrás de las orejas la friccionaba dulcemente. Un gemido se le escapó. Ya había terminado de enjuagarse el pelo. La mano derecha se escurría el cabello y con la izquierda lo buscaba a él. El se acercó a la parte izquierda de ella mientras con la mano derecha la friccionaba con el jabón.
    El también sentía que algo le subía desde las planta de los pies. Del cuello a la parte derecha del melocotón que parecía su culete la friccionaba con dulzura. El centro de la espalda era un reguero de agua cálida y de espuma mezclada con una sensación de sensualidad pocas veces conseguida. La espuma pasaba por el canalillo del melocotón. Ahí el metió la mano, limpiando. Una especie de rugido salía de la garganta de ella.
    El se pasó a la parte derecha. Esta vez no empezó en el cuello. La mano izquierda pasó al pecho y lo masajeaba con la espuma. Las caricias producían placenteros gruñidos de gatita. Le cogió la mano izquierda y se la llevó hacia la cintura y el bajo vientre. Un poco más y ya rozaba el pubis, mientras con la mano derecha la sujetaba con fuerza. Ella le acompaño la mano hasta que le rozó el clítoris. Como conocía su sensibilidad lo rozaba con la yema de los dedos. Ella sacudía la cabeza. Llevó su mano izquierda y lo agarró por su berenjena. Se agachó un poco y se abrió de piernas.
    -Entra, por favor. Hasta lo más hondo.
    Casi con la postura de un perrillo, le friccionaba la parte delantera, ella hacía como que huía lo que ayudaba a que el pene entrara hasta el fondo. .
    El se movía, ella tenía la mano derecha sobre la pared de la ducha, también lo hacía, pero con menos fuerza. Se ajustaron perfectamente y se iban intercambiando los ritmos. Ella puso las dos manos sobre la pared. Las manos de él se alzaron a los pechos, los pellizcaba levemente, especialmente las aureolas. Ella retrocedía y él entraba a su placer, sin dificultad ninguna.
    -Sigue, sigue, cariño, no te pares, eran palabras que con dificultad salían de la boca de ella. El jadeaba.
    - Que me corro, que me voy, que no aguanto más .
    Ella tiró de su cuerpo. Volvió a darle al chorro del agua que había cerrado con antelación . Le quitó la espuma a él, se despumó y se puso de rodillas frente a la picha inflamada. Se la introdujo dulcemente entre los labios hasta donde pudo. Una convulsión los recorrió. Ella quedó llena de otro tipo de espuma que le corría golosa por la fisura de los labios. El la levantó , la abrió de piernas y le introdujo la lengua hasta donde pudo.....
    Habían desayunado bajo la ducha, él conejo caliente y ella un vaso de leche de garañón cachondo.
    Se dieron el último roción de agua, se secaron el uno al otro, se vistieron y se prepararon para salir. 

lunes, 12 de junio de 2017

OPPEL Y EL ELEFANTE

OPPEL Y EL ELEFANTE

Nos habla un baquero

PRIMER DOMINGO


Con sólo escuchar el nombre de Oppel...; ¡Qué hombre! Tenía instaladas seis trilladoras de arroz que levantaban un ruido tremebundo.
Dieciseis labradores, las caras rojas como las ascuas del fuego, pisaban el pedal de las trilladoras y metían por un lado los montones de haces de arroz. El arroz salía hacia adelante y los limpios haces de paja los lanzaban hacia atrás volviendo a formar nuevos montículos de paja y arroz de donde salía flotando una especie de polvillo amarillo parecido al polvo del desierto.
Oppel, con su gran pipa de ambar en la boca, paseaba con toda parsimonia, con las manos enlazadas a la espalda, por aquel penumbroso lugar de trabajo, los ojos semicerrados y poniendo mucho cuidado en que no cayera la ceniza sobre la paja.
El recinto era bastante fuerte, del tamaño de una escuela y, sin embargo, por que será que se movía tanto, a pesar de haber seis trilladoras del nuevo tipo. A causa de eso, estando dentro, entraba mucha hambre. Aunque la verdad es que Oppel hacía que a todos les entrara la suficiente hambre como para que a veces se pudieran comer un tortillón calentito como la balleta del polvo y un bistec como la suela de un zapato.
De todas formas, el ruido era tremendo.
Entonces, nadie sabe cómo, pues... aparecio un elefante blanco. No, en absoluto era un elefante pintado. ¿Que por qué había aparecido por allí? Pues...., como era un elefante,lo mismo habia salido del bosque y, sin más, se había dirigido hacia allí.
Cuando el bicho asomó la cabeza con toda parsimonia por la puerta, los campesinos se quedaron helados. ¿Y por qué se sobresaltaron? ¡Vaya pregunta! Pues porque nunca se sabe lo que va a hacer un bicho así. Si le hubieran hecho caso, como nadie sabía lo que podia ocurrir, lo dejaron y cada uno se dedicó a su tarea con ahinco.
Sin embargo, en ese momento, desde detrás de la fila de máquinas, Oppel, con las manos en los bolsillos, miró ráuda y fijamente al elefante. Entonces, rápidamente, dirigiéndose abajo, como si no ocurriera nada, volvió a pasearse pausadamente.
Y entonces, el elefante puso una pata sobre el entarimado de la casa. Los campesinos se quedaron de piedra, pero como estaban muy ocupados y hubiera sido mucho peor hacerle caso, siguieron con su tarea de trilla.
Oppel, desde el claroscuro fondo de la casa, sacando las manos de los bolsillos, volvió a dirigir la mirada al elefante. A continuación se puso a andar de nuevo juntando las manos detrás de la base del cuello, dando a propósito un gran bostezo que parecía de autentico aburrimiento. Al tiempo, impetuoso, el elefante avanzó hacia el interior de la casa dando a entender que quería subir al entarimado.
Los campesinos se asustaron de verdad y esta vez tambien a Oppel le recorrió un escalofrio por la espalda, pero siguió con la pipa en la boca echando humo, fingiendo no hacerle caso mientras andaba a sus anchas de un lado a otro.
En esto, el elefante acabó por encaramarse en el entarimado y con toda la cara comenzó a andar delante de la maquinaria, pero como las máquinas iban a toda prisa, los cascabillos daban sobre la piel del descarado elefante como si de una tormenta de granizo se tratara.
El elefante parecía verdaderamente molesto con los golpes de las cascarillas. Entrecerró los ojos en una sonrisa que se podía descubrir observándolo bien. Oppel, decidido por fin, se plantó ante las maquinas para hablarle al elefante cuando éste le dijo con su preciosa voz de ruiseñor:
-¡Ah, esto es demasiado! El grano me da en los colmillos...
Exactamente, los cascabillos le daban en los colmillos lo mismo que en su inmaculada cara y cuello. Entonces, Oppel, poniendo toda la carne en el asador, pasándose la pipa a la mano derecha...,le dijo:
-¿Qué tal? ¿Te parese interesante todo esto?
-Sí es muy interesante, respondió el elefante con una sonrisa mientras ponia el cuerpo de medio lado.
- ¿Qué te parece si te quedaras aquí para siempre?
Los labradores, sorprendidos, suspendido el aliento, se quedaron mirando al elefante. Oppel, después de decir aquello se echó levemente a temblar. Sin embargo el elefante respondió con toda tranquilidad:
- Me parece muy bien... Me gustaría.
- ¿Sí? Entonces decidido ¿Cómo no?, añadió Oppel con su cara estrujada como el papel en una sonrisa que desbordaba alegría.
¿Qué te parece? Asi fue como Oppel convirtió al elefante en su fortuna. Y ahora míralo, ¿qué hacer? ¿ponerlo a trabajar o venderlo al circo? Hiciera lo que hiciera sus buenos dineros iba a conseguir con el.


SEGUNDO DOMINGO

iQué tipo este Oppel! Pero tampoco se quedaba atras el elefante que consiguió meter en la casa del descascarillado del arroz. Un bicho con más de veinte caballos de potencia. Primero, completamente blanco y con un marfil precioso en sus colmillos.
La piel, en su conjunto, muy fuerte y hermosa, y además un buen trabajador. Y sí añadimos lo que ganaba. En verdad que el dueño era un tipo impresionante.
- ¡0ye! ¿No necesitas un reloj?, se dirigió Oppel al elefante acercándose, pipa en mano, a la puerta de la casita de éste, mientras le observaba.
-Yo no necesito reloj, respondió el elefante con una sonrisa.
-Póntelo, es muy bueno,le iba diciendo mientras le colgaba al cuello un gran reloj de hoja de lata.
- Esta bien esto ¿verdad?, fue la respuesta del elefante.
- También necesitarás una cadena , no había terminado de decirle Oppel cuando ya había enganchado una de cien kilómetros a la rama que tenia delante.
-¡Qué buena esta cadena!, dijo el elefante dando unos pasos.
- ¿Y si te pusieras unas botas?
- Yo no me pongo eso.
- Anda, anda, póntelas. Es algo extraordinario, miraba Oppel a la cara del elefante intentando comprender lo que verdaderamente sentía, mientras por detras le colocaba unas grandes botas de cartón piedra.
- iQué bueno!, volvió a responder el elefante.
- Habrá que colocarle un adorno, decía Oppel mientras a toda prisa le colocaba por encima de las botas un contrapeso de cuatrocientos kilómetros.
-¡Maravilloso!, volvía a repetir el elefante dando unos pasos muy feliz.
Al día siguiente, tanto el reloj de hojalata como las miserables botas de cartón piedra se habían hecho añicos, quedando el elefante amarrado y andando tan contento tan sólo con su cadena y el contrapeso.
- Disculpa, pero los impuestos están muy elevados. Hoy haz el favor de acarrear un poco de agua del rio. Le dijo Oppel al elefante mientras le dirigia una mirada, las manos cruzadas a la espalda.
- Claro, traeré el agua, toda la que haga falta.
El elefante, sonriente, muy contento, pasado el mediodía había dado cincuenta viajes habiendo regado con ellos el huerto.
A la caida de la tarde, en su casilla, comiéndose unos diez haces de paja de arroz, levantaba la vista hacia el cuarto creciente.
- Ah, qué alegría esto de ganarse el sustento. Qué regocijo, pensaba el elefante.
Al día siguiente, Oppel, con un sombrero rojo, adornado con una borla, se dirigió al elefante,las manos escondidas en los bolsillos.
- Discúlpame, pero los impuestos vuelven a subir. Trae una poca de leña del bosque, por favor.
- Por supuesto, enseguida la traigo. Hoy hace un día estupendo y me gusta recorrer el bosque, respondió el elefante con una sonrisa.
Oppel se asustó un poco y estuvo a punto de caérsele la pipa de las manos, pero el elefante echó a andar enseguida alegremente por lo que se tranquilizó, se ajustó la pipa, carraspeó y se dirigió hacia donde se encontraban trabajando el resto de los campesinos.
Un poco después de mediodía ya había traido el animal, muy contento, más de novecientos haces de leña.
A primera noche, en su casita, el elefante miraba hacia la Luna mientras se comía ocho brazadas de paja.
- Ah, hoy también he trabajado mucho ¡Santa Maria!, murmuraba el animal.
Al dia siguiente:
- Perdona, los impuestos se han quintuplicado ¿Por qué no vas a la herrería a soplarle al fuego?
- Si, claro. Haciéndolo con fuerza puedo hacer volar una piedra sólo con mi respiracion.
Oppel se asustó pero se sonrió y se tranquilizó enseguida. El elefante se dirigió hacia la fragua y doblando las patas estuvo soplando el fuego mediodía en lugar del fuelle.
Esa noche, mientras se comía siete brazadas de paja, mirabala Luna en su quinto dia y comentaba:
- Ah, que cansado estoy, pero contento ¡Santa Maria!
¿Qué te parece? Y al dia siguiente, desde por la mañana, tenía que volver a trabajar. Ese día sólo se comió cinco haces de paja. iTanta fuerza con tan poca comida! ¡Parece increible!
La verdad es que el elefante era muy económico, y ello era así porque Oppel era un tipo muy inteligente... Oppel, en verdad,un gran tipo.


QUINTO DOMINGO

Oppel, eh, es lo que iba a decir, desapareció... Vamos, tranquilizate y escucha. Oppel se pasó con el elefante del que te hablaba. Como su trato era cada vez más horrible, el elefante terminó por no sonreir. A veces, poniendo ojos de dragón rojo, lo miraba fijamente, de arriba hasta abajo.
Un día, al tiempo que se comía las tres brazadas de paja que le habían dado, miraba a la Luna murmurando:
- iQué dolor! iSanta María!
Oppel, que lo oyó, empezó a tratarlo cada vez peor. Una noche, en su cuchitril, se cayó, sentándose en el suelo y mirando a la Luna, dijo:
- Ya... Adiós... iSanta María!
La Luna le pregunto delicadamente:
- ¿Eh? ¿Cómo? ¿Adiós?
- Si, adiós, ¡Santa María!
- ¿Qué tonterías dices? ¿Le has escrito por un casual a tus compañeros? , le preguntó la Luna con una sonrisa.
- No tengo papel ni pincel para escribir, respondio el elefante con una voz muy delgada y de inigualable belleza mientras las lágrimas empezaban a resbalarle por el rostro.
- Mira, esto ¿verdad? , dijo justo delante de él la voz de un niñito bellísimo.
El elefante levantó la cabeza y vio ante sí un niñito vestido de rojo que le daba papel y pluma. El elefante escribio rápidamente:

"ESTOY EN UNA SITUACION TERRIBLEMENTE MALA. VENGAN A AYUDARME TODOS"

El niñito cogió la carta y echó a andar hacia el bosque. Llegó a la montaña justo a la hora de la comida. En ese momento los elefantes de la montaña se encontraban reunidos a la sombra de un árbol sala, jugando al juego del GO y juntando sus frentes leyeron lo siguiente:

"ESTOY EN UNA SITUACION TERRIBLEMENTE MALA. VENGAN A
AYUDARME TODOS"

Los elefantes se levantaron en un suspiro, ennegrecieron de rabia y empezaron a gritar.
- iCastiguemos a Oppel! , gritó el jefe de la asamblea, a lo que los demás corearon :
-¡Vamos!
Lo mismo que una tormenta salieron del bosque y sin dejar de emitir sus característicos gruñidos, se dirigieron hacia la sabana. Parecía que se hubieran vuelto locos. Los árboles pequeños, los arbustos, todo lo que encontraban en su camino lo destruían con sus tremendas zarpas.
Lo mismo que los fuegos artificiales,asi se dispersaron los elefantes por el prado. Corrieron y corrieron hasta los difusos confines de la verde pradera, donde se encontraba la mansion de Oppel. Cuando encontraron su tejado amarillo los elefantes estallaron en un gruñido ensordecedor.
En ese mismo instante, Oppel, como era la una y media, se encontraba en plena siesta, soñando con los pajaritos.
El ruido era tan tremendo que los trabajadores de la casa salieron a la puerta y haciéndose sombra con la mano miraron a lo lejos. Parecía un bosque de paquidermos en movimiento lo que se movia más rápido que el tren. Perdido el color empezaron a gritar al dueño con todas sus fuerzas.
-¡Señor, señor! ¡Que vienen los elefantes! ¡Que vienen los elefantes!
Pero Oppel era verdaderamente inteligente. Fue abrir los ojos y entenderlo todo en un periquete.
- ¡Eh! ¿Está el elefante? ¿Está? ¿Si? Bien, ciérrenle la puerta. Rápido, ciérrensela. Rápido, traigan una tranca. Métete ahí, imbécil , ¿que haces a estas alturas intentando escapar? Aten ahí la tranca. ¿Qué crees, que te vas a escapar? Te estoy quitando la fuerza a propósito. Con eso será suficiente. Bien, traigan otros cinco o seis troncos. Les digo que no se preocupen.A ver, todo el mundo a las puertas. Cierren las puertas. Coloquen los cerrojos, atranquen, atranquen. Tranquilos, no se hundan.
Oppel había terminado ya los preparativos, y con una hermosa voz que se diría la de una tompeta, animaba a los trabajadores. Sin embargo estos no parecían tener ningún ánimo. Sin ganas ninguna de verse mezclados en los problemas de este hombre, todos amarraron sus anteriormente blancos y ahora sucios pañuelos y toallas al brazo en señal de derrota.
Oppel puso toda su energía en el trabajo recorriendo el recinto de un lado a otro. El perro de Oppel también se sintió lleno de energía, levantándose y ladrando lo mismo que si le hubieran metido fuego al rabo.
Al poco la tierra empezo a temblar y todo se volvió oscuro,rodeando el recinto los elefantes. Del estrepitoso y terrible ruido del grito de los elefantes se escuchó salir una dulce voz que decía:
- Tranquilízate que enseguida te sacamos.
- Gracias, que contento estoy. Gracias por venir tan pronto,dijo desde el interior de la caseta una voz.
En esto los elefantes, alrededor del recinto dieron un tremendo grito al tiempo que echaban a correr alrededor de la empalizada. Finalmente, desde dentro se empezó a ver la enfurecida trompa del elefante.
La empalizada era de cemento y, al tener mezclado hierro, incluso para los elefantes era difícil de romper. Dentro sólo se oia la voz de Oppel gritando. Los campesinos, cegados, lo unico que hacían era dar vueltas.Al poco, algunos elefantes se pusieron en escalera y ayudaron a los otros a saltar el muro. A toda velocidad iban asomando el rostro. Al ver la grisacea y arrugada cara de los paquidermos al perro de Oppel le dio un sincope. Oppel comenzó a disparar. A cada disparo contestaba un rugido de los elefantes.Sin embargo las balas no se incrustaban en la piel y si daban en los colmillos rebotaban.
-¡Qué molesto es este tipo! No hace mas que dar en la cara,dijo un elefante.
Oppel, mientras intentaba recordar donde habia escuchado aquella frase, volvió a llenar el cargador. Al poco los elefantes empezaron a saltar al interior de la mansion. De golpe, hasta cinco elefantes cayeron al interior. Oppel terminó espachurrado, pero no soltó la pistola. La puerta se abrió y los elefantes empezaron a entrar.
- ¿Dónde esta la celda?, decían mientras empujaban la caseta.
Los troncos se rompieron como si fueran cerillas y al poco salio el elefante blanco bastante enflaquecido.
- ¡Qué bien, pero qué flaco! , le decían mientras en silencio se le acercaban y le soltaban la cadena y el contrapeso.
- Gracias, de verdad, gracias por vuestra ayuda, dijo el elefante blanco con una sonrisa de tristeza.
- ¡Ah! ¡Tú,no te metas en el rio!


viernes, 2 de junio de 2017

CHIRI MO TSUMOREBA YAMA TO NARU (Muchos granos de arena forman una montaña)

CHIRI MO TSUMOREBA YAMA TO NARU
(Muchos granos de arena forman una montaña)

Muchas pueden ser las formas de acercarse a una cultura, incluso a la propia, que no sólo a la ajena, y una de ellas es, sin du da.estudiar o analizar los refranes de un pueblo.
Cuando hacemos un alto en el camino y pensamos un poco vemos que un proverbio o un refrán se convierte en el eco de una experiencia, la síntesis de un devenir multisecular de un individuo, de pequeños grupos o de naciones multimillonariamente pobladas.
Pensando en el proverbio que hoy me toca comentar encuentro un mundo semántico amplio por lo que deduzco que de él se pueden sacar relaciones con temas que aparentemente no tienen nada que ver. Por ejemplo, para que el polvo acumulado forme un monte ya se necesitan vientos y años, tiempo, quizás millones de años a veces.
En definitiva, para hacer algo nos es necesaria mucha paciencia y que cada cual, si nos ponemos en el plano de la colectividad, aporte su grano de arena. Es decir, si un país, familia o grupo social quiere triunfar en algún quehacer humano ha de unir sus fuerzas en esa tarea y con paciencia y una caña se llegará a la meta señalada.
Por este camino podríamos añadir aquello de que Roma no se fundo en
un dia, ni Zamora se tomó en una hora.Cada uno en su sitio aportando su labor diaria puede llegar en su momento a dar grandes resultados porque el que esperar puede alcanza lo que quiere. Sin meternos en valoraciones economico politico ideológicas qué es si no eso lo que ha hecho Japón tras el gran desastre de la Segunda Guerra Mundial.
Ahora bien, sí no deja de ser cierto que el mar comienza con una gota
tampoco deja de serlo que también se agota, o agosta, gota a gota. Esdecir, el humano tiene la tendencia a despreciar por poco importante la poca cantidad, lo de poco valor, cuando se ha montado en el tren de la abundancia y, sin darse cuenta, o dándose, pero su orgullo no Ie permite cambiar, comienza a relajarse y hacer gastos que van más allá de sus posibilidades, terminando por agotar, a base de muchos
"Un dia es un dia" lo que antes él o bien otros consiguieron, y es que DO SE SACA Y NO SE PON, PRONTO SE LE VE EL HONDON que dicen en
Castilla. Muchos granos de arena, mucho barro acumulado, con el tiempo, llegan a formar montes que, con el paso de los siglos y el trasiego de los hombres acaban convirtiéndose en un desolado y triste terreno llano: JINSEKI SHIGEKEREBA YAMA MO KUBOMU. En una palabra, que si el poco gasto de uno no supone mucho, los muchos pocos de gran cantidad de individuos, sin aportación de ninguna clase, a la larga,pueden suponer un montante cuantioso. Analícense si no esos grandes despilfarros, me remito a la Historia, hispanos en tiempos en que España se creyó dueña del mundo. ¿Qué perdió a España sino el gasto suntuario creyendo que el tesoro americano iba a ser inagotable? ¿Y qué va a perdernos, pobres humanos, sino ese derroche ecológico que estamos haciendo sistematicamente de nuestro planeta sin posibilidades de renovacion, derroche que, en realidad no aprovecha más que a unos pocos mientras los demás se mueren de hambre? Mucho tenemos ahora, ¿qué nos quedará para mañana? DIAS DE MUCHO, VISPERA DE NADA, dice el dicho.
Como pueden comprobar este refrán se desparrama en sus campos semanticos cual si de aceite se tratara.
Cuando escribo estas líneas escucho por alguna parte el agradable canto de un grillo y me acuerdo de la famosa fabula esópica de la cigarra y la hormiga. Evidentemente, ese granito que aportabala hormiga no era nada o casi nada, pero todo el verano trabajando daba como resultado llegar al invierno con la despensa llena y la juguetona y perezosa cigarra se moría de hambre por haber tirado,desperdiciado su tiempo en fiestas y cantos veraniegos.
Ciertamente, UN GRANO NO HACE GRANERO, PERO AYUDA AL COMPANERO, y una gota de agua no es nada,pero muchas gotas forman un rio y este va al mar y nos duchamos con muchas gotas de agua... En definitiva MUCHOS POCOS HACEN UN MUCHO.
También, como tantas otras personas, me dedico a la enseñanza y cultivo de lo hispánico en la medida que se y puedo y retomando nuestro proverbio me he dado cuenta que AMADARE ISHI 0 UGATSU, o sea que CONTINUA GOTERA HORADA LA PIEDRA. (Según he oido en antiguos tiempos una forma de tortura consistía en hacer caer sobre la cabeza del reo una continua gota de agua) Evidentemente estudiar un idioma foráneo es una empresa árdua y difícil, pero , si como la gota, persistimos y persistimos, algun día lograremos horadar los secretos internos de ese idioma.
Es necesario, y volvemos al principio, perseverancia, paciencia, tiempo y concentración de energías en uno o dos puntos, y asi, al final, lo lograremos.
Mucho me temo que este sea un refrán, como tantos otros, que en este tiempo nuestro de velocidad y prisas y de querer abarcar y hacer mucho no tenga mucha efectividad. Hemos perdido la paciencia,el tiempo nos apremia, tenemos que abarcar mucho, lo que da un conocimiento en superficialidad, no en profundidad, de las cosas:
EL QUE MUCHO ABARCA POCO APRIETA. Sin pretensiones críticas, pero que sí creo necesario reseñar, es la comprobación del fenómeno que se daentre los estudiantes de idiomas. Se ha perdido la paciencia y muchas personas terminan pensando que conocer una lengua es un pasaje rapido por la superficie y por la forma, que conocer otra cultura,otro pais, es ver una pelicula o un viaje de diez días y san se acabo, para terminar realmente corriendo como las liebres pero perdiendo al final en su lucha contra la tortuga.
La cultura tradicional de Japón se diversifica en muchos DO o CAMINOS por los que la persona que los cogía se hacía mayor, crecia internamente, sin objetivo especifico concreto, dígase Judo, Sado, Kado, Kendo etc... El objetivo ganar está destruyendo esta cultura.Y hablamos de Japón porque estamos y escribimos aquí, pero creo que la opinión se puede hacer extensible a otros lugares de nuestro planeta.
ESCALON A ESCALON SE SUBE LA ESCALERA, PIEDRA SOBRE PIEDRA
A LAS NUBES LLEGA, decían los antiguos. Nosotros, con nuestra prisa hemos inventado el ascensor para llegar antes a la sexta planta o el cohete para ir a las nubes o más allá. La cuestion es saber si eso nos hará adultos y mas felices.
Y ya resumiendo, que el espacio apremia, un refrán que me dice que el tiempo, la paciencia, el no despreciar lo de poco valor,la concentración de energía, la ayuda mutua, el no dormirse en la holganza en definitiva, son elementos imprescindibles para conseguir un objetivo. El problema sería saber si el objetivo merece o no la pena....