LA
MUERTE, FUENTE DE VIDA
En
toda esta turbamulta que supone algo tan fuerte como ese gigantesco
terremoto producido, como ese peligro tan detrás de las orejas como
es una explosión en la central nuclear de Fukushima, a veces se oyen
frases que dan que pensar.
Hablando
con una señora de edad mediana, me dijo dos frases que durante unos
días me han hecho reflexionar.
- Ha ocurrido lo que podía ocurrir.
- Ha ocurrido lo que tenía que ocurrir.
¿Intuición,
predicción, deseo de esa persona de que ocurriera una desgracia?
Dependiendo de las situaciones, se puede penetrar en los arcanos de
las frases y pedir a la persona que la ha expresado una explicación.
No lo hice. No lo hice, pero a mi manera creo que puedo interpretar
lo que ambas frases quieren decir. Y ambas, de alguna manera van
implicadas.
Japón
salió de la Segunda Guerra Mundial más que herido. Necesidades de
desarrollo etc., hicieron al país lanzarse a una carrera energética
imprescindible para desarrollarse. Hoy en día se escuchan, parece
que las circunstancias han abierto la herida de la frustración,
voces que dicen que Japón no debiera haber tomado el camino de la
energía atómica.
Pero
en un país sin recursos petrolíferos ni otras energías
alternativas en ese momento, ¿qué podía hacer? ¿Era obligación,
necesidad inevitable? Yo no lo sé, pero ahí está.
Un
país con terremotos grandes cada dos por tres. Con tifones anuales,
con una tierra quebradiza.... ¿Tan locos estaban los empresarios?
¿Tan grande era la frustración de la guerra que necesitaban a toda
costa levantarse por encima de las potencias ganadoras? ¿La
superación económica como sutil venganza, como sutil revancha? Todo
pudiera ser, y también pudieran ser elucubraciones vanas.
Lo
cierto es que el peligro que se intuía ha florecido, ha brotado como
cerezo primaveral, y todo queda aún en el aire.
Ciertamente
que la tecnología en Japón es de una altísima cualificación, pero
la energía atómica es la energía atómica y está por encima de la
limitada inteligencia humana, dijo alguien estos días.
Por
otra parte, si se dice no a la energía atómica, con los problemas
del petróleo, muchos paises, incluso los más desarrollados, caerían
en su nivel de vida. Nadie quiere bajar el nivel de vida. Hay que
elegir. Se nos ha descubierto que o nivel de vida o peligro implícito
de radioactividad.....
Se
viene hablando constantemente de que habrá un terremoto en esta o
aquella zona de Japón. Japón es inevitablemente un país de
terremotos. Podría ocurrir y terminó ocurriendo, lo que sí parece
también es que ha rebasado todas las previsiones de los expertos.
A
los expertos les ha faltado humildad a la hora de hablar de la
tecnología japonesa. Se les subió, tal vez, a la cabeza, el aquello
de su trabajo.
Alguien
insinuaba que este terremoto pudiera ser un aviso para que a Japón
vuelva la humildad, empezando por sus políticos. Son comentarios de
los habitantes de este país. Ha ocurrido lo que podía ocurrir, y ha
ocurrido lo que tenía que ocurrir.
Esta
frase resulta más enigmática, pero creo que podría comprenderse.
Cuando
yo llegué a Japón me reventaron la cabeza con el individualismo
occidental y el mundo organizado de Japón , en el que se trabaja y
todo se hace en grupo y se piensa en los demás.
Ciertamente,
nadie, ni individual, ni colectivamente quiere tener una imagen
negativa de su país ni de sí mismo. Pero ante ese orgullo de
sentirse comunitario, que se me perdone, lo que yo veía era una
sociedad arrogante, chulo putas que presumía de una riqueza creada
por la generación anterior.
Por
tener dinero todo se podía hacer. Es lo que yo viví en los años
80. Y vino el tío Paco con la rebaja. En los años 90 esa economía
de la burbuja que invadió el mundo explotó en las narices de los
orgullosos políticos, de los orgullosos hombres de negocios.
Durante
más de quince, veinte años, ya son más 30.000 los suicidios que se
producen anualmente. Mirando los rostros de los mayores, de los
jóvenes ¿ubi sunt?, ¿dónde está el orgullo de aquellos años?
Era todo una espuma producida por la economía?
De
alguna manera era algo que tenía que producirse. Es una frase que
puede recoger ese sentimiento.
Durante
los días que van desde que se produjo el terremoto se han escuchado
voces como : lo único que deseo es que mis padres, hermanos....,
estén con vida, lo demás no importa.
La
muerte como deseo de vida. Pudiera ocurrir que se produjera un
fenómeno curioso,que este año bajase el número de suicidios.
Cuando se acerca el peligro, el deseo animal de vivir aumenta en
proporciones increibles. Al parecer, después de la Guerra Mundial,
no había tantos suicidios.
Si
la muerte ha llamado a la puerta puede servir de acicate para querer
vivir. Bienvenida sea.
Hubiera
sido mejor que no se hubiera producido tal fenómeno, pero a veces el
ser humano necesita un golpe fuerte, una bofetada fuerte para darse
cuenta de lo que está haciendo, de que está haciendo las cosas mal.
Más
de una voz de sorpresa se ha escuchado ante la reacción producida
por parte del pueblo. A pesar de que parecía destruida, esa
sensibilidad de unión comunitaria, esta desgracia puede ayudar a
resucitar, a desenterrar lo que parecía muerto.
Bienvenida
sea esa muerte que da vida. Y que esta tragedia se sienta como una
tragedia universal, porque a pesar de las apariencias diferentes, el
ser humano es igual en todos sitios, en sus cosas grandes y en sus
grandes defectos.
20
marzo 2011
Antonio
Duque Lara
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