Llegó como los cuerpos
celestes. Desnuda de nubes brillantes en la noche. Una noche calida
como de verano.
El
sudor había rodado por todos los rincones del ser. El cuerpo y el
alma estaban chorreando. El sudor se pegaba y decía que del cuerpo
no queria separarse.
Sólo
una leve sábana de nubes cubría la escultura lunática de su ser.
Se
acercaron y como eclipse inevitable se fundieron. Ella acaba de salir
del mar, mar de sal y aventura. La sal de la vida, la sal de su vida,
a veces amarga como las tueras, a veces dulce y enervante.
-Amor
de mis amores, acércate a mí , a pesar del calor. Un calor que me
empalaga, un calor que seca el sudor del dolor trasformándolo en
placer, en algo cálido que atraviesa las entrañas. Extasis buscado
en lo más profundo , expresado en un rostro de alegría y placer.
-Oh,
alguien nos mira con sus ojos claros. Apaga la luz que no me quiero
mostrar a nadie en este trance.
-¿Lo
dices por ese rayo selenítico que te alumbra el rostro e ilumina el
pecho?
-Por
ello lo digo.
-Es
Selene
-¿Selene?Alguna
de tus infinitas amadas.....
-¡No!
Por todos los cielos...Selene es la que ama, ama a los poetas y a los
amantes. Ilumina la noche y las mentes, a veces clara como el día en
su resplandor, a veces semioscura o roja, de vergüenza o envidia.
Ella
también quisiera ser abrazada como yo te abrazo. Nos ha visto y de
envidia a enrojecido. No pasa nada. Invitémosla al ágape de nuestra
unión, que nos ilumine en las caricias, que nos ilumine en la vida.
Al fin y al cabo Selene, la luna, es la luna de tu cuerpo.
-Oh,
qué metáfora tan bella.
-
No es una invención mía. En toda la escritura de oriente se estribe
月tsuki,
luna unida a tu cuerpo, a cualquier palabra que esté realacionada
con el cuerpo. La luna de tu cuerpo, hermosa forma de decir que eres
hermosa, persona inalcanzable como la misma luna.
-Pero
yo estoy al alcance de tu mano, al alcance de tus besos, al alcance
del amor que me das y que no sé si yo también te doy.
-Sí,
pero a pesar de eso, eres inalcanzable, por ser mujer y su misterio,
misterio de las cavernas, misterio de la vida.
El
hombre es un tronco que se hinca y va hacia el fondo. La mujer un río
profundo, luna que cambia, aparece, desaparece, ahora pequeñita,
amarilla y casi roja, por eso, por mucho que te estreche en mis
brazos, eres y serás siempre cuerpo de luna, misterio apasionado,
eternamente tuya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario