martes, 22 de marzo de 2016

LA GRAN COSECHA

Andrés salió del baño. Tras un día de tensión , producida por la recogida de calabazas en ese prado insufrible llamado escuela, tenía derecho a relajarse.
        Megumi le había preparado la cena, ella se había bañado primero, ahora seguía con la recolección de pimientos.Trabajo a escondidas que los creadores de bestiecitas indomables no veían. En un momento de supuesto placer habían criado una manada de palomitas blancas, muchas veces no de tan albo corazón, que sólo funcionaban en nombre del derecho a obtener el mejor producto porque habían pagado. Cargaban la domesticación de sus retoños a las espaldas de los educadores.
        No era siquiera educación, era domesticación, pero ellos no lo sabían, con pagar se deshacían de la responsabilidad que en realidad les correspondía.
A.-Maldita sea, ni después del baño. Siguen los pensamientos negros. ¡Fuera, fuera, fuera! ¡Vade retro! Veamos como anda mi cielín. Es demasiado seria, como yo. Jojojojo...., y se mata por recoger frutos de ese campo de calabazas que tiene por alumnos. Lo mismo no es así, pero... por si acaso, jujujuju....¡Qué malo!
        Se dirigió a la habitación de trabajo. Preparada ya con el pijama y una bata para abrigarla, era tarde, estaba sentada pero con la cabeza inclinada sobre los papeles. Estaba dormida. Tal era el cansancio que llevaba encima. A la derecha un montón de papeles con puntuaciones que dejaban bastante que desear. Los temas de pensamiento parecían no ser el fuerte de las criaturas. Unas veces por falta de razonamiento, otras veces por falta y capacidad de expresión. Eran rápidos en buscar temas, en mover los dedos en las máquinas de las nuevas tecnologías, pero la mayoría de las ocasiones imposibles, negados para el armazón de ideas.
        Aquí se luchaba entre dos extremos: la sensibilidad no necesita explicación, el excesivo razonamiento no sirve. En la lucha entre el pensamiento oriental y el occidental surgía una cuestión: ¿cuál es la función del maestro? Se le pedía valorar a las criaturas pero se le negaba el valor de esa valoración.
        El pensaba, y ella parecía también inclinada a ello, si no sirve la valoración, hagamos una educación sin exámenes, sin los dolores de cabeza del maestro sufriendo por ser justo ante la injusticia, ante la ignorancia social.
        Muchas veces coincidieron en que al maestro habría que pagarle el doble, la mitad del sueldo para la vida normal, la otra mitad para el mantenimiento de la salud. Pero eso no se veía, como no se veían otras cosas que corren por debajo, que aparentemente no dejan huella, pero que matan más que el asesinato: la palabra.
        El tampoco podía admitir la violencia de la fuerza, la violencia que deja huellas en el rostro, pero ¿qué pasaba con la violencia de la palabra, que era un cuchillo clavado en el corazón de todo aquel, de toda aquella que la sufría?
        Todo eso formaba parte de su vida diaria. No era siempre el cansancio físico del obrero que arregla las carreteras, pero sí era el cansancio mental del que no descansa su corazón aunque esté diez, doce horas en la cama.
        Se acercó a ella, la besó en el cuello suavemente, dulcemente. Sabía que reaccionaría, como así fue.
M.- ¿Eh? ¡Oh, no! Me he quedado dormida.
A.- Sí, cielo. Déjalo ya. Es hora de descansar.
M.- Pero...
A.- Pero, ¿qué? Si tú caes enferma será mucho peor que si los resultados se retrasan unas horas o un día
M.- Eso sí...
A.- Veamos, ¿para cuando tienen que estar?
M.- Ah, qué sueño... Para mañana por la tarde.
A.- ¿A qué hora debes estar en la escuela?
M.- A las 12.
A.- Tenemos 8 horas para dormir. Nos levantamos a las 8. Bueno, tú. Yo me levanto a las 7. A las 7.30 te levantas tú, si es posible. Te duchas, te vistes, te reguapeas para elevar la moral. A las 8.15 como muy tarde a la media te pones a corregir, hasta las 11.30.
M.- Pero el desayuno y meter las notas al ordenador...
A.- Yo te preparo un desayuno reconfortante y mientras sigues corrigiendo yo las voy poniendo, como he hecho otras veces.
M.- Pero....
A.- ¿Qué? Yo ya he terminado, entro en periodo de descanso. Eso lo puedo hacer. Habrá momentos en que será al revés. No más.
M.- ¡Ay, mi amor!
A.-¿Vale?
M.- ¡Vale!
        La levantó y ella pasó su brazo por el cuello de él. Podía andar sin problemas, pero le gustaba mostrarse melosa y desvalida. Era una de las formas de mostrarse cariño. Unas veces era ella, otras veces era él.
        La habitación estaba caliente. Se despojó de lo innecesario y quedó sólo con el pijama.
M.- Corderita, boca abajo.
        Obediente como niña buena, así lo hizo. La cabeza sobre la almohada, dejando espacio para la respiración. El fue hacia la planta de los pies. Los dedos entraban en los nervios de la planta de los pies. Primero los dedos, después un poco más arriba. A veces se tensaba ella para volver a destensarse. Fue subiendo por las pantorrillas. Duras como piedras sostenedoras de grandes bloques de pisos,las iba aflojando. Ella a veces gemía, a veces soltaba un suspiro de gusto.
        Miró hacia su rostro y cada vez iba más distendido. Separó las piernas y en la parte interna de los muslos le aplicaba las palmas de las manos. Repetía una y otra vez con las palma de las manos apretando los muslos. Un resoplo entre placer y suspiro se le escapó de entre los labios. Las manos se le posaron sobre el trasero, a un lado y a otro había puntos que bien tocados dolían. En efecto, dio un repingo pero al mismo tiempo sintió que la parte baja de la cintura se relajaba totalmente.
        Murmuraba algo pero no eran maldiciones, más bien suspiro de gusto, de placer.
        El siguió de nuevo con la palma de las manos unas veces y otras con los dedos pulgares apretando en la cintura. Algún que otro crujido se oyó. Los huesos volvían a su sitio, de cintura para arriba el cuerpo se distendía.
        La operación con las palmas de las manos siguó hasta llegar al cuello. A media altura, en la intersección en que los músculos de los homóplatos, la columna de la parte de arriba y de abajo se juntaban, metió los dedos pulgares.
        Un ah en profundidad salió de su boca, pero todo el cuerpo quedó como queda después de llegar al éxtasis, se distiende poco a poco. El cuerpo lo sentía como vacío, como si hubiera desaparecido una tensión de meses, tal vez de años.
        Le puso la cabeza, la frente, en la almohada, con la nariz en el vacío que quedaba para poder respirar. Pasó al cuello. Fricciones, dedos, distensiones entre la parte superior de la columna y los hombros la dejaron como muñeco sin fuerza.
M.- Ah, qué gusto..... ¡Qué bien voy a dormir!
        Lo atrajo hacia sí, lo besó en profundidad y durante el beso se quedó dormida. Hasta ese punto el cansancio había hecho mella en ella.
        El también se tumbó a su lado. La besó en la frente . Las bocas quedaban tan cerca que se intercambiaban el aliento, aliento que fue llenando, calentando la habitación. El aliento que llenaba la habitación se fue hacia una ventana y se escapó por una leve rendija del marco, elevándose hacia la noche , polvo de estrellas. Se estrellaban uno contra otro, se hacían ovillos, iluminaban la noche. A veces los resoplidos del viento, a veces el resplandor de las estrellas. El firmamento quedó iluminado por completo. La noche se hizo cálida. Los contrarios se buscaban dando paso a una constelación de nueva vida. Despertaron, eran las 7 en punto.
M.- Ah, tengo que levantarme.
A.- Criatura olvidadiza. ¿Ya no recuerdas en lo que quedamos?
M.- ¿Eh? Sólo siento un enorme calor interno, un descanso absoluto.... He soñado con....
A.- Con el polvo de las estrellas.
M.- ¿Tú también?
A.- También.... con ese entrechocar de nubes,de neblina...
M.- Ahora entiendo.
A.- Oye, que yo no te he tocado.
M.- Pues esa es la sensación.
A.- Es que estabas muy cansada.
M.- No importa, lo bueno es que ha sido un viaje espacial muy relajante....
        Rieron, en un lenguaje a medias, aunque nadie los contemplaba, sabían de qué hablaban,..
M.- Bueno....
A.- Bueno, no. Media hora más en la cama mientras yo preparo. Y nada de peros.
M.- Grasias, sielo.
A.- De nada , Reina ...... muaaaaaaa
        Mientras ella se regodeaba un tiempo más en la cama, él se levantó, preparó un desayuno de los que solían disfrutar y a la mitad:
A.   Vamos arriba..
        Niña obediente, se levantó, se duchó, se relajó. Volvió la habitación y se preparó para el nuevo día. Mientras tanto él llevó el desayuno al comedor
M.- ¡Guau!
        Desayuno equilibrado para el cerebro y el cuerpo. Comieron y se comieron en amor y compaña, bebieron y se bebieron uno de la boca del otro....Terminaron con un buen café.
M.- ¡Qué rico!
A.- ¿Yo?
M.- ¡No, el café! Jajajajajaja
A.- Ufffff, como castigo a trabajar. Mua.
        Ella fue al despacho, siguió con el martirio de las correcciones mientras él pasó a la cocina, limpió tazas y platos y todo lo que había por medio. Al final preparó un bocadillo ligero para que tomara en tiempo de descanso en la escuela. Hasta la hora de la comida todavía quedaban muchas horas. Le sería necesario, aparte de añadir un plátano energizante.
        Sobre las 10 entró en la habitación. Sin necesidad de muchas explicaciones empezó a meter datos en el ordenador. Aunque había bastantes , era más rápido que la lectura. Cuando ella llegó al último ejercicio por corregir, él llegó al último corregido
        Unos minutos y un beso de ternura, amor y agradecimiento selló el trabajo mañanero. Eran justo las 11.15. Ella terminó de preparar las cosas para llevar, los documentos, libros y demás bártulos.
        Cuando terminó le esperaba un café solo con nata y una rociada de chocolate sobre la nata. Se relamía de gusto. Se sentaron y estuvieron hablando de cosas sin especial importancia. No era bueno cargar demasiado la cabeza antes de trabajar. Llegada la hora la acompañó al ascensor. Se despidieron con un beso de miel, como decía él, con un bemiel.
A.-Cuando vuelvas ARROZ.COM
M.-¿Qué?
A.- Sí, Arroz.com, no sé qué será, pero com algo.
M.- Ohhhhh, bueno, hasta luego.
        Llegó al lugar de trabajo. Los compañeros, los alumnos, la miraban sorprendidos. Sabían que había trabajado mucho, pero estaba fresca como una rosa. ¿Qué era aquello? La gran cosecha de la vida.



Para todos aquellos maestros y maestras que sufren
de estrés en su labor educativa
y la sociedad no se lo reconoce. 

sábado, 12 de marzo de 2016

LA PESADILLA

El mes de marzo, en cuanto al clima, al tiempo, se refiere, viene de pesadilla. Lo mismo un día llega a dieciocho grados que al día siguiente la temperatura baja a seis. No hay cuerpo que aguante firmemente esta situación.
         Pero hoy, día trece y domingo, parece haberse levantado con cara de buenos amigos. Un cielo resplandeciente y una temperatura ideal. Puede llegar a quince o dieciseis grados.
         Los ciruelos ya están abiertos y los cerezos se van preparando para su explosión de colorido en las próximas semanas.

    










        El tren hoy, los anuncios en los letreros del tren, indican la hora exacta a la que llegará. Salvo que, como dice el cartel anunciador, también se retrase por algún motivo. Y el de hoy es la estela que ha dejado el terremoto que se produjo hace dos días al noreste del país.











        A pesar de todo, en la capital, las cosas funcionan. Pero hoy domingo, a esta hora de la mañana, hay muy poca gente en los andenes. Es domingo, podría pensar alguien que viniera de otros lares. Seguramente no es la razón el día de la semana. Ha habido domingos a estas horas en que los trenes iban de bote en bote. La razón habrá que buscarla, sin miedo a errar demasiado, en lo que ocurrió hace un par de días. El gran terremoto del noreste. 8.9 en la escala más universal y el mayor de la historia de los terremotos conocidos en este país desde que se lleva la cuenta.
         Ayer sábado, a la misma hora y antes,debido a la búsqueda de posibles problemas en las vías, y al intento de poner lo más pronto posible en orden el horario adecuado a los ordenadores, los trenes por la mañana iban para morirse de un infarto cerebral. Una auténtica pesadilla.
         El viernes día once, a las 2.45 de la tarde, abro el ordenador para ver si había llegado algún correo electrónico. Sí, había llegado de un familiar. No dio tiempo a abrirlo. De pronto la casa empezó a temblar, pero no era un temblor normal. En el tiempo que llevo viviendo aquí nunca he sentido algo tan fuerte.
         Permítanme transcribir el texto de un correo electrónico que mandé a solicitud de un familiar a un periódico de mi ciudad de nacimiento.

         Me llamo A.D.L., soy de Córdoba y llevo 29 años en Japón. Llegué en el año 1982. Desde entonces doy clases de español en un centro llamado T.B.C. y en varias universidades.
         Cuando llegué a Japón tenía muy poca experiencia de terremotos. Aunque en España hay bastantes terremotos, en general las personas no los sienten. Por eso, cuando sentía un terremoto saltaba como un gato asustado. Nunca mejor dicho. Pero con el tiempo las personas se acostumbran a todo y aunque hay terremotos contínuamente, en estos 29 años es el terremoto de mayor magnitud que he sentido.
         El terremoto ha tenido lugar en el noreste de Japón, en una zona llamada Tohoku ( H aspirada). Yo vivo en Tokyo, en la ciudad de Kokubunji, a unos 300 o más kilómetros del epicentro. Cuando se produce un terremoto tan lejano, normalmente se siente como algo débil, pero en el terremoto de hoy, ¿cómo explicarlo? Hace muchos años pasé de Algeciras a Ceuta en barco. El mar estaba un poco picado y cuando bajé del barco estaba para echar los hígados. Pues algo parecido. Desde el estómago me subía una sensación muy desagradable con la terrible impresión de estar borracho. La casa se movía hacia los lados y de arriba hacia abajo. ¿A qué acudir? Las estanterías, llenas de libros, se movían hacia los lados, la lámpara bailando a lo loco, las cosas sobre el televisor, espejo, reloj, a punto de caerse. Dos, tres minutos, no sé cuánto tiempo, pero ha sido el terremoto más largo que he sentido en el tiempo que llevo aquí.
         Afortunadamente nada se entrelló contra el suelo y al menos mi casa no sufrió ningún desperfecto. A la media hora volvió a repetirse. El mismo movimiento, un poco más débil, pero en la misma línea. Desde las 3.15 hasta las 11.40 de la noche, hora en que escribo, se han repetido contínuamente las réplicas. Afortunadamente en Tokyo no se han sentido las réplicas tanto como en la zona del epicentro.
         Consecuencias: No he podido ir a trabajar porque el tren estaba parado. Ir a más de una hora de distancia en estas circunstancias no es moco de pavo. Tren, metro parado..... A las 7 de la tarde, aproximadamente, los responsables determinaron que no se moverían los trenes hasta el día siguiente, día 12, siempre que las vías etc. no hayan sufrido desperfectos. Como resultado miles y miles, y yo diría millones de tokyotas, no podrán volver a casa a pasar la noche. Las autoridades han dado la orden de abrir las escuelas públicas para que la pase la noche al abrigo del frío. Hay cinco grados de temperatura. Otros intentan volver en coche, pero será imposible.
         En la provincia cercana,Chiba,un incendio de un combinato petrolífero, en el norte en un pueblo parece que la ciudad está ardiendo toda. Si no resultara humor negro se diría que es un espectáculo bellísimo. Hay miles y miles de casas en todo el país que pasarán la noche sin luz y sin gas.
         Durante el día, el tsunami que se ha visto en televisión en directo ha sido horrible. El agua, en el lugar del epicentro ha llegado a siete kilómetros de la costa arrastrando coches, casas, campos.... Se acaba de encontrar un pueblo completamente arrastrado del que se sospecha que hay un lugar con 200-300 personas muertas. Hasta el momento actual los fallecidos contados oficialmente están alrededor de 100, pero cuando todo se sepa pasarán de miles....
         Quien recuerde el terremoto de Sumatra podrá hacerse una idea más o menos correcta de lo que pasa. Seguramente las imágenes aparecerán en televisión y en internet. Dantescas. 
Kokubunji, 11 de marzo.
A.D.L.

 









                                                                                     



         Este es el texto del correo electrónico mandado al periódico. Por la noche, a la una de la mañana del día 12, hubo una llamada telefónica, preguntas sobre la situación, sobre lo que podría ocurrir al día siguiente.
         Al día siguiente, al menos en la capital, todo seguiría como si no hubiera ocurrido nada, pero la procesión seguro que iría por dentro.
         Cuando volví a abrir el correo electrónico, desde España habían llegado varios emilios preguntando que cómo andaba. No podían creer lo que estaban viendo. Lógico, nunca se ha vivido de cerca y la preocupación por el familiar o el amigo, es de lo más natural. No conocer las distancias entre el lugar de los acontecimientos y el lugar en donde se vive hace subir la tensión.
         Procuré, espero haberlo conseguido, tranquilizarlos. Otros amigos  al día siguiente, algunos llevaba años sin contactar con ellos, preguntaron por la salud y demás circunstancias...... Gracias muchachos.
         Entre los correos uno preguntaba si podía responder a las preguntas del periódico. Viendo otros diarios en internet, ya se había producido la misma situación. Después supe que mucha gente había preguntado por mí a la familia. Una manera de intentar tranquilizarlos era decir unas palabras en la prensa.
         El texto del correo electrónico se queda corto. Los periódicos vistos en internet, creo que con bastante ecuanimidad, cuentan los acontecimientos que se están produciendo. Escenas de un tsunami que se traga campos, ciudades, coches, todo el fruto de una vida en unos pocos minutos no es una pera en dulce. El tsunami de Sumatra lo vi en “diferido”, al día siguiente de ocurrir, pero esta vez, a los pocos minutos de ocurrir el terremoto ya estaba sentado ante el televisor. Todo era una retransmisión en directo.
         Ver un coche que, seguramente, no se había dado cuenta, se iba a meter de cabeza en el tsunami me hizo gritar al televisor, como si el conductor pudiera escucharme: ¡Imbécil, vete para atrás! ¿Qué estás haciendo? .... Después, cuando uno se da cuenta, una risa histérica brotó incontenible de los labios.
¿Cuántas veces llamé por teléfono al centro de trabajo, al jefe? Ni Dios lo sabe. Llamé a España desde una cabina telefónica. Ni mus.... Sólo pu,pu,pu...
Imposible ir a trabajar. Nadie dirá nada, y hablando se entiende la gente. Al cabo de varias horas logré contactar con la familia. Internet había funcionado. Todos estaban tranquilos, aunque no podían creer lo que estaban viendo. Pues sí, eso, y mucho más, porque a pesar de todo las imágenes no pueden decirlo todo.
Las autoridades determinaron que si seguirán viendo si las vías etc. estaban bien, pero que el tren no funcionaría hasta el día siguiente. El metro comenzó a moverse ya bastante tarde. Los trenes de alta velocidad hacia el norte todavía tienen problemas.
Al día siguiente, llegar a trabajar fue una odisea. Tuve que esperar tres trenes para poder subir. Curiosamente, varias personas el día anterior habían fallecido, todas eran mayores, por una subida excesiva de tensión. No es precisamente lo que uno desea, y especialmente subiendo a un tren cuando se está en situación de tensión alta también.
Los alumnos del día siguientes fueron mínimos. Cada cual contó su experiencia. Alguno tardó cuatro horas y media en volver a casa caminando, otros dos. Algunos que viven o trabajan en la planta diez o catorce de un rascacielos, tuvieron que subir o bajar varias veces las escaleras. Al día siguiente estaban muertos de cansancio, con los músculos doloridos. No es un esfuerzo que se haga de manera normal.
A mediodía me acerqué a una tienda de 24 hora para comprar algo para comer. Un “Combini Store” como se dice por aquí.
Sorpresa entre las sorpresas. No había casi nada para comprar de comer. Son tiendas de comida ya prácticamente preparada, sólo hay que calentarla, o a veces ni eso. Pero..... hubo tres o cuatro bolas de arroz, oniguiri, que fueron suficientes, pero.... no dejaba de ser una sorpresa.
Seguramente el día anterior a la hora de la vuelta mucha gente compraría para poder cenar. Empieza a sentirse el temor a la escasez de productos alimenticios. En Tokyo se empiezan a sentir algunas carencias. Entre ellas el pan. Hoy ha sido difícil comprar pan. Y no parece que haya sido por el horario en que fui a comprarlo. Intentarán subsanar esas carencias lo más pronto posible. Y eso a más de 300 kilómetros del epicentro del terremoto. Si se le ocurre suceder el terremoto en la superpoblada región de Kanto, lugar en el que se encuentra Tokyo, a ojo de buen cubero 40 millones de habitantes, ¿qué pasará?



 












         Y para empatar la marrana, una central nuclear de la provincia de Fukusima, ironías de la vida, la traducción de este nombre sería algo así como la Isla de la Felicidad o la Isla Feliz, en una de sus secciones estalla... Radiación que se escapa y el Gobierno pidiendo calma y dando explicaciones. Pero hay un problema con el Gobierno actual. Desde que fue elegido por un pueblo más que harto por el dominio casi absoluto de otro partido político, ha hecho una política populista y mentirosa de baja estofa. Los niños de secundaria lo sabrían hacer mejor.
         Las explicaciones gubernamentales son verídicas, pero no se sabe si el Gobierno tendrá capacidad para poder tranquilizar y disipar las dudas del pueblo. (Visto lo visto las cosas van de mal en peor). Lo mismo está mintiendo a cara de perro con la buena intención de no provocar pánico.
         A pesar de todo, el sábado doce, varias personas del mundo hispano hablante coincidimos en valorar el alto sentido de disciplina de las personas.
         El sábado en trenes tan abarrotados nadie se quejó.Sólo una señora,
recuerdo, quería a toda costa entrar en un tren ya a barrotado a más no poder. El guía del andén la convenció, pero no hubo una voz más alta que otra. Y he de recordar aquí a una chica desconocida que estando con cara de cansancio, me dejó sentarme cuando la correspondía a ella hacerlo con pleno derecho.
         Una señora mayor estaba sentada. Llegó el tren a su estación y salió a trancas y barrancas. La chica, veintipocos años o quizás 18...., se iba a sentar. ¿Fue mi barba blanca? Sorpresa. Gracias, hermosa. Llevaba ya una hora esperando para poder subir al tren. El viento era frío, los pies estaban bastante fríos. Como ¿agradecimiento? empecé a hablar con ella. Había venido desde muchos kilómetros al sur de Tokyo para escuchar la presentación de una empresa, del trabajo que se realiza y...., se topó con el terremoto. Supendida la presentación. Iba a ir a casa de unos conocidos pero el tren no llegó hasta allí. La noche la pasó en una ciudad casi desconocida. No podía comunicar con los padres.... Al día siguiente ya se pudo, regresó con las manos vacías a su tierra. Gracias, guapa. Espero que tengas suerte. A pesar de todo, como le decía al periodista, la gente es solidaria, lo que está sorprendiendo al mundo. Recuerdese lo que ha ocurrido en otros paises.
         Hoy, domingo, antes de salir para trabajar, abrí el ordenador. Llegó escaneado el texto del comentario que expongo más arriba. No todo, claro. Hay otras opiniones y afirmaciones de gente de la misma provincia en el artículo del periódico. Nada que objetar. Si ha servido para tranquilizar a  alguien, estupendo.
         Salí con tiempo para trabajar, y que no falte. E-mail. ¿Hay clase? Sí, claro..... Es que tengo miedo de salir.... La procesión va por dentro. ¡Dios, hay que ir! Hoy va a ser un día en el que la clase va a consistir en limpiar del espíritu de las personas la intranquilidad que las invade. No hay forma mejor para definir lo ocurrido. Dos horas en ese plan y después casi otra hora con el mismo tema. Y con la pregunta flotando en el aire. ¿Y si ocurre en Tokyo?
         Las personas que han sufrido, que sufren el terremoto están pasando por una pesadilla. Tokyo ha tenido sólo una noche de mal sueño. Si se le ocurriera acercarse por estos lares, que Dios nos coja confesados. Por lo menos que la tranquilidad de espíritu nos acompañe. Es el único deseo.



 













(El tren en la estación de Kokubunji el domingo, día 13, por la mañana)


                            Kokubunji, Tokyo. 15 de marzo 2011


Antonio Duque Lara 

miércoles, 2 de marzo de 2016

EL DESOREJADO HOICHI I La derrota de Heike

Hace unos setecientos años, tras  largo  tiempo de lucha, se enfrentaron , en decisiva  batalla, Genji y Heike, en Dan-no-ura en  el estrecho de Shimonoseki.  En esta  batalla murierón todos los partidarios de Heike, incluyendo mujeres y niños, que no pudieron huir.
En esta batalla Niinotsubone, la esposa de Taira no  Kiyomori,   también abuela del emperador Antoku , murió hundida en el mar abrazada al pequeño. Esta historia es especialmente famosa por su tristeza.
Desde entonces se dice que aparecen con frecuencia los espectros de la familia Heike en las costas de aquella zona y en el mar de Dan - no - ura.
En las noches oscuras , innumerables y misteriosas bolas de fuego flotan en las costas y sobre las olas; los atemorizados pescadores les llaman :" Fuego del demonio ( Fuegos fatuos).
También en los días de fuerte viento, llegan desde alta mar, montados en las alas de Eolo , indefinibles  y desagradables gritos de persona que parecen gritos de batalla. También aparecen los espectros  junto a  los barcos que cruzan por alta mar y los zarandean,e incluso los  hunden. Además si , como esperan , nada alguien, lo arrastran hasta el  fondo del mar.
En esa época , parece ser que el odio de los espectrosde los Heike  era muy fuerte. Desde entonces , en aquel mar, empezaron a aparecer de repente cangrejos con formas extrañas.
Los caparazones de los cangrejos parecían rostros de persona. La
gente decía que el odio de la familia Heike se reflejaba en el caparazón de  los cangrejos y empezó a llamarlos Cangrejos Heike".
Para rezar por la paz del alma de los Heike, al poco tiempo, se contruyó el templo de Amida, en Akamagaseki (el actual Snimonoseki). También se levantó cerca del templo un cementerio, donde se colocaron  muchas tumbas, grabadas con los nombres del emperador  Antoku , muerto en el mar , abrazado a Niinotsubone , y de los principales vasallos. Cada año, en un dia determinado , se celebra allí una ceremonia religiosa budista.
Después de levantar el templo y construir  las tumbas, los espectros  de los Heike no molestaron como antes. Sin embargo, a veces, hicieron  cosas raras  que atemorizaban a la gente. Posiblemente porque todavía sus almas no habían llegado a la perfección que los transforma en Buda.

II  El joven tocador de biwa.

Pues bien, hace no se sabe cuantos cientos de años, en Akamagaseki, vivía un muchacho ciego llarnado Hoichi. Hoichi, tocando la biwa  y contando historias , era un gran experto , por lo que gozaba de una gran reputación. Desde niño había aprendido a tocar la biwa, y cuando llegó a mozo superó incluso a su maestro.
Al poco tiempo , tocar la biwa se convirtió en el verdadero oficio de este virtuoso. Su fuerte era la historia de Genji y Heike.
Todo el mundo , sin excepción, lloraba cuando la historia llegaba a la batalla de Dan-no-ura. Entonces corría el rumor de que incluso el horrible demonio también hubiera llorado si hubiese escucnado contar esa historia.
Antes de ser famoso, Hoichi, vivía  muy pobremente. Pero afortunadamente había alguien que lo cuidaba, el Superior del templo de Amida. A éste le gustaba la poesia, las canciones y la música, y llamaba al templo a Hoichi y se divertía oyéndole tocar la biwa y contar historias. En este tiempo el Superior se enamoró del virtuosismo del todavía joven Hoichi y le pidió  que se viniera a vivir al templo. Hoichi, agradecido, así lo hizo. A Hoichi le dieron una habitación del templo. No tenía que pagar nada por su estancia, a cambio  sólo tenía que tocar la biwa cuando el Superior tuviera tiempo.

III Ante los Nobles

Una noche de verano, el Superior tuvo que salir del templo a orar ante alguien que había tenido una desgracia. El Superior se fue acompañado del mozo del tempio y Hoichi se quedó al cuidado.
Era una noche calurosa y húmeda , por lo que Hoichi pensó tomar un rato el  fresco y salió al corredor  que daba  al jardín donde en ese momento soplaba la brisa de la noche. Era un lugar muy apropiado para  tomar el fresco, situado a la espalda del templo.
Mientras descansaba , para pasar el rato , pensó tocar la biwa, lo que empezó a hacer. Cuando se dio cuenta era pasada la medianoche. Sin embargo, el Superior aún no había regresado. En la habitación  todavía hacía  calor y Hoichi siguió, como  antes, en el corredor. Al poco rato, desde la puerta trasera, se escuchó el sonido de los pasos de alguien que se acercaba. Alguien venía por el jardín y parecía acercarse hasta delante del corredor. El sonido de los pasos se paró justo delante de Hoichi. Só1o pensaba que pudiera ser el Superior del templo, pero se eouivocó por  completo. Parecía ser algún desconocido.
El tal desconocido,de repente, llamó a Hoichi por su nombre. Lo llamó con una voz  indefiniblemente lúgubre , y sin embargo, fuerte :
- ¡Hoichi!
El tono de la llamada  era tan descortés y engreido como si un superior estuviera llamando a un súbdito.
- ¡Hoichi!
La sorpresa de Hoichi fue tan grande que no pudo responder  inmediatamente. Lo volvió a llamar, pero esta vez  el tono  fue aún más violento .
-¡¡ Hoichi!!
Sí... -contesto al fin Hoichi  - Yo soy ciego y no sé , en absoluto , quién me puede estar llamando... - dijo Hoichi con voz temblona.
- No hay motivo para tener  miedo - contestó entonces el desconocido con un tono sensíblemente más calmado.
-Hemos tomado aposento en un lugar cerca de este templo y he venido obedeciendo las órdenes  de mi Señor. Mi Señor vino a Akamagaseki, es un Señor de muy alta categoría social y ahora se encuentra junto a numerosos vasallos  importantes. Hoy han ido a ver el campo de batalla de Dan - no - ura.  Mi Señor sabía desde hace  mucho tiempo que tú tocas  y cuentas maravillosamente, acompañado de te biwa, la situación de labatalla, por lo que quiere escuchar sin falta  esa historia. Coge  esa biwa  y vámonos juntos a donde se encuentran esperando mi Señor y los demás  Nobles.
Entonces era una época en la que no se podía discutir en absoluto la orden de un samurai. Hoichi, como la orden  venía de un samurai, empuñó  la biwa, se puso las alpargatas de paja y partió con el desconocido.
Aunque carente de vista,  Hoichi podía andar; el samurai , yendo un paso  delante  de él , lo cogió de la mano y tiraba  con todo cuidado. Anda que te anda iban rápido y sin descanso.
Hoichi iba cogido de la mano, pero la mano que lo cogía parecía de hierro, por lo que sentía frío. Marchaban  a grandes  pasos, y como el samurai  parecía ir vestido con la armadura, cada vez que daban un paso    ca..chan, ca..chan. ..",  levantaba un gran ruido.
-¡Ajá!,este hombre es un samurai al servicio de un gran Señor -, pensó Hoichi. Entonces , poco a poco, la terrible  sensación de desagrado  que tenía empezó a desaparecer y una gran alegría se apoderó de todo su ser, como el que va camino de la felicidad. Todo porque se acordó de que el samurai le había dicho que su Señor era de una alta categoría social .
Hoichi, mientras iba andando, llegó a la  conclusión de que el Señor  que quería tanto escuchar su biwa era, sin duda un alto Señor feudal.
Cuando habían andado un rato, el samurai se paró en seco. Hoichi se dio cuenta de que habían  llegado ante una gran puerta, pero le pareció extraño, ya que  sabía muy bien  que por aquellos contornos  no había puertas que fueran tan grandes comol a puerta del templo de Amida.
- Esto es algo muy extraño.
Cuando estaba pensando esto , el samurai levantó la voz:
-¡Abran la puerta! - . Inmediatamente , dentro, se oyó el ruido de la tranca de las puertas  y éstas se abrieron. Los dos pasaron la puerta de entrada y entraron al interior del recinto.
El interior parecía bastante espacioso. Al poco rato llegaron a las puertas del palacio. También alló el samurai volvió a levantar la voz:
- Oigan los de adentro, acabo de llegar acompañado de Hoichi -. Entonces, inmediatamente, desde dentro, llegó el sonido de una gran algarabía. Sonido de pasos apresurados, el abrir  de las puertas corredizas, el sonido de contraventanas, la voz de las mujeres que hablaban. Por la forma de hablar de las mujeres, Hoichi comprendió que se trataba  de personas que servían  en una casa de muy alta categoria social. Sin embargo estaba a oscuras sobre que palacio sería aquel . Todavía no había tenido tiempo de pensar en ello.
Hoichi, llevado por una mano apresurada, cuando había subido cinco o seis escalones, le dijeron que se descalzara  las alpargatas de paja. La siguiente persona que  lo llevó de la mano era una mujer. Lo llevaron a algún sitio por un corredor reluciente y resbaladizo. Dobló tantas columnas que no pudo llegar a contarlas. Y después de pasar  por un   asombroso y espacioso lugar cubierto de tatamis, lo pasaron  al centro de un gran salón.
Le hicieron sentarse e inmediatamente:
- ¿Habrá sentada a mi alrededor gente importante? -, se empezó a preguntar. Cada vez que gente tan importante se movía se levantaba un frufrú como de hojas de árbol murmurando sopladas por el viento.
Hoichi puso oido atento a las palabras que decía la gente en voz baja. Todas eran palabras que se utilizaban en el palacio.
- Bueno, ponte cómodo -, le dijeron , y Hoichi se dio cuenta al fin que ante él tenía un cojin para que lo utilizara.
Cuando se sentó se tranquilizó y empezó a templar  la biwa. Entonces le llegaron  las palabras  de una mujer. Por el tono de la voz , Hoichi pensó que se trataba  de la anciana, que ejercía el control de las sirvientas.  La anciana Ie dijo :
- Bien , a partir de ahora cuéntanos, acompañado de la biwa, la historia de Heike. Ese es el deseo por el que se encuentra presente nuestro Señor.
Hoichi pensó que estaba en un aprieto, porque el cuento era tan largo  que era imposible saber cuantas noches  se tardarían en poder contarlo todo . Entonces, tal como había pensado , se atrevió a preguntar:
-La historia, para terminar de contarla toda se tardará mucho tiempo.  ¿Desea su Excelencia que cuente las escenas más de su agrado?   Entonces , la que parecía tener una voz demujer anciana dijo :
- Cuéntanos la escena de la batalla de Dan - no- ura; es la más hermosa y también la más triste.
A partir de entonces, Hoichi alzó el tono de la voz y empezó a contar la terrible escena de la batalla. Inmediatamente empezó a describir con toda claridad cómo se luchó en la batalla de Dan - ne- ura....
-"... El sonido del remar de los barcos ..., el sonido de los barcos  avanzando, rompiendo las olas ... , el sonido de las flechas cortando el viento...., el terrible sonido de la batalla en cubierta.., los gritos  de la gente..., el sonido de las katanas golpeando los yelmos..., los restos de los heridos y muertos cayendo  al agua.. Todos estos  sonidos  arrancó a la biwa de manera muy hábil.
Hoichi, mientras tocaba, no oía por todas partes sino palabras de  alabanza.
- ¿Cómo puede existir un virtuoso de la biwa así?
- En la ciudad, por ejemplo, no he oido tocar así la biwa.
-Por mucho que se busque, no habrá en Japón uno que toque como él.
Aquellas  palabras de alabanza  tranquilizaron completamente a Hoichi, que puso aún  más  alma en su  tocar y  en su narrar.
Todos los que estaban a su alrededor, sumergidos en un religioso silencio, escuchaban con el más profundo de los sentimientos .
Poco después, conforme la composición iba finalizando, los oyentes compasivamente, como se acercaba la hora de la muerte para las mujeres  y los niños. Cuando llegó la escena en la que Niinotsubone, fuertemente abrazada al pequeño emperador Antoku, se lanza al mar desde el barco, los oyentes repitieron largamente sus lamentaciones y se afligieron grandemente.
Hoichi , al ver como la gente no dejaba de llorar y afligirse  en tal manera, se llevó una gran sorpresa. Los sollozos después de prolongarse  bastante tiempo, volvieron a su silencio anterior. Entonces , desde dentro del silencio , Hoichi escuchóa la mujer que parecía tener voz de anciana:
-¡Ah! Eres un excepcional virtuoso de la biwa, de los pocos que hay en este mundo. Anteriormente habíamos oido que  no había, nadie que se pudiera comparar contigo, pero hasta este punto no lo habíamos pensado.
Nuestro Señor  también está  muy satisfecho, y , conforme a sus instrucciones, puedes tomar cuantos obsequios apetezcas.
También es deseo de nuestro  Señor  que durante seis noches, como la de hoy, toques y nos hagas  escuchar la biwa. Una vez terminado este tiempo , nuestro Señor tiene determinado regresar. Por este motivo, por favor, manaña por la noche ven también aquí, a  la misma hora que hoy. La persona que  ha ido a recogerte  esta noche  irá tambien  mañana a buscarte. Sobre esto hay que decirte una cosa  muy importante, y es que  no puedes decir a nadie que has venido a este lugar mientras nuestro Señor  esté parando en Akamagaseki. ¿Comprendes? Tengo tu firme promesa. En esta ocasión nuestro Señor no ha dicho nada a nadie sobre su viaje, por lo que quiere que permanezca  en secreto. ¿Comprendes bien? A otra persona  no puedes... Bien, con esto basta por esta noche . Ya puedes regresar.
Hoichi, agradecido de todo corazón y cogido a la mano de la mujer, fue guiado hasta la puerta. Allí el samuraí estaba esperando y lo llevó hasta el templo. El samurai llegó hasta  el corredor  del templo que daba al jardin, dijo unas palabras de despedida y regresó rápidamente.

IV  La  extrañeza del Superior.

Cuando Hoichi regresó ya era cerca de la alborada, sin embargo nadie se había dado cuenta de  que había  estado ausente del  templo.
El Superior regresó muy tarde y pensó exclusivamente que Hoichi debería estar durmiendo.
Al día siguiente, mientras brillaba el sol, durmió no se sabe cuántas horas, y así, cumpliendo su promesa no habló a nadie sobre el extraño suceso de la noche anterior.
Por la noche, ya a una hora muy avanzada, el mismo samurai de la noche anterior vino a recogerlo de nuevo y lo volvió a acompañar hasta el lugar en donde estaban reunidos los nobles. Hoichi , igual que la noche anterior, se acompañó de la biwa y contó una historia que hizo conmoverse a todos los presentes. Sin embargo, esta vez, se supo que Hoichi había dejado el templo.
Cuando regresó , cerca del alba, fue llamado rápidamente delante
del Superior. El Superior, internamente sereno , pero con un tono de recrirminación, le dijo:
-Hoichi, todos hemos estado muy preocupados por tí. No ves, te encuentras impedido y , sin embargo, sales solo y vuelves tardísimo. Eso es algo muy peligroso. ¿Por qué no me lo has dicho, eh? ¿Dónde diantres has ido? , ¿di?.
Hoichi, para evadir la respuesta contestó así :
-Señor, se lo ruego, perdóneme. Tenía asuntos personales y , sin querer, no pudiendo ser a otra hora , me retrasé más de lo debido.
Terminado de decir esto guardó un profundo silencio. El  Superior más que preocuparse, se llevó una gran sorpresa.
-Realmente ... no entiendo la razón... Pero cabe la posibilidad de que este joven esté poseído por algun extraño ser... Esta siendo engañado, sin duda...-, pensó el Superior preocupadamente. Entonces dejó de preguntar de manera tan inoportuna y , bajo cuerda, le hizo saber a los hombres del templo:
-Bien , no debéis  perder de vista  a Hoichi; si esta noche de nuevo , a altas horas, volviera a salir del templo, sin que se dé cuenta , seguidle los pasos.

V   Fuegos  fatuos

También esa noche Hoichi , silenciosamente, salió del templo. Visto esto, los dos hombres cogieron un farol portatil y le siguieron.
Pero aquella noche estaba lloviendo y era una noche muy oscura , por lo que , antes de salir a la calle , le habían perdido de vista.
Sin duda, Hoichi debía de haber andado muy rápido. Pero era ciego . Además , el camino estaba en muy mal estado, por  lo que resultaba muy extraño que Hoichi pudiera andar tan rápido.
Los hombres, apresuradamente, dejaron el camino y se dirigieron a la ciudad , y fueron visitando una por una  las  casas donde Hoichi solía ir. Sin embargo , a aquellas casas , les dijeron, no había ido esa noche. Ya que no podían hacer otra cosa fueron por el camino de la costa y regresaron al tempio. Entonces, desde el interior del cementerio que había en el templo, se acercaba, progresivamente el sonido del rasgueo de la biwa.
-¿ Por qué será? -, pensaron extrañados, y se dirigieron hacia el cementerio  para ver de qué se trataba. Entonces no vieron en el oscuro cementerio sino arder por todas partes misteriosos fuegos fatuos.
También , como rodeado por el fuego, estaba Hoichi que , bajo la lluvia, cantaba sentado  ante la tumba  del emperador Antoku y , concentrado, contaba la escena de la batalla de Dan - no - ura.
Alrededor de Hoichi, ya delante , ya detrás, e  incluso encima  de las tumbas, ardían fuegos fatuos como si fueran cirios.
Para los dos hombres era la primera vez que veían, desde que nacieran, tantos fuegos extraños.
-¡ Hoichi, Hoichi! -, le gritaron al mismo tiempo - ¡ Hoichi , tú estás  poseido por algún  diabólico ser. ¡Hoichi!.
No sólo parecía que no había escuchado nada, sino más bien se diria que poniendo aún  más corazón y levantando la voz sólo le importaba  continuar cantando la escena de la batalla de Dan - no - ura.
Los dos hombres, sujetándolo, le hablaron en voz alta al oido :
-¡ Hoichi, Hoichi! ¡ Vamos! Vuelve inmediatamente con nosotros.
Entonces  Hoichi, muy enfadado , reprendió  a los dos hombres diciéndoles;
-¿ No es un gran sacrilegio venir a molestarme delante de tan gran  Serior? ¿Qué ocurrirá ahora?.
Al decirles una  cosa tan misteriosa, pero sin  embargo como estaba tocando la biwa delante de las tumbas, involuntariamente se echaron a reir. LLegado a este punto estaba claro que Hoichi estaba poseido por algún ser extrano.
Los dos hombres, tirando con todas sus fuerzas, lo levantaron y regresaron con él al templo.
El Superior dio instrucciones a los hombres, y le cambiaron las ropas  mojadas, le dieron de beber y de comer. Después,volviéndose hacia Hoichi, le dijo con dureza que explicara con la suficiente claridad, para poder entenderlo , tan sospechosa conducta.
Hoichi vaciló un momento antes de hablar. Sin embargo se dio cuenta  de que su acción había sorprendido al Superior  y que finalmente éste había acabado por enfadarse con él. Por eso tomó la decisión de decirlo todo sin ocultar absolutamente nada.
Hoichi , en este trance , empezando por la primera vez que vino el samurai a por él, le contó todo al Superior, con la mayor sinceridad, absolutamente todo. Terminado el relato, el Superior, dijo tranquilamente:
- Hoichi, ¡qué desgraciado eres!. Ahora mismo estás metido en un gran peligro. ¿Por qué no  me has contado  todo esto antes?  Precisamente, porque eres  un genio de la biwa  has caido en un gran peligro. Lo comprendes, ¿verdad? No has estado en casa de ningún ser humano. Todas estas noches has ido al cementerio de Heike... Esta noche  dos hombres de nuestro templo te han cogido cuando estabas bajo la lluvia, sentado ante la tumba del emperador Antoku. Lo que tú has creido a pies juntillas no era sino un espejismo. Por eso es complelamente seguro que quien viene a por tí no es sino el alma de algún muerto, y el que es poseido  una vez por algún espíritu hace siempre lo que ese espíritu le dice, hasta las últimas consecuencias. Además, si sigues obededeciendo lo que ha dicho un muerto, un día, lo tengo ante mis ojos , serás despedazado..6. . ¡Qué espantoso ! .... A propósito, esta noche también tengo una ceremonia y debo ir. No puedo estar contigo, pero tengo  una buena idea. Antes de irme  escribiré en tu cuerpo algunos sutras de acción de gracias. Hecho esto, los sutras pueden  protegerte contra cualquier desgracia.
El Superior dijo al mozo que le ayudara y desnudaron a Hoichi. Así , hasta que se puso el sol, estuvieron escribiéndole con el pincel por todo el cuerpo, en todas partes, los  signos de  los sutras: el pecho, la espalda, la cabeza, el rostro, el cuello, ambas manos, ambos pies... incluidas  las plantas de los pies.
Pues bien , una vez terminado , el Superior  le dijo con voz dura :
- Cuando yo salga véte inmediatamente al corredor trasero, y te  sientas. Espera allí. Entonces vendrá a recogerte el de siempre. Pero no puedes , ocurra lo que ocurra, ni responder ni moverte. Estate sentado y completamente en silencio; si repondieras o te movieras te despedazaría  de inmediato. ¿Me entiendes? No hay por qué tener miedo. Además es absurdo  que pidas ayuda  porque no habrá nadie que pueda ayudarte. Si haces todo justamente como te he dicho , cualquier  tipo de peligro o cosa horrible desaparecerá.

VI De nuevo el samurai

Cuando se hizo de noche en la zona , el Superior y el mozo salieron. Hoichi, como le habían dicho, fue a sentarse en el corredor de detrás del templo. Se puso al lado la biwa, se sentó correctamente y se quedó inmóvil. Estuvo sentado largo tiempo completamente inmóvil, poniendo mucho cuidado en contener la respiración y la tos. En esto, por la parte del camino de atrás se oyeron pisadas. Las pisadas pasaron la puerta trasera, siguieron  por el jardín y llegaron hasta delante del corredor, donde se detuvieron.
- ¡Hoichi! -, dijo una voz pesada. Pero Hoichi detuvo la respiración y no se movió en absoluto.
-¡Hoichi! -, se volvió a escuchar la brutal voz. A pesar de ello  Hoichi permaneció callado.
- ¡Hoichi! -, dijo por tercera vez con una voz aún másviolenta.
Hoichi, como de piedra, con la respiración contenida, permaneció  inmóvil. Entonces la voz, como enfadada, empezó a murmurar:
- ¡No hay respuesta!, ¿qué pasara?, ¡maldito tipejo! Tengo que averigüar dónde diablos se ha metido -. Y acto seguido subió al corredor  con unas pisadas imponentes. Las pisadas se fueron acercando y se detuvieron justo al lado de Hoichi, haciéndose después un gran silencio.
Hoichi, con el cuerpo temblando de terror, como hasta entonces, esperó con mucha paciencia. Entonces la estremecedora  voz murmuró junto al oido de Hoichi:
-¡ Humm! Aquí está la biwa, pero no se ve al que me interesa , el tocador. ¡Ah!, un momento: sólo se ven dos orejas. Por supuesto, así es 1ógico que no haya respuesta, ya que no hay nada aparte de las orejas. Bueno, ¡qué le vamos a hacer!, aunque sea sólo las orejas llevaremos. Obedeceremos en lo posible lo que ha ordenado mi Señor...
A continuación Hoichi sintió cómo unos dedos fríos como el hierro  le cogían las orejas  y se las arrancaban. A pesar de  que el dolor fue terrible, Hoichi no abrió la boca. Después y los horribles pasos se alejaron a lo largo del corredor, salieron del jardín al camino y allí se extinguieron. Hoichi, aunque sintió que por ambos lados del cuello se deslizaba  algo licuoso y caliente, no levantó una mano para comprobar qué podía ser.

VII  El desorejado  Hoichi

El Superior regresó antes de la salida  del sol, e inmediatamente  se dirigió al corredor trasero  del edificio. Llegó allí y de pronto pisó algo viscoso.
- ¡Ah!-, gritó mientras resbalaba y rodaba por el suelo. Cuando miró a la luz del farol portátil, ¿qué era aquello sino sangre? El Superior, sorprendido , echó una ojeada alrededor:
Hoichi estaba completamente inmóvil. Aún seguía manando sangre fresca de la herida.
-¡Pobre Hoichi...!-, gritó el Superior sorprendido. -¿Qué ha ocurrido?  Tienes una herida espantosa.
Hoichi , al oir la voz del Superior , pensó que ya no corriá peligro, y, tranquilizándose, dio un gran suspiro. Mientras se derramaba en lágrimas  le contó al Superior lo ocurrido esa noche.
El Superior, terminado de oir a Hoichi , le dijo con voz lastimosa:
- He hecho algo lamentable, Hoichi. No he sido bueno, ha sido culpa mía. Te escribí sutras por todo el cuerpo: por aquí , por allí... , pero sólo dejé sin escribir las orejas. La verdad es que , pensando que iría bien, se lo confié  al aprendiz, pero fue un infortunio... Cuando salí no corregí la falta, aunque en verdad es un error por mi parte... ¡Qué odioso soy!,  ¡perdón! Hoichi , perdóname.. Ahora, más que nunca, reconozco mi culpa. ¿Qué ocurrirá a partir de ahora? .Ahora, rápidamente, lo primero es curar la herida...  Pero alégrate.... El peligro ya ha desaparecido, porque tras todo esto se ha esfumado  el tormento del alma de aquel difunto.

Gracias a la cura de un buen médico, la herida de Hoichi sanó  rapidamente. Por el mundo extendióse hasta las más lejanas tierras la extraña historia de la desgracia de Hoichi, que llegó a ser muy famoso. Así , para oir a Hoichi tocar la biwa, vinierom  a Akamagaseki, uno tras otro, mucha gente de elevada categoría social, gracias a lo cual Hoichi se hizo muy rico. Y a partir de aquel suceso su nombre se extendió y se conoció en el mundo, conociéndole  todos por El desorejado Hoichi".