Dos jóvenes caballeros iban hablando de esta guisa bajo los árboles,
pisando las crujientes hojas caidas, acompañados por
lo más profundo de las montañas de dos perrazos como dos osos blancos,
armados de resplandecientes rifles y vestidos como si fueran dos perfectos
soldados ingleses.
- Por estas montañas parece que no hay ningun bicho. No
se ve ni pajaro ni fiera alguna. No me importa ya lo que sea,lo que quiero es
pegar dos tiros a lo primero que se presente.
- Debe ser muy agradable pegarle dos o tres tiros a un
ciervo de barriga amarillenta y después verlo caer tras dar un montón de
vueltas.
La conversación se desarrollaba en lo más profundo de los
montes, tan espesos y dificiles como para que el cazador profesional que los
guiaba se perdiese sin remisión.
Además,las montañas era tan dificiles que aquellos dos
osos de perros que llevaban sufrieron un fuerte mareo y tras un rato de
lamentables quejidos muriendo echando espuma por la boca.
Uno
de ellos,levantando el párpado del perro muerto, dijo:
-
Acabo de perder dos mil cuatrocientos yenes.
-
Y yo dos mil ochocientos - ,dijo el otro inclinando la cabeza lleno de rabia.
El
primero, poniendo mala cara, mirando al rostro de su compañero,le comentó:
-
Yo pienso volver ya.
-
Y yo, porque ya hace frío y además tengo hambre.
-
Entonces levantemos el campo. A la vuelta, en el albergue de ayer, podemos
comprar una docena de faisanes y volver a casa.
-
También había conejos, lo que será lo mismo que haberlos cazado. ¿Volvemos
pues?
Pero
en esto, helos aquí en una situacion comprometida. No daban con el camino de
vuelta por ningun sitio.
Empezó
a soplar un gran viento, haciendo silvar las hierbas, crujir las hojas y
entrechocar las ramas de los árboles unas contra otras con un ruido
horripilante.
-¡Qué
hambre tengo! Me duele terriblemente la barriga.
-
Lo mismo me pasa a mí. No tengo ganas de andar.
-
Yo no quiero andar. ¡Ah! ¿Qué hacemos? ¿Quiero comer algo!
-iYo
también quiero comer!
Este
era el diálogo que mantenían los dos caballeros en medio del soplido del
viento. Entonces, al echar un vistazo hacia atrás , ¿qué se encontraron sino con una hermosa casa europea?
En la puerta había un letrero que ponía:
RESTAURANTE
GATO MONTES
-
Oye, justo lo que buscabamos. Hay que ver que casa tan hermosa en un lugar como
este. iVamos dentro!
-¿Eh?
Sí que es extraño, pero, de todas formas, seguro que podrán prepararnos algo.
-
Por supuesto que pueden . ¿No está puesto en el letrero?
-
Vamos a entrar. Yo estoy que me caigo.
Los
dos se plantaron ante la entrada, un magnifico ejemplar de ladrillo blanco
vidriado.
En
las puertas de cristal había escrito en letras de oro:
ABIERTO A TODO AL MUNDO
POR FAVOR, ENTREN SIN RESERVAS
Aquello
era algo de lo que ambos se pusieron muy contentos.
-
¿Qué te parece? No se puede negar que el mundo está bien hecho. Hoy, sin lugar
a dudas, ha sido un día tremendo, pero también tiene su parte buena. Mírala, en
este restaurante nos daran de comer magníficamente y todo gratuito.
-
Efectivamente, eso parece. Eso es lo que quiere decir "Entren sin
reservas".
Los
dos caballeros empujaron la puerta y entraron en el local.Ya desde la entrada
había un pasillo en la casa. En el reverso de la puerta de cristal había el
siguiente letrero en moldes dorados:
SEA NUESTRA ESPECIAL BIENVENIDA
PARA LOS JOVENES Y LOS GORDOS
Ambos
estaban muy contentos con aquello de la especial bienvenida.
-
Oye, nos van a hacer un gran recibimiento.
-
Es que nosotros cumplimos con ambas cosas.
Tras
andar un largo rato por el pasillo encontraron una puerta pintada en azul
claro.
-Sí
que es extraña esta casa. ¿Por qué habrá tantas puertas?
-Está
hecha a la manera rusa. En los sitios frios y en medio de la montaña siempre es
así.
Al
querer abrir la puerta, encima, había el siguiente letrero amarillo:
EN ESTE RESTAURANTE SE PIDEN MUCHAS
POR FAVOR, SEPAN ENTENDERLO
-Parece que están muy ocupados, a pesar de estar en medio
de estos montes
-
Ni que lo digas. Mira, en Tokyo, la mayoría de los mejores restaurantes no se
encuentran en las grandes avenidas.
Diciendo aquello abrieron la
puerta. Entonces, en la parte posterior:
SON MUCHAS LAS PETICIONES
ESPERAMOS SEPAN SER PACIENTES
-Pero,
¿qué quiere decir esto? - dijo uno de los caballeros
frunciendo el ceño.
-
Mm... Seguramente lo que quiere decir es que, como hay muchas demandas,tardarán
tiempo para preparar la comida, que sepamos disculparlos.
-Eso
espero. Sin embargo,lo que yo quiero es entrar ya en cualquier sitio... ,y
sentarme a la mesa.
Sin
embargo, cosa extraña, había otra puerta. En un rincón había colgado un espejo.
Debajo había colocado un cepillo de mango largo. En la puerta decia en letras
rojas:
SEÑORES, ARREGLENSE ADECUADAMENTE EL PELO
Y QUITENSE EL POLVO DE SUS TRAJES
-Verdaderamente
límpio. Y yo me atreví a subestimarlo en la puerta, considerando que estábamos
en plena montaña.
-Una
casa con reglas muy estrictas. Sin duda que por aquí deben venir con frecuencia
personas de mucha talla.
Los
dos caballeros se peinaron con toda corrección y se quitaron el barro de las
botas. Y entonces ¿qué pasó? No habían terminado de poner el cepillo sobre la
tabla cuando ya había desaparecido y entró una gran bocanada de aire.
Asustados,
se aproximaron uno al otro, abrieron la puerta de un golpe y entraron en la
habitación siguiente. Ambos pensaron que si no tomaban algo caliente pronto les
iba a ocurrir lo peor.
En
la parte interior de la puerta había de nuevo escrito algo extraño:
FOR FAVOR, DEJEN LOS RIFLES Y CARTUCHOS AQUI
Al
mirar, justo al lado, había un estante negro para dejar los rifles.
-Pues
es cierto. La verdad es que no es muy correcto comer
cargados de los rifles.
-No,
no es eso. Es que aquí deben venir personajes muy importantes.
Ambos
caballeros se desprendieron de sus rifles, se desabrocharon los cinturones y
pusieron todo sobre el estante. Había una nueva puerta, esta vez de color
negro:
POR FAVOR, QUITENSE EL SOMBRERO, EL MANTO Y LOS ZAPATOS
-¿Qué,
nos los quitamos?
-¿Qué
podemos hacer? Quitémosnoslo todo. No cabe duda que la persona que hay dentro
debe ser muy importante.
Al
unísono se quitaron el sombrero y el abrigo,los colgaron
en una percha y,tras quitarse los zapatos, se dirigieron hacia la puerta.
Entraron y se encontraron escrito detras de la misma:
POR FAVOR, COLOQUEN AQUI
SUS ALFILERES DE CORBATA, LOS GEMELOS, LAS GAFAS, LA BILLETERA Y TODO LO MENUDO
QUE TENGAN ASI COMO TODAS LAS COSAS METALICAS PUNTIAGUDAS
Al
lado de la puerta había una hermosa caja fuerte de color
negro. La caja fuerte tenía la puerta abierta,incluso tenía su
llave correspondiente.
-¡Aja!,
parece que preparan la comida utilizando electricidad, por eso las cosas
metálicas puntiagudas resultan peligrosas.
-
Sin duda, aunque también, pensándolo mejor, éste debe ser el lugar donde
debamos pagar la factura a la salida.
-
Eso parece, efectivamente.
-
De eso se trata, sin duda.
Ambos
amigos se quitaron las gafas, se desprendieron de los gemelos y lo encerraron
todo en la caja fuerte echando la llave. Andaron un poco hacia otra puerta ante
la que se encontraba un cántaro de cristal. En la puerta había escrito lo
siguiente:
UNTENSE EL ROSTRO, LAS MANOS Y LOS PIES
CON LA CREMA QUE HAY EN EL CANTARO
Efectivamente, el contenido del cántaro era crema hecha de leche.
-¿Para qué habrá que untarse
de crema?
-Mira, fuera hace bastante frio, ¿verdad? Pues
como dentro está bastante caliente, esto sirve para evitar la agrietación de la
piel. No hay duda de que en el fondo debe haber un alto personaje. Fíjate, es
posible que en un lugar como éste tengamos la posibilidad de codearnos con la
aristocracia.
¿SE HAN UNTADO BIEN LA CREMA?
¿TIENEN BIEN UNTADAS LAS OREJAS?
Tras
la puerta había otro cantarito de crema.
-Ah,
es verdad. Yo no he untado las orejas. Me hubieran salido sabañones. Desde
luego es admirable la minuciosidad del dueño.
-Sí, evidentemente es un hombrepreocupado por los mínimos detalles. A
propósito yo tengo ganas ya de tomar algo. Verdaderamente empieza a molestarme
este pasillo tan largo.
Justo delante de ellos estaba
la siguiente puerta:
ENSEGUIDA ESTARA LISTA LA COMIDA
NO LOS HAREMOS ESPERAR MUCHO
RAPIDAMENTE PODRAN COMER
POR FAVOR ROCIENSE LA CABEZA DE PERFUME
Efectivamente,
delante de la puerta había preparado un frasco de perfume. Los dos caballeros
se rociaron el cabello abundantemente. Sin embargo aquel perfume lo que parecía
realmente era oler a vinagre.
-Este
perfume tiene un extrano olor a vinagre ¿Qué pasa aquí?
-Es
una equivocacion. Seguro que la criada estaba resfriada y se equivocó al llenar
el frasco.
Abrieron
la puerta y pasaron. Tras la puerta había el siguiente letrero en letras
doradas:
LAMENTAMOS MUCHO HABERLES PEDIDO TANTAS COSAS
ESTA SERA LA ULTIMA. POR FAVOR COJAN SAL DE LA VASIJA
Y RESTREGUENSELA POR TODO EL CUERPO
Así
es, había colocada una hermosa vasija de porcelana para sal junto a la puerta.
En
ese momento ambos jóvenes, asustados, con los rostros llenos de crema, se
miraron mútuamente.
-
Esto es realmente extraño.
-
Lo mismo me parece a mí.
-
Eso de las muchas demandas lo que significa es que piden al que entra.
-
Por eso, este restaurante europeo no es como nosotros pensamos que dan de comer
comida europea a los clientes, sino que preparan esa comida con los clientes
que vienen. En una palabra que...que... que nos... que nos...- no pudo terminar
de explicarse el joven caballero debido a los temblores que le sobrecogian. El
otro caballero iba también a decir:
-
Entonces nosotros... a nosotros...-, pero el temble le impedía expresarse.
-¡Huyamos...!-
dijo temblando uno de ellos echando hacia atrás intentando abrir la puerta,
pero la puerta no se abrió ni un centímetro.
Hacia
el fondo había otra puerta con dos aberturas para las llaves en forma de
tenedor y cuchillo.
HAN
HECHO USTEDES UN BUEN TRABAJO,
PERO QUE MUY BUENO.
VENGAN, VENGAN AL ESTOMAGO
La
frase estaba escrita en la puerta y, para colmo, a través
de las cerraduras dos ojos azules lo inspeccionaban todo sin descanso.
-¡Gua,
gua.gua...!-lloraban los dos, estremecidos por el temblor. Entonces,tras la puerta,
se oía decir en voz baja:
-Ya
se acabó. Ya se han dado cuenta. Seguro que no se restregarán con sal.
-¡Lógico!
La equivocacion ha estado en lo que ha escrito el jefe. Escribir una estupidez
tan grande como que lamentamos haberles pedido tantas cosas, ¿ a quién se le
ocurre tamaña tontería?
-Da
igual, de todas formas no nos dará ni los huesos.
-Eso
está claro, pero si estos tipos no entran todo será culpa nuestra.
-¿Los
llamamos? ¡Vamos a llamarlos! Oiga, señores, vengan, vengan, entren pronto. Los
platos están lavados y la verdura preparada. Lo único que queda es colocarlos a
ustedes encima de estos blancos y relucientes platos. Vengan, entren pronto.
-Entren,
entren, ¿o es que no les gusta la ensalada? ¿0 prefieren que encendamos el fuego
y los friamos? De todas formas, no se demoren y entren ya.
Ambos
caballeros, tremendamente horrorizados,
tenían el rostrocomo el papel arrugado. Se miraron mútuamente llorando en
silencio.Dentro se sonrieron y volvieron a gritar:
-Entren, entren. Si siguen
llorando ¿no ven que la crema se va a derretir? - ,y volviéndose hacia el jefe
- Si, enseguida llevo
la fuente. Entren rápidamente, señores.
-Entren
rápidamente. El jefe ya tiene puesta la servilleta y el cuchillo en las manos.
Se está relamiendo esperándolos.
Ambos
jovenes no dejaban de llorar cuando, de pronto, detras de ellos:
-iGuau,
guau, guau!-, aquellos dos perrazos rompieron la puerta y entraron en la
habitación. Los ojos desaparecieron de las cerraduras y los perros recorrieron
la habitación gruñendo.
-iGuau!-,
volvieron a ladrar fortísimamente y se lanzaron
hacia la puerta a toda velocidad. Se
abrió de un golpe y los perros, como si fueran absorvidos, se introdujeron en
la habitacion. Al otro lado, en medio de la más tenebrosa oscuridad:
-¡Miau!¡Guau!¡Go,go!-,
se oían gruñidos de animales y siguieron escuchándose un buen rato hasta que la
habitacion desapareció como el humo y ambos jóvenes se encontraron en medio de
la hierba temblando de frio.
Mirando
alrededor se podía ver como las chaquetas,los zapatos, los alfileres de las
corbatas,los billeteros se encontraban colgados sobre las ramas y desparramados
por los troncos de los árboles.
Empezo
a soplar el viento haciendo silvarlas hierbas, crujir las hojas y entrechocar
las ramas de los árboles.
Los
perros volvieron al poco y tras ellos se escucho una voz
que gritaba:
-¡Señores
!¡ Señores !
Ambos
jóvenes se incorporaron rápidamente y empezaron a gritar:
-¡Eh,
eh!¡Aquí,aquí!¡Pronto!
El
cazador se presentó apartando la hierba, vestido con su coroza, ante lo que los
dos caballeros terminaron tranquilizandose del todo.
Se
comieron lo que el cazador les trajo y a la vuelta compraron los faisanes,
volviendo rápidamente a Tokyo. Sin embargo lo único que no les volvio a su
primitivo estado fue aquel aspecto de papel arrugado por mucho que hubiesen
vuelto a Tokyo y por mucho que se metieran en el baño de agua caliente.
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