jueves, 22 de diciembre de 2016

FIN DE SEMANA

FIN DE SEMANA

HOMBRE.- Hola, palomita.
MUJER.- Hola
H.- Jo, parece que andas falta de fuerza.
M.- Sí , estoy debilucha.
H.- Ummm, exceso de trabajo.
M.- De trabajo, de cabezas duras, de direcciones ministeriales absurdas. De gente que sabrá mucho teóricamente de lo que es una escuela, pero que no tienen ni idea de cómo se las gasta el personal.
H.- Me parece que te entiendo demasiado bien. Gentuza que con la bonita actitud de pensar en la buena educación, sólo se llenan los bolsillos.
M.- Y luego el responsable es el maestro....Ah, estoy hasta los ovarios...
H.- Eso, eso, grita y desahógate.
M.- No, no, esto no puede ser. Mi amor, abrázame.
El la abrazó, primero con ternura. Ella escondió su rostro en el pecho de él y se apretó fuertemente. El, como queriendo a través del abrazo echar fuera todos los demonios que la invadían, también empezó a apretarle la cintura. Pegados el uno al otro acabaron besándose a la desesperada. Se asfixiaban....
M.- Ah, que bien me he quedado. Gracias, amor.
H.- De nada , mi reina.
M.- Me voy a duchar.
H.- Y yo preparo en un pispas algo para llenar ese estómaguito vacío que tienes.
M.- Sí, porfa..
Mientras ella se duchaba y se ponía cómoda, él preparó una sopa de maiz de sobre, pero que resucitaba a los muertos. Una tortilla con recortes de jamón , queso fresco, fruta y pan en el que untaba mantequilla y mermelada. Fue terminar de prepararse y comenzar la comida. Lentamente pero con fruición fueron deglutiendo la ricura que había sobre la mesa.
El también, pero especialmente ella, fue recuperando el color y la fuerzas. Terminaron con un vaso de cacao con leche caliente. Fue terminar y quedarse domidos en el sofá,uno en brazos del otro. A las dos horas ella se despertó.
M.- Oh, hay que recoger esto.
El seguía frito. El trabajo, el dormir poco las últimas semanas, algunas extrañas pesadilla.... y el cuidado que siempre procuraba tener con ella...
M.- ¡Pobretico!
Limpió todo y cuando terminó le despertó dulcemente a besos.
M.- Cielínnnnn, vamos a la cama.
H.- ¿Eh? Ah, sí....que sueño...., y se dejaba llevar como un chiquilín que está de pie pero profundamente dormido. Se cambiaron de ropa y tal y como estaban cayeron en la cama.
Se hizo la noche y seguía el sueño. A veces ronroneaban. Parecían dos gatitos muy agusto.
El sol de la mañana comenzó a filtrarse por los extremos de las cortinas.
H.- Ahhhhh, qué bien he dormido.
M.- Y yo, Dios qué placer. ¡Qué hambre tengo!
H.- ¿Con lo que comiste ayer tarde noche?
M.- Pues tengo hambre...
H.- ¿Qué preparamos?
M.- Nada
H.- ¿Cómo nada?
M.- Se me olvidó deciírtelo, pero he cobrado la paga extra.
H.- No me digas...
M.- A ver, pide por esa boquita.
H.- A la paste.
M.- Pues ala paste.
Como dos niños golosos se dirigieron a la pastelería favorita. Se tomaron un café de primera y unos dulces de primera y media. Después estuvieron paseando por la ciudad y disfrutando de sus maravillas para terminar en la playa, descalzos, calentándose con la arena y a veces entrando en el agua para refrescarse. Lo pasaron como dos chiquilines que lo pasan pipa con nada... Cuando quisieron darse cuenta era la hora de la cena. Fueron a su taberna favorita. No comieron demasiado, de noche eran más bien frugales. Además había que dejar espacio para la degustación mútua.


Desde que abrieron la puerta de la casa los besos y los abrazos fueron en aumento. Los huecos que habían dejado sin llenar, los fueron rellenando con los bocaitos que se daban mútuamente. Besándose se quedaron dormidos...., al día siguiente eran dos rosas recién abiertas a un nuevo amanecer.

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