viernes, 12 de enero de 2018

DESCUBRIENDO ANDALUCÍA EN MOTO

Hoy, día 12, del mes 12, del año (20)12 -12-12-12 acabo de leer el libro cuyo título antecede.
El lugar de los hechos es Andalucía, España. El lugar de la lectura, Tokyo, Japón. Sólo 16.000 kilómetros separan uno de otro.
La pregunta es, ¿cómo un tipo como yo, que no sabe mantenerse en equilibrio sobre una bicicleta, ha leido un libro como éste?
En el blog de internet de José María Rodríguez Sánchez, antes del libro aparece alguna foto, algún artículo de Rafa Duque, hermano de quien esto escribe.
El me envió el libro en un paquete que llegó a mis manos el 25 de noviembre.
Desde el primer momento el libro me enganchó, por sus temas, por su amenidad, por el descubrimiento que hace de lugares, pueblos, curvas y contracurvas en las carreteras andaluzas.
Aunque de principio el libro tiene un “problema”. Cuando se despliega parece una águila con sus alas a todo vuelo y aquí, en un Tokyo cuyos metros van llenos de gente casi siempre, resulta difícil de leer, simplemente por falta de espacio. (Ja,ja,ja... Pregúntese a Rafa).
Evidentemente no es problema del libro, sino del lugar de lectura. (Espero se entienda la bromilla).
Sólo cuando se llega a casa se puede leer con tranquilidad, lo que ha hecho que tarde más tiempo del que quizás hubiera llevado de poder leerlo en el metro....
¿Cómo puede haberme interesado un libro de motos y moteros cuando en la vida diaria, hasta ahora, no me he montado casi y no he tenido un interés especial hacia ellas?
Quizás , y hablando con el corazón en la mano, los moteros, quizás debido a una cierta imagen negativa que da el cine americano, me parecieron un poco bruscos y peligrosos, pero...., esperen, no se enfaden ni precipiten. Todo se andará...
Vayamos al grano. Por supuesto, para un motero, el libro, por sus detalles en la explicación en las posibles rutas a hacer, para ir y volver desde un lugar, debe ser una pasada. Pero ese es el camino, el camino físico de orientación y técnica para que el aparato no se nos vaya de las manos.
También es un libro perfectamente utilizable para viajeros en coche, para viajeros en bicicleta y para viajeros más pedestres, si no llevara tanto tiempo como se intuye. Por supuesto cada cual debe adaptar las rutas a su tiempo y condiciones. Se me ocurre que incluso los caballistas lo podrían utilizar.
En ese sentido es un libro multiuso. Y aunque no es una “Guía Turística”, también puede ser perfectamente utilizable para tal uso, porque no habla sólo de carreteras, habla de espacios verdes, de naturaleza.... Es una breve presentación de cada lugar, de los edificios históricos o menos históricos recomendable, de qué se puede comer en cada zona, aunque no se den nombres de restaurantes o cafeterias, no es la función del libro. Es un libro abierto
Si se lee como guía turística alguien podría pensar que le falta algo,porque deja con la miel en los labios, pero desde otro punto de vista, perseguido o no, ese faltar algo es una invitación soterrada a la visita de los lugares descritos. Ahí está lo bueno: ¡Lector! ¡Ponte la moto y échate al camino!, parece decirnos, descubre por tí mismo esta maravillosa zona del mundo que es Andalucía.
Caminante, no hay camino
se hace camino al andar
diría el sevillanísimo universal Don Antonio Machado.
No sé si el posible lector conocerá la “Guía del Peregrino Medieval”, o “Codex Calistinus” de un francés llamado allá por el siglo XII-XIII Aymeric Picaud.
Era un francés que llegado en peregrinación a Santiago de Compostela, al volver a su tierra compuso un libro para informar a los posibles peregrinos a Santiago.
No habla de motos, de coche, ni de bicicletas, pero sí de los posibles caminos, de lo que se come, del carácter de la gente que él encontró.
Muchos puntos de contacto encuentro entre los dos libros. El de Picaud hablá más de los contenidos religiosos de las iglesias, es su objetivo, el de José María no tanto. No es su propósito, pero nos da los nombres de iglesias, castillos, palacios, lugares que han dejado huella en la historia de Andalucía y de España. Por cierto, no sé si será un espejismo, pero el nombre de la Iglesia de la Asunción es muy abundante....
Picaud habla de los temores hacia la naturaleza, los peregrinos iban a pie, el libro motero habla de los posibles peligros de la carretera y aconseja la prudencia debida en cada caso.
No es extraño escuchar que el peregrino se hace, crece por dentro cuando se enfrenta al camino de la vida. A través de la lectura se puede percibir la maduración paulatina del motero que demuestra que no es tan “loco” como determinadas películas lo pintan, aunque siempre haya excepciones, por supuesto
El motero va aprendiendo lo serio de la vida, qué es la vida exponiendo la suya en las cabalgaduras de los tiempos que corren.
Escrito con frases fáciles, comprensibles, sencillas, asequibles para cualquiera, cuando en determinado punto parece que va a repetir lo que ya ha dicho anteriormente, le da un quiebro al lenguaje y le quita pesadez, por lo que esas salidas por la tangente son un verdadero gozo.
Dejando aparte las cuestiones técnicas como dar gas o no dar gas a la moto, que aunque aparentemente entiendo, en realidad no lo entiendo porque no es mi terreno, hay una palabra que no acabo de comprender:REVIRADO. ¿Será una carretera con muchas curvas? Será cuestión de mirar el diccionario y agradecer que siempre se pueda aprender algo.
Bien, moteros del mundo, como los peregrinos del Camino de Santiago, del Camino de la Vida, BUEN CAMINO.

KOKUBUNJI, TOKYO

14-12-2012

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