EXTRAÑA HISTORIA
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¡Rinnnggg! ¡Rinnnggg! ¡Rinnnggg!
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¿Sí?
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¡Hola!
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¡Hola!
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¿Todo listo?
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¡Sí!
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¿Sin miedo?
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¡Sin miedo!
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Nos veremos en el lugar fijado.
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De acuerdo.
Comenzaron
a caminar, la mirada fija en algún punto.
Carreteras,
caminos pedregosos, montes pelados, bosques,rocas, nieves, ríos, mar y fuego...
Siguieron caminando, caminando, caminando...
La tierra los iba absorviendo paulatinamente. Más, más, más, más...
El
mundo se olvidó de ellos, pero eran felices.
EL VOLCAN
La
risa fue general. Todo el mundo conocía la leyenda que circulaba sobre aquel lugar y la admitían como
cierta, pero aquello que contaba el visitante resultaba inadmisible y grotesco.
En un tiempo lejano aquella parte de la
costa se había caracterizado
por una fuerte actividad volcánica. Geológicamente estaba demostrado,
aunque resultaba extraño que la sedimentación de resíduos hubiera dado lugar a
una tierra rica para el pasto, los bosques
y la cría de animales.
Los
hombres del pueblo partieron, como todas las mañanas, hacia sus puestos de
trabajo, bien en el mar, bien en la montaña. Tranquilos y felices daban gracias
a Dios por haberles ayudado en su lucha
contra los elementos adversos y haber llegado a conseguir la situación de prosperidad que ahora
disfrutaban.
Aquella
tarde, cuando todo el mundo empezaba a regresar hacia el pueblo, a la caida del
sol, desde los barcos que se acercaban al puerto,
se observó que del monte subía una gran columna de humo. Una vez desembarcados pusieron en alerta
a la población. Se formaron grupos de hombres y mujeres que se dirigieron hacia
el lugar del hecho. Entretanto corría la noticia de que un grupo de hombres que
trabajaba por aquella zona no había regresado aún. Alarmados por su ausencia, los corrillos de gente se dirigieron
hacia allá.
Faltaban
a los primeros grupos unos trescientos metros para llegar cuando, de pronto,
salió hacia los aires disparada una gran columna de material volcánico. Las escenas de terror fueron
indescriptibles. Gritos, nervios, heridos. Todo aquello se aumentaba en la
lucha desesperada por encontrar a los doce trabajadores desaparecidos.
Dos
horas furon necesarias para poder acercarse un poco más a la cresta del monte. Los trabajadores fueron
encontrados cuando salían de una
profunda gruta existente en las proximidades del cráter. Se habían refugiado
allí al observar el peligro y, salvo algunos heridos de poca consideración, todos se
encontraban bien.
Abrazaron
a sus familiares y amigos. En los rostros de todos se reflejaba la preocupación
de saber que el pueblo se encontraba en una zona volcánica que, como había
sucedido, en cualquier momento,
podría volver a ponerse en erupción. Aunque lo primero era salir de allí porque
si no la lava, los gases que desprendía el volcán podía dejarlos a todos
tirados por el suelo.
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