GABRIEL GARCÍA MARQUEZ EN MI VIDA
COMO EL AIRE QUE RESPIRAMOS
En la vida vivimos, convivimos
y a veces no nos damos mucha cuenta del valor de lo que nos rodea, o de las
personas que nos rodean. Como dice el dicho, no es raro que nos demos cuenta
del valor de la salud en el momento en que la perdemos o como dice, hablo de
memoria, la canción de Sabina, cuando la perdí, me enamoré de ella.
G.G.M., con más familiaridad,
Gabo, se ha ido, a la edad de 87 primaveras, y nunca mejor dicho. Si pensamos
en que por ahí anda la media de vida en muchos lugares, sólo queda desearle
buen viaje allá a donde se haya dirigido.
Y es hora, cuando se ha ido,
el momento de la reflexión. ¿Qué fue para mí este hombre, este escritor?
La reflexión viene a cuento de
algo que es universal. Cuando falleció mi padre, después. me vino a la mente:
¿Qué me ha dejado mi padre? Y no me refiero a lo material, que si hay algo
vendrá después, cuando la Mama Grande tome la dirección que él tomó. No es eso.
Síquicamente, mentalmente, ¿qué puede dejar un hombre que nació en tiempo de
preguerra, no tuvo tiempo de ir a la escuela y toda su vida fue un animal de
trabajo? Pues sí, dejó la honradez del
trabajador, la razonabilidad de la persona que vive para su familia y tres o
cuatro frases básicas en la vida, una de las últimas, hay mucha gente que sólo
pide derechos pero no cumplen con su deber. Ahí queda como homenaje.
¿Y qué ha dejado Gabo en mi
vida? Bueno, antes de nada, en estos momentos , todavía de luto y homenajes,
aquí y allí aparecen artículos de periódicos, saldrán libros, tenemos Wikipedia
con una información general bastante aceptable. Doctores tiene la Iglesia que
pueden pontificar. Y como yo no soy doctor de la Iglesia ni un descubridor de
nuevas ideas etc. en literatura de la otra parte del charco, visto desde Cádiz,
me voy a restringir a mis lecturas y sensaciones con respecto a Gabo a lo largo
de la vida.
Tal vez algo normal, trivial,
pero al menos es mío. Por supuesto que voy a leer el especial del País, algún
libro que hay por ahí en mi biblioteca e incluso a lo largo de un tiempo, releré
alguna cosa más. Algo de ello caerá en este comentario.
Como este escrito es una
memoria, tal vez ésta falle y meta alguna pifia. Será eso, pifia por el revoltillo
de la mente más que por mala intención.
Allá, creo que por el año
1975, compré con muchas penalidades 100 años de Soledad. Tiempos aún en que o
no se tenía dinero o todavía algunos libros no estaban en las librerías.
Incluso un tiempo después de la muerte del Otoño del Patriarca, Alias Paco el Gallego,
la censura existía.
Leí el libro y lo primero que
resulta es que había que trazar un mapa familiar para saber quién era Aureliano
I, II, III ( no recuerdo si llegaban a tantos) Amaranta, Ursula , Remedios la
Bella etc..... ¡Dios qué lio!
Después de eso escuché un
palabro que ha tenido éxito : Realismo mágico. Sí, según el mismo autor dice,
lo recogen en Wikipedia y en algún otro sitio, incluso creo recordar que en
Crónicas del Caribe, una serie sobre Gabo en TVE, él mismo dice: Todo lo que
ocurre en el libro es cierto, es verdadero No es inventado. Pero tenemos que
rastrear como sabuesos cada página para saber dónde colocar, cada escena de su
o sus novelas.
Amor en tiempos del Cólera, al
parecer tiene un trasfondo completamente cierto en sus padres. Algunos
personajes viven en donde vivieron los padres, hicieron las mismas cosas pero
sin la fastuosidad de la novela ni de la película.
¿Cómo se puede conseguir eso?
Yo utilizaría dos palabras, la observación y la memoria.
Me viene a las mientes una
anédota leída en un libro editado por el diario Córdoba y Cajasur sobre la
ciudad cordobesa. Cuando Pio Baroja se acercó por la ciudad para documentarse
sobre el terreno para escribir su novela La feria de los discretos, visitó al
pintor cordobés Julio Romero de Torres, aquel de la mujer morena y la chiquita
piconera de los billetes que los más jóvenes no habrán conocido directamente.
Romero de Torres, todo un
anfitrión, guió a Baroja por la ciudad. Al día siguiente o al otro se volvieron
a ver y Romero de Torres enseñó un boceto al escritor, una bellísima mujer
cordobesa. ¿Dónde vimos pues a esta mujer?, preguntó el escritor. En ningún
sitio, no existe, porque existe en todas las mujeres que vimos por la calle. De
una tomé los ojos, de otra los labios, de otra el pelo.... ¿No será de alguna
manera la misma forma de actuación de Gabo a la hora de escribir? Lo mismo sí.
Después de eso, creo que fue
al cumplir 20 años, unas compañeras, amigas, de la universidad me regalaron
para mi cumpleaños “Ojos de perro azul”,
un libro de relatos, si mal no recuerdo, de relatos o de periodismo, cosa
muchas veces igual.
¿Se atrevería alguien a decir
que Noticia de un Secuestro no es una novela? Y sin embargo es un relato
periodístico.Y el libro sobre Littin, director de cine en el Chile de Pinochet,
o Relato de un naufragio..... A través de las crónicas periodísticas que
aparecen en los Textos costeños o Tierra de macacos (¿era así?) , recopilación
de buena parte de su obra periodística en Colombia, no sabemos muchas veces de
qué va el asunto, si es ficción o es realidad cotidiana. La cotidianeidad
colombiana supera a la ficción, pero aparte de eso, los dos elementos están tan
bien mezclados, cual café con leche que no sabemos ya diferenciar, es otro
producto. En el primer libros de sus memorias, Vivir para contarla hay mucho de
su vida hasta más o menos los treinta años.
En
este no saber muy bien en qué se diferencia la novela del reportaje , le viene
a uno a las mientes a un autor del siglo XIX: Larra. En muchos artículos de
periódico de Larra es muy difícil saber dónde está la diferencia, de ahí que
entre de lleno en la historia de la literatura, y tal vez del periodismo. En
uno de los reportajes del especial del Pais hay una frase que dice : Para ser
periodista hay que tener mucha cultura y una gran ética. Larra la tuvo, hasta
el punto de terminar suicidándose porque no pudo soportar la España de la
época. Y si leen las cartas enviadas a varios personajes de la politica de
Colombia con respecto al tema de su negativa de ser Cónsul de Colombia en
Barcelona, la ética le rebosa por los poros, a muy larga distancias de los
perros guardianes de , a veces intereses oscuros de la política o la economía,
del periodismo al servicio del dinero y el poder. ¡Qué razón tenía el profesor
Pedro Cerezo! El tema es mundial, pero si se ve con desapasionamiento en el
país que vivo, Japón, es para llorar.
......
Pasemos ahora a una biografía sacada de
internet para completar esa
cara
oficial más o menos reconocida por todos.
Gabrielwww.biografiasyvidas.com/reportaje/garcia_marquez García Márquez nació en Aracataca
(Magdalena), el 6 de marzo de 1927. Creció como niño único entre sus abuelos
maternos y sus tías, pues sus padres, el telegrafista Gabriel Eligio García y
Luisa Santiaga Márquez, se fueron a vivir, cuando Gabriel sólo contaba con
cinco años, a la población de Sucre, donde don Gabriel Eligio montó una
farmacia y donde tuvieron a la mayoría de sus once hijos.
Los abuelos eran dos
personajes bien particulares y marcaron el periplo literario del futuro Nobel:
el coronel Nicolás Márquez, veterano de la guerra de los Mil Días, le contaba
al pequeño Gabriel infinidad de historias de su juventud y de las guerras
civiles del siglo XIX, lo llevaba al circo y al cine, y fue su cordón umbilical
con la historia y con la realidad. Doña Tranquilina Iguarán, su cegatona
abuela, se la pasaba siempre contando fábulas y leyendas familiares, mientras
organizaba la vida de los miembros de la casa de acuerdo con los mensajes que
recibía en sueños: ella fue la fuente de la visión mágica, supersticiosa y
sobrenatural de la realidad. Entre sus tías la que más lo marcó fue Francisca,
quien tejió su propio sudario para dar fin a su vida.
Gabriel García Márquez
aprendió a escribir a los cinco años, en el colegio Montessori de Aracataca,
con la joven y bella profesora Rosa Elena Fergusson, de quien se enamoró: fue
la primera mujer que lo perturbó. Cada vez que se le acercaba, le daban ganas
de besarla: le inculcó el gusto de ir a la escuela, sólo por verla, además de
la puntualidad y de escribir una cuartilla sin borrador
En ese colegio
permaneció hasta 1936, cuando murió el abuelo y tuvo que irse a vivir con sus
padres al sabanero y fluvial puerto de Sucre, de donde salió para estudiar
interno en el colegio San José, de Barranquilla, donde a la edad de diez años
ya escribía versos humorísticos. En 1940, gracias a una beca, ingresó en el
internado del Liceo Nacional de Zipaquirá, una experiencia realmente
traumática: el frío del internado de la Ciudad de la Sal lo ponía melancólico,
triste. Permaneció siempre con un enorme saco de lana, y nunca sacaba las manos
por fuera de sus mangas, pues le tenía pánico al frío.
Sin embargo, a las
historias, fábulas y leyendas que le contaron sus abuelos, sumó una experiencia
vital que años más tarde sería temática de la novela escrita después de recibir
el premio Nobel: el recorrido del río Magdalena en barco de vapor. En Zipaquirá
tuvo como profesor de literatura, entre 1944 y 1946, a Carlos Julio Calderón
Hermida, a quien en 1955, cuando publicó La hojarasca, le obsequió con
la siguiente dedicatoria: "A mi profesor Carlos Julio Calderón Hermida, a
quien se le metió en la cabeza esa vaina de que yo escribiera". Ocho meses
antes de la entrega del Nobel, en la columna que publicaba en quince periódicos
de todo el mundo, García Márquez declaró que Calderón Hermida era "el
profesor ideal de Literatura".
En los años de
estudiante en Zipaquirá, Gabriel García Márquez se dedicaba a pintar gatos,
burros y rosas, y a hacer caricaturas del rector y demás compañeros de curso.
En 1945 escribió unos sonetos y poemas octosílabos inspirados en una novia que
tenía: son uno de los pocos intentos del escritor por versificar. En 1946
terminó sus estudios secundarios con magníficas calificaciones.
Estudiante de leyes
En 1947, presionado por
sus padres, se trasladó a Bogotá a estudiar derecho en la Universidad Nacional,
donde tuvo como profesor a Alfonso López Michelsen y donde se hizo amigo de
Camilo Torres Restrepo. La capital del país fue para García Márquez la ciudad
del mundo (y las conoce casi todas) que más lo impresionó, pues era una ciudad
gris, fría, donde todo el mundo se vestía con ropa muy abrigada y negra. Al
igual que en Zipaquirá, García Márquez se llegó a sentir como un extraño, en un
país distinto al suyo: Bogotá era entonces "una ciudad colonial, (...) de
gentes introvertidas y silenciosas, todo lo contrario al Caribe, en donde la
gente sentía la presencia de otros seres fenomenales aunque éstos no estuvieran
allí".
El estudio de leyes no
era propiamente su pasión, pero logró consolidar su vocación de escritor, pues
el 13 de septiembre de 1947 se publicó su primer cuento, La tercera
resignación, en el suplemento Fin de Semana, nº 80, de El Espectador,
dirigido por Eduardo Zalamea Borda (Ulises), quien en la presentación del
relato escribió que García Márquez era el nuevo genio de la literatura
colombiana; las ilustraciones del cuento estuvieron a cargo de Hernán Merino. A
las pocas semanas apareció un segundo cuento: Eva está dentro de un gato.
En la Universidad
Nacional permaneció sólo hasta el 9 de abril de 1948, pues, a consecuencia del
"Bogotazo", la Universidad se cerró indefinidamente. García Márquez
perdió muchos libros y manuscritos en el incendio de la pensión donde vivía y
se vio obligado a pedir traslado a la Universidad de Cartagena, donde siguió
siendo un alumno irregular. Nunca se graduó, pero inició una de sus principales
actividades periodísticas: la de columnista. Manuel Zapata Olivella le
consiguió una columna diaria en el recién fundado periódico El Universal.
El Grupo de Barranquilla
A principios de los años
cuarenta comenzó a gestarse en Barranquilla una especie de asociación de amigos
de la literatura que se llamó el Grupo de Barranquilla; su cabeza rectora era
don Ramón Vinyes. El "sabio catalán", dueño de una librería en la que
se vendía lo mejor de la literatura española, italiana, francesa e inglesa,
orientaba al grupo en las lecturas, analizaba autores, desmontaba obras y las
volvía a armar, lo que permitía descubrir los trucos de que se servían los
novelistas. La otra cabeza era José Félix Fuenmayor, que proponía los temas y
enseñaba a los jóvenes escritores en ciernes (Álvaro Cepeda Samudio, Alfonso
Fuenmayor y Germán Vargas, entre otros) la manera de no caer en lo folclórico.
Gabriel García Márquez
se vinculó a ese grupo. Al principio viajaba desde Cartagena a Barranquilla
cada vez que podía. Luego, gracias a una neumonía que le obligó a recluirse en
Sucre, cambió su trabajo en El Universal por una columna diaria en El Heraldo
de Barranquilla, que apareció a partir de enero de 1950 bajo el encabezado de
"La girafa" y firmada por "Septimus".
En el periódico barranquillero trabajaban Cepeda Samudio, Vargas y Fuenmayor. García Márquez escribía, leía y discutía todos los días con los tres redactores; el inseparable cuarteto se reunía a diario en la librería del "sabio catalán" o se iba a los cafés a beber cerveza y ron hasta altas horas de la madrugada. Polemizaban a grito herido sobre literatura, o sobre sus propios trabajos, que los cuatro leían. Hacían la disección de las obras de Defoe, Dos Passos, Camus, Virginia Woolf y William Faulkner, escritor este último de gran influencia en la literatura de ficción de América Latina y muy especialmente en la de García Márquez, como él mismo reconoció en su famoso discurso "La soledad de América Latina", que pronunció con motivo de la entrega del premio Nobel en 1982: William Faulkner había sido su maestro. Sin embargo, García Márquez nunca fue un crítico, ni un teórico literario, actividades que, además, no son de su predilección: él prefirió contar historias.
En esa época del Grupo
de Barranquilla, García Márquez leyó a los grandes escritores rusos, ingleses y
norteamericanos, y perfeccionó su estilo directo de periodista, pero también,
en compañía de sus tres inseparables amigos, analizó con cuidado el nuevo periodismo
norteamericano. La vida de esos años fue de completo desenfreno y locura.
Fueron los tiempos de La Cueva, un bar que pertenecía al dentista Eduardo Vila
Fuenmayor y que se convirtió en un sitio mitológico en el que se reunían los
miembros del Grupo de Barranquilla a hacer locuras: todo era posible allí,
hasta las trompadas entre ellos mismos.
También fue la época en
que vivía en pensiones de mala muerte, como El Rascacielos, edificio de cuatro
pisos, ubicado en la calle del Crimen, que alojaba también un prostíbulo.
Muchas veces no tenía el peso con cincuenta para pasar la noche; entonces le
daba al encargado sus mamotretos, los borradores de La hojarasca, y le
decía: "Quédate con estos mamotretos, que valen más que la vida mía. Por
la mañana te traigo plata y me los devuelves".
Los miembros del Grupo
de Barranquilla fundaron un periódico de vida muy fugaz, Crónica, que según
ellos sirvió para dar rienda suelta a sus inquietudes intelectuales. El
director era Alfonso Fuenmayor, el jefe de redacción Gabriel García Márquez, el
ilustrador Alejandro Obregón, y sus colaboradores fueron, entre otros, Julio
Mario Santo Domingo, Meira del Mar, Benjamín Sarta, Juan B. Fernández y Gonzalo
González.
Periodismo y literatura
A principios de 1950,
cuando ya tenía muy adelantada su primera novela, titulada entonces La casa,
acompañó a doña Luisa Santiaga al pequeño, caliente y polvoriento Aracataca,
con el fin de vender la vieja casa en donde él se había criado. Comprendió
entonces que estaba escribiendo una novela falsa, pues su pueblo no era
siquiera una sombra de lo que había conocido en su niñez; a la obra en curso le
cambió el título por La hojarasca, y el pueblo ya no fue Aracataca, sino
Macondo, en honor de los corpulentos árboles de la familia de las bombáceas,
comunes en la región y semejantes a las ceibas, que alcanzan una altura de
entre treinta y cuarenta metros.
En febrero de 1954
García Márquez se integró en la redacción de El Espectador, donde inicialmente
se convirtió en el primer columnista de cine del periodismo colombiano, y luego
en brillante cronista y reportero. El año siguiente apareció en Bogotá el
primer número de la revista Mito, bajo la dirección de Jorge Gaitán Durán.
Duró sólo siete años,
pero fueron suficientes, por la profunda influencia que ejerció en la vida
cultural colombiana, para considerar que Mito señala el momento de la aparición
de la modernidad en la historia intelectual del país, pues jugó un papel
definitivo en la sociedad y cultura colombianas: desde un principio se ubicó en
la contemporaneidad y en la cultura crítica. Gabriel García Márquez publicó dos
trabajos en la revista: un capítulo de La hojarasca, el Monólogo de
Isabel viendo llover en Macondo (1955), y El coronel no tiene quien le
escriba (1958). En realidad, el escritor siempre ha considerado que Mito
fue trascendental; en alguna ocasión dijo a Pedro Gómez Valderrama: "En
Mito comenzaron las cosas".
En ese año de 1955,
García Márquez ganó el primer premio en el concurso de la Asociación de
Escritores y Artistas; publicó La hojarasca y un extenso reportaje, por
entregas, Relato de un náufrago, el cual
fue censurado por el régimen del general Gustavo Rojas Pinilla, por lo que las directivas
de El Espectador decidieron que Gabriel García Márquez saliera del país rumbo a
Ginebra, para cubrir la conferencia de los Cuatro Grandes, y luego a Roma,
donde el papa Pío XII aparentemente agonizaba. En la capital italiana asistió,
por unas semanas, al Centro Sperimentale di Cinema.
Rondando por el mundo
Cuatro años estuvo
ausente de Colombia. Vivió una larga temporada en París, y recorrió Polonia y
Hungría, la República Democrática Alemana, Checoslovaquia y la Unión Soviética.
Continuó como corresponsal de El Espectador, aunque en precarias condiciones, pues
si bien escribió dos novelas, El coronel no tiene quien le escriba y La mala hora, vivía pobre a morir,
esperando el giro mensual que El Espectador debía enviar pero que demoraba
debido a las dificultades del diario con el régimen de Rojas Pinilla. Esta
situación se refleja en El coronel, donde se relata la desesperanza de
un viejo oficial de la guerra de los Mil Días aguardando la carta oficial que
había de anunciarle la pensión de retiro a que tiene derecho. Además, fue
corresponsal de El Independiente, cuando El Espectador fue clausurado por la
dictadura, y colaboró también con la revista venezolana Élite y la
colombianísima Cromos.
Su estancia en Europa le
permitió a García Márquez ver América Latina desde otra perspectiva. Le señaló
las diferencias entre los distintos países latinoamericanos, y tomó además
mucho material para escribir cuentos acerca de los latinos que vivían en la
ciudad luz. Aprendió a desconfiar de los intelectuales franceses, de sus
abstracciones y esquemáticos juegos mentales, y se dio cuenta de que Europa era
un continente viejo, en decadencia, mientras que América, y en especial
Latinoamérica, era lo nuevo, la renovación, lo vivo.
A finales de 1957 fue
vinculado a la revista Momento y viajó a Venezuela, donde pudo ser testigo de
los últimos momentos de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez. En marzo
de 1958, contrajo matrimonio en Barranquilla con Mercedes Barcha, unión de la
que nacieron dos hijos: Rodrigo (1959), bautizado en la Clínica Palermo de
Bogotá por Camilo Torres Restrepo, y Gonzalo (1962). Al poco tiempo de su
matrimonio, de regreso a Venezuela, tuvo que dejar su cargo en Momento y asumir
un extenuante trabajo en Venezuela Gráfica, sin dejar de colaborar
ocasionalmente en Élite.
Pese a tener poco tiempo
para escribir, su cuento Un día después del sábado fue premiado. En 1959
fue nombrado director de la recién creada agencia de noticias cubana Prensa
Latina. En 1960 vivió seis meses en Cuba y al año siguiente fue trasladado a
Nueva York, pero tuvo grandes problemas con los cubanos exiliados y finalmente
renunció. Después de recorrer el sur de Estados Unidos se fue a vivir a México.
No sobra decir que, luego de esa estadía en Estados Unidos, el gobierno de ese
país le denegó el visado de entrada, porque, según las autoridades, García
Márquez estaba afiliado al partido comunista. Sólo en 1971, cuando la
Universidad de Columbia le otorgó el título de doctor honoris causa, le
dieron un visado, aunque condicionado.
Recién llegado a México,
donde García Márquez residiría muchos años de su vida, se dedicó a escribir
guiones de cine y durante dos años (1961-1963) publicó en las revistas La
Familia y Sucesos, de las cuales fue director. De sus intentos cinematográficos
el más exitoso fue El gallo de oro (1963), basado en un cuento del mismo
nombre escrito por Juan Rulfo, y que García Márquez adaptó con el también
escritor Carlos Fuentes. El año anterior había obtenido el premio Esso de
Novela Colombiana con La mala hora.
La consagración
Un día de 1966 en que se
dirigía desde Ciudad de México al balneario de Acapulco, Gabriel García Márquez
tuvo la repentina visión de la novela que durante 17 años venía rumiando:
consideró que ya la tenía madura, se sentó a la máquina y durante 18 meses seguidos
trabajó ocho y más horas diarias, mientras que su esposa se ocupaba del
sostenimiento de la casa.
En 1967 apareció Cien años de soledad, novela
cuyo universo es el tiempo cíclico, en el que suceden historias fantásticas:
pestes de insomnio, diluvios, fertilidad desmedida, levitaciones... Es una gran
metáfora en la que, a la vez que se narra la historia de las generaciones de
los Buendía en el mundo mágico de Macondo, desde la fundación del pueblo hasta
la completa extinción de la estirpe, se cuenta de manera insuperable la
historia colombiana desde después del Libertador hasta los años treinta del
presente siglo. De ese libro Pablo Neruda, el gran poeta chileno, opinó:
"Es la mejor novela que se ha escrito en castellano después del
Quijote". Con tan calificado concepto se ha dicho todo: el libro no sólo
es la opus magnum de García Márquez, sino que constituye un hito en
Latinoamérica, como uno de los libros que más traducciones tiene, treinta
idiomas por lo menos, y que mayores ventas ha logrado, convirtiéndose en un
verdadero bestseller mundial.
Después del éxito de Cien
años de soledad, García Márquez se estableció en Barcelona y pasó
temporadas en Bogotá, México, Cartagena y La Habana. Durante las tres
siguientes décadas escribiría cuatro novelas más y se publicarían tres
volúmenes de cuentos y dos relatos, así como importantes recopilaciones de su
producción periodística y narrativa.
Varios elementos marcan
ese periplo: se profesionalizó como escritor literario, y sólo después de casi
23 años reanudó sus colaboraciones en El Espectador. En 1985 cambió la máquina
de escribir por el computador. Su esposa Mercedes Barcha siempre colocaba un
ramo de rosas amarillas en su mesa de trabajo, flores que García Márquez
consideraba de buena suerte. Un vigilante autorretrato de Alejandro Obregón,
que el pintor le regaló y que quiso matar en una noche de locos con cinco tiros
del calibre 38, presidía su estudio. Finalmente, dos de sus compañeros
periodísticos, Álvaro Cepeda Samudio y Germán Vargas Cantillo, murieron,
cumpliendo cierta predicción escrita en Cien años de soledad.
Premio Nobel de Literatura
En la madrugada del 21
de octubre de 1982, García Márquez recibió en México una noticia que hacía ya
mucho tiempo esperaba por esas fechas: la Academia Sueca le otorgó el ansiado
premio Nobel de Literatura. Por ese entonces se hallaba exiliado en México,
pues el 26 de marzo de 1981 había tenido que salir de Colombia, ya que el ejército
colombiano quería detenerlo por una supuesta vinculación con el movimiento M-19
y porque durante cinco años había mantenido la revista Alternativa, de corte
socialista.
La concesión del Nobel
fue todo un acontecimiento cultural en Colombia y Latinoamérica. El escritor
Juan Rulfo opinó: "Por primera vez después de muchos años se ha dado un
premio de literatura justo". La ceremonia de entrega del Nobel se celebró
en Estocolmo, los días 8, 9 y 10 de diciembre; según se supo después, disputó
el galardón con Graham Greene y Gunther Grass.
Dos actos confirmaron el
profundo sentimiento latinoamericano de García Márquez: a la entrega del premio
fue vestido con un clásico e impecable liquiliqui de lino blanco, por ser el
traje que usó su abuelo y que usaban los coroneles de las guerras civiles, y
que seguía siendo de etiqueta en el Caribe continental. Con el discurso
"La soledad de América Latina" (que leyó el miércoles 8 de diciembre
de 1982 ante la Academia Sueca en pleno y ante cuatrocientos invitados y que
fue traducido simultáneamente a ocho idiomas), intentó romper los moldes o
frases gastadas con que tradicionalmente Europa se ha referido a Latinoamérica,
y denunció la falta de atención de las superpotencias por el continente. Dio a
entender cómo los europeos se han equivocado en su posición frente a las
Américas, y se han quedado tan sólo con la carga de maravilla y magia que se ha
asociado siempre a esta parte del mundo. Sugirió cambiar ese punto de vista
mediante la creación de una nueva y gran utopía, la vida, que es a su vez la
respuesta de Latinoamérica a su propia trayectoria de muerte.
El discurso es una
auténtica pieza literaria de gran estilo y de hondo contenido americanista, una
hermosa manifestación de personalidad nacionalista, de fe en los destinos del
continente y de sus pueblos. Confirmó asimismo su compromiso con Latinoamérica,
convencido desde siempre de que el subdesarrollo total, integral, afecta todos
los elementos de la vida latinoamericana. Por lo tanto, los escritores de esta
parte del mundo deben estar comprometidos con la realidad social total.
Con motivo de la entrega
del Nobel, el gobierno colombiano, presidido por Belisario Betancur, programó
una vistosa presentación folclórica en Estocolmo. Además, adelantó una emisión
de sellos con la efigie de García Márquez dibujada por el pintor Juan Antonio
Roda, con diseño de Dickens Castro y texto de Guillermo Angulo, a propósito de
la cual el Nobel colombiano expresó: "El sueño de mi vida es que esta
estampilla sólo lleve cartas de amor".
Desde que se conoció la
noticia de la obtención del ambicionado premio, el asedio de periodistas y
medios de comunicación fue permanente y los compromisos se multiplicaron. Sin
embargo, en marzo de 1983 Gabo regresó a Colombia. En Cartagena lo esperaban
doña Luisa Santiaga Márquez de García, en su casa del Callejón de Santa Clara,
en el tradicional barrio de Manga, con un suculento sancocho de tres carnes
(salada, cerdo y gallina) y abundante dulce de guayaba.
Después del Nobel,
García Márquez se ratificó como figura rectora de la cultura nacional,
latinoamericana y mundial. Sus conceptos sobre diferentes temas ejercieron
fuerte influencia. Durante el gobierno de César Gaviria Trujillo (1990-1994),
junto con otros sabios como Manuel Elkin Patarroyo, Rodolfo Llinás y el
historiador Marco Palacios, formó parte de la comisión encargada de diseñar una
estrategia nacional para la ciencia, la investigación y la cultura. Pero,
quizás, una de sus más valientes actitudes fue el apoyo permanente a la revolución
cubana y a Fidel Castro, la defensa del régimen socialista impuesto en la isla
y su rechazo al bloqueo norteamericano, que sirvió para que otros países
apoyasen de alguna manera a Cuba y evitó mayores intervenciones de los
estadounidenses.
Tras años de silencio,
en 2002 García Márquez presentó la primera parte de sus memorias, Vivir para contarla, en la que
repasa los primeros treinta años de su vida. La publicación de esta obra supuso
un acontecimiento editorial, con el lanzamiento simultáneo de la primera
edición (un millón de ejemplares) en todos los países hispanohablantes. En 2004
vio la luz su novela Memorias de mis putas tristes. Tres años después recibió sentidos y
multitudinarios homenajes por doble motivo: sus 80 años y el 40º aniversario de
la publicación de Cien años de soledad. Falleció el 17 de abril de 2014
en la ciudad de México, tras de una recaída en el cáncer linfático por el que
ya había sido tratado en 1999.
Hasta aquí la biografía, sacada de internet. El posible
lector se merece algo detallado. Continúo con mi relación con Gabo.
Las cosas, y menos las de la cultura, no nacen por generación
expontánea. Llevo más 30 años en Japón. Ultimamente en programas de televisión,
no sé en estudios universitarios etc, ¡por fin! se le está haciendo justicia a
la Península Ibérica y a Sicilia con respecto al llamado Renacimiento Italiano.
Durante años decir que el Renacimiento Italiano tenía sus raices en la
Península Ibérica era como insultar a esa gran península que es Italia etc. ¿No
habría oscuros intereses económicos al mentir descaradamente con respecto al
desarrollo cultural, o era sólo una estólida posición gracias al
desconocimiento imperante?
Tampoco esa explosión del realismo mágico o como quiera
llamársele es expontánea. Desde España llegó a América la novela, El Lazarillo,
El Quijote, los romances, la poesía popular, es decir toda la cultura de la
época. España sigue subiendo hasta, más o menos, 1680, año en que muere
Calderón. Después hasta la época de Clarín, el romanticismo tardío de Bécquer o
Rosalía de Castro entra en un letargo invernal. Pero al otro lado del charco se
está dando una, quizás la palabra revolución sea exagerada, pero la vamos a
usar, una revolución en el idioma. El conglomerado llegado de España, la llegada
de la literatura inglesa , norteamericana más las leyendas indias, los
Cronistas de Indias y la inteligencia de los escritores de la época, van
creando un ambiente que va a terminar por influir en la Península Ibérica. Recuerden
que la resurrección de la poesía en español en el siglo XX vendrá de la mano
del guatemalteco Rubén Darío, y más autores que andaban por allí.
Lo mismo ocurre en la prosa. Soledad, de Bartolomé Mitre,
Cecilia Valdés de Cirilo Villaverde, María de Jorge Isaacs, Doña Bárbara de
Rómulo Gallegos, son solo algunos de los ejemplos de las novelas que preparan
el camino ya en el siglo XIX. Valle Inclán creará un tipo de dictador en
México, Tirano Banderas, que será modelo para los dictadores literarios y menos
literarios de la literatura hispanoamericana.
El siglo XX en Europa es una explosión de “ismos” que dejarán
también su huella en las obras americanas, sin ningún tipo de imitación barata.
El descubrimiento y la traducción de Popol Vuh desde el francés al español por
Miguel Angel Asturias, descubriéndole la maravilla de la literatura kiché,
literatura mágica, simbólica, origen claro de las Leyendas de Guatemala abre el
camino a la gran explosión de los años sesenta, el llamado boom de la
literatura hispano americana, cuya vida no fue un camino de rosas precisamente,
ya que como ocurre con todas las envidias, se dice, fue un montaje comercial llevado
a cabo por las editoriales y representantes barceloneses, Carmen Ballcells y
Carlos Barral a la cabeza. La ignorancia y la envidia son atrevidas.
España languidecía , América iba para arriba, los años 60 del
siglo XX fueron el siglo de oro de la literatura en Hispano América y la
resurrección del idioma, español o castellano, me da igual.
Llegamos a la obra de García Márquez. Para decirlo todo, ya
estando en España, y después durante un tiempo en Japón, me impuse no leer nada
de literatura de la América en español. La razón muy simple: El día sólo tiene
24 horas y sólo con los temas de España falta tiempo, pero...... eso es
imposible de mantener y menos si se hace en Japón. Muchas o todas las obras de
los grandes de H. América están traducidos en japonés, y en las clases la gente
pregunta.
¡Tierra trágame! Había
que buscar tiempo para compaginar la lectura sobre España, sobre H. América y
sobre Japón, en español, francés y japonés...... Ni con 48 horas al día es
suficiente. Pero con paciencia y una cañá se llega lejos. A no rendirse.
En Japón , en el centro en donde trabajo durante más de 20
años hemos mantenido una tertulia en la que se hablaba de todo...... y mucho de
literatura H. Americana, y hemos mantenido un cine forum en el que muchas
películas con guión de Gabriel García Márquez han sido vistas.
Aquí pongo las obras, no sé si completas que da Wikipedia de
nuestro autor. Pondré un sí, al lado de las leidas.
Obra
- 1955 - La hojarasca
si
- 1961 - El coronel no tiene quien le escriba si
- 1962 - La mala hora si
- 1962 - Los funerales de la Mamá Grande si
- 1967 - Cien años de
soledad si
- 1968 - Isabel viendo llover en Macondo
- 1968 - La
novela en América Latina: Diálogo (junto a Mario Vargas Llosa)
- 1970 - Relato de un
náufrago si
- 1972 - La increíble y triste historia
de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada si
- 1972 - Ojos de perro azul
si
- 1972 - Nabo, el negro que hizo esperar
a los ángeles
- 1973 - Cuando era feliz e
indocumentado si
- 1974 - Chile, el golpe y los gringos
- 1975 - El otoño del
patriarca sí
- 1975 - Todos
los cuentos de Gabriel García Márquez: 1947-1972
- 1976 - Crónicas
y reportajes
- 1977 - Operación Carlota
- 1978 - Periodismo
militante
- 1978 - De viaje
por los países socialistas
- 1978 - La tigra
- 1981 - Crónica de una muerte anunciada si
- 1981 - Obra
periodística si
- 1981 - El verano feliz de la señora
Forbes si
- 1981 - El rastro de tu sangre en la
nieve si
- 1982 - El
secuestro: Guión cinematográfico
- 1982 - Viva Sandino
- 1985 - El amor en los tiempos del cólera si
- 1986 - La aventura de Miguel Littín,
clandestino en Chile si
- 1987 - Diatriba de amor contra un
hombre sentado: monólogo en un acto
- 1989 - El general en su
laberinto si
- 1990 - Notas de
prensa, 1961-1984 si
- 1992 - Doce cuentos
peregrinos si
- 1994 - Del amor y otros
demonios si
- 1995 - Cómo se cuenta un cuento
- 1995 - Me alquilo para soñar si
- 1996 - Noticia de un
secuestro
- 1996 - Por un país al alcance de los
niños
- 1998 - La bendita manía de contar
- 1999 - Por la
libre: obra periodística (1974-1995)
- 2002 - Vivir para
contarla si
- 2004 - Memoria de mis
putas tristes si
- 2010 - Yo no vengo a decir un discurso
- NOTICIA DE UN
SECUESTRO
Como se puede ver,
bastantes. Existe la posibilidad de equívoco debido al tipo de edición etc.
pero creo que no será muy diferente a lo señalado.
¿Cómo estando en Japón se puede
llegar a leer tanto en español? Bien,
hay varios factores. Conocidos colombianos que te prestan libros, conocidos o
amigos que trabajan en diversas universidades que sacan prestados y te los
dejan durante un par de semanas y, en mi caso especialmente, y quiero hacer un
homenaje con ello a la Universidad Municipal de Yokohama, el hecho que cada año
concediera una cantidad de dinero para libros que yo era el encargado de
elegir. Creo que puedo decir que todos los libros de Gabriel García Márquez de
la biblioteca de dicha universidad los elegí yo.
En la pantalla
Como yo no podría completarlo mejor,
voy a dejar aquí el artículo de Wikipedia sobre el cine y GGM. Sólo añadiré entre
paréntesis un (Si) a las películas vistas en el cine forum del que era
encargado durante al menos quince años.
García
Márquez desarrolló un interés particular por el cine y la televisión,
participando como guionista, mecenas y permitiendo la adaptación de su obra. Ya
en su etapa juvenil en Barranquilla,
conjuntamente con el pintor Enrique Grau, el
escritor Álvaro Cepeda
Samudio y el fotógrafo Nereo López, participó en la realización del cortometraje surrealista La langosta azul
(1954).[]
Posteriormente,
en los años cincuenta, estudió la carrera de cine en el Centro Sperimentale Di Cinematografia de Roma, teniendo como
condiscípulos al argentino Fernando Birri y al cubano Julio García Espinosa, que
más tarde serían considerados fundadores de la llamada Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano. Estas tres personalidades han declarado en reiteradas
oportunidades el impacto que supuso para ellos ver la película Milagro en
Milán de Vittorio de Sica, así como también asistir al nacimiento del neorrealismo
italiano, tendencia que los
hizo vislumbrar la posibilidad de realizar cine en América Latina
siguiendo las mismas técnicas. Es preciso anotar que esta estancia en Roma
sirvió para que el escritor aprendiera varios de los entresijos que comporta el
quehacer cinematográfico, en tanto y cuanto compartió largas horas de trabajo
en moviola al lado del guionista Cesare Zavattini. Este particular afinó en García Márquez una precisión
cinematográfica a la hora de narrar con imágenes, que más tarde usaría como
parte de su trabajo en México, D.F..
García Márquez presidió desde 1986 la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano,
que tiene sede en La Habana.
Se
tiene conocimiento de que muchas obras cinematográficas mexicanas de los años
1960 fueron escritas por García Márquez, quien al igual que muchos
intelectuales de la época firmó los guiones con seudónimo.
Memorables son, en todo caso, El gallo de oro
(1964), de Roberto Gavaldón,[53] y Tiempo de
morir (1966)(SI), de Arturo Ripstein. La primera, basada en el cuento homónimo de Juan Rulfo,
coescrita junto con el propio autor y el también escritor mexicano Carlos Fuentes, fue protagonizada por Ignacio López
Tarso, Narciso Busquets y Lucha Villa, y
fotografiada por el insigne Gabriel Figueroa. La segunda, western filmado inicialmente por Ripstein,
tuvo su secuela casi veinte años más tarde bajo la tutela de Jorge Alí Triana.
Además
de las tres películas citadas, entre 1965 y 1985, García Márquez participó
directamente como guionista en los siguientes filmes: En este
pueblo no hay ladrones
(1965), de Alberto Isaac; Juego
peligroso (segmento "HO") (1966), de Luis Alcoriza y Arturo Ripstein; Patsy, mi amor (1968), de Manuel Michel; Presagio
(1974), de Luis Alcoriza; La
viuda de Montiel (1979), de Miguel Littín; María
de mi corazón (1979)(SI), de Jaime
Humberto Hermosillo; El año de la
peste (1979), de Felipe Cazals
(adaptación del libro de Daniel Defoe El diario de la peste), y Eréndira (1983)(SI), de Ruy Guerra.[]
En 1975
R.T.I. Televisión de Colombia produce la serie televisiva La mala hora
dirigida por Bernardo
Romero Pereiro, basada en la novela homónima de García Márquez y transmitida en 1977.[]
En
1986, conjuntamente con sus dos condiscípulos del Centro Sperimentale di
Cinematografía, y apoyados por el Comité de Cineastas de América Latina, funda
la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio
de Los Baños en Cuba,
institución a la cual le dedicará tiempo y dinero de su propio bolsillo para
apoyar y financiar la carrera de cine de jóvenes provenientes de América Latina, el Caribe, Asia y África. A
partir del año siguiente, en dicho centro se dedicará a impartir el taller
«Cómo se cuenta un cuento», fruto del cual salen innumerables proyectos
audiovisuales, amén de varios libros sobre dramaturgia.
En
1987, Francesco Rosi dirige
la adaptación de Crónica de
una muerte anunciada,(SI)
protagonizada por Rupert Everett, Ornella Muti, Gian Maria
Volonté, Irene Papas, Lucía Bosé y
Anthony Delon.
En 1988
se produjeron y exhibieron: Un señor muy viejo con unas alas enormes, (SI)de Fernando Birri, con Daisy Granados, Asdrúbal Meléndez y Luis Ramírez; Milagro en Roma,
(SI)de Lisandro
Duque Naranjo, con Frank Ramírez y
Amalia Duque García; Fábula de la bella palomera, (SI)de Ruy Guerra, con
Claudia Ohana y Ney Latorraca, y Cartas del parque, (SI)de Tomás
Gutiérrez Alea, con Ivón López, Víctor Laplace, Miguel Paneque y Mirta Ibarra.
En
1990, García Márquez, viajó a Japón, haciendo escala en Nueva York para
conocer al director contemporáneo cuyos guiones más admira: Woody Allen. La razón de su viaje al país oriental es la de
encontrarse con Akira Kurosawa, en
ese momento rodando Los Sueños de
Akira Kurosawa, interesado en
llevar a la gran pantalla la historia de El otoño del
patriarca, ambientado en el
Japón medieval. La idea de Kurosawa fue totalizadora, incrustar toda la novela
en el celuloide sin importar el metraje; infortunadamente, para esta idea no
existió posibilidad de financiación, y el proyecto quedó en eso.
En
1991, la televisión colombiana produce María, la novela de Jorge Isaacs, adaptada por García Márquez junto con Lisandro
Duque Naranjo y Manuel Arias.
En 1996
se presentó Edipo Alcalde, adaptación de Edipo rey de Sófocles hecha
por García Márquez y Estela Malagón, dirigida por Jorge Alí Triana, y protagonizada por Jorge Perugorría, Ángela Molina y Paco Rabal.
En
1999, Arturo Ripstein filma El coronel no tiene quien le escriba, protagonizada por Fernando Luján, Marisa Paredes, Salma Hayek y Rafael Inclán.
En 2006
se rodó El amor en los tiempos del cólera,(SI) con guion del sudafricano Ronald Harwood y bajo la batuta del director británico Mike Newell. Filmada en Cartagena de
Indias, los personajes son
encarnados por Javier Bardem, Giovanna
Mezzogiorno, John Leguizamo, Catalina Sandino y Benjamin Bratt.
En
marzo de 2010, y en el marco del Festival Internacional de Cine de Cartagena, se estrenó la versión fílmica de Del amor y
otros demonios, coproducción entre Colombia y Costa Rica
dirigida por la costarricense Hilda Hidalgo.
Memoria de
mis putas tristes, coproducción entre Dinamarca y México,
dirigida por el danés Henning
Carlsen y con la adaptación
cinematográfica a cargo del francés Jean-Claude
Carrière iba a ser filmada en
el 2009 en el estado de Puebla, pero se suspendió
por problemas de financiación al parecer por una polémica motivada por el tema []por
la amenaza de demanda de una ONG calificando la novela y el guion como apología
de la prostitución
infantil y pederastia.[] Finalmente, la película fue
filmada en secreto en la ciudad de San Francisco
de Campeche (México) en 2011,
protagonizada por Emilio Echevarría y se estrenó en 2012.[]
Desgraciadamente no he visto esta última película, Memoria de
mis putas tristes. He leido, creo que dos veces, la novela. A alguien se le
ocurrirá pensar que si soy un maniático de la pederastia. Entonces yo
respondería, ¿ha leido usted La casa de las Bellas Durmientes de Yasunari
Kawabata también Premio Nóbel de Literatura en 1968, creo recordar? Seguramente
la respuesta sería no. Lean a Kawabata y después a Márquez y encontrarán el
gran homenaje literario que el hispano hace al japonés, pero como la estupidez
no tiene fronteras..... ambos se estarán riendo de lo lindo allá donde se hayan
encontrado.
El
subtítulo, como el aire, lo dice todo. Gabriel García Márquez ha estado y
seguirá presente en mi vida como opinaba Pablo Neruda de Cien años de Soledad,
la mejor novela después del Quijote. El mejor escritor, después de Cervantes.
Sin menosprecio hacia otros autores, realizo la lectura de Gabo como hablo con
un amigo, con otros autores, siempre, a pesar de gustarme hay algo de reticencia.
En fín, cada cual tiene sus gustos. Les recomiendo leerlo, no más.....
*es.wikipedia.org/wiki/Gabriel_García_Márquez
*Jose Luis Sánchez Ferrer : El
Realismo Mágico enla Novela Hispanoamericana.
*Miguel Fernández Braso : La soledad
de Gabriel García Márquez.
*José Donoso: Historia personal del
“Boom”
*Gran Enciclopedia de España y América: Tomo VIII Literatura y prosa.
Biblioteca 5º Centenario (Espasa
Calpe-Argantonio)
*Colección Córdoba.
Diario Córdoba-Caja Sur
*Especial Gabriel
García Márquez. Diario El País.
* Literatura
Hispanoamericana : Del Modernismo a nuestros días. Joaquín Marco
Colección
Austral A.17 Espasa Calpe M. 1987
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