INDICE
Joan Oliver, decapitador verbal
La sátira de Père Quart
Lapoesía de Pére Quart
Dos temas : La decapitació i el
desplaçament
La poesía de los años treinta
Una rectificación : Saló de Tardor
El retorno a la Patria
Toma de conciencia histórica
Vacances Pagades , de Père Quart
El teatro de Père Quart
La crisis del teatro catalán
El teatro de pre-guerra
El teatro de guerra
EI teatro de post - guerra
El lenguaje del teatro en Joan Oliver
La obra narrativa de Joan Oliver
Joan Oliver , periodista
Bibliografía
JOAN OLIVER, DECAPITADOR VERBAL
Joan Oliver, hombre cuya clave poética y
vital es la ironía, un cordial escepticismo le sirve de contrapeso para no
hundirse del todo. Su moral es la moral de la desesperanza activa. Un dinamismo
humanista sin dogmas y sin catecismos. Père Quart, su seudónimo, ha debido ser
una segunda piel protectora. Contra la burguesía de la que desertó o contra el estigma
de los nueve años de exilio. Pero quiza todo esto ya había empezado antes del
39, cuando la causa republicana, en la que militaba, fue anegada de sangre, cárceles
y persecuciones. Poeta, dramaturgo, narrador. De esta trilogía, la poesía ha hegemonizado
sobre las de más.
A Père Quart sin embargo, le hubiese
gustado ser un hombre de teatro. Ha escrito unas quince obras, la mayor parte
de ellas estrenadas, si bien en condiciones de absoluta precariedad. Algunas
narraciones breves, muchos articulos. Y el poeta, por encima de todo. Siempre,
en cualquier actividad, sometido a una doble tensión, a una privación.
Su causa vencida, pasada por las armas,
su lengua perseguida. Una lengua subversiva y delincuente. Entre estos dos
polos de aflicción se han sucedido libros como: Les decapitacions; Bestiari;
Salò de Tardor; Poemes de Père quart; Terra de Naufragis; Vacances Pagades;
Circunstancies; Otze aiguaforts de Granyer; Quatre mil mots, volumen en el que
se recogen los subtitulos Decasillabs de vell; Possadis y Versos elementals als
Catalans de 1969.
Esta es la presentación que hace de Joan
Oliver Javier Villan, en una entrevista aparecida en la revista “La Calle”. De
esa entrevista vamos a entre sacar algunas de las preguntas más importantes.
Las respuestas bastan por si solas.
- Hay algo, que, cuando se planteó esta
charla, yo quería, y quiero, comentar
con usted. Las raices del desencanto, de su pesimismo. Porque el pesinismo de
usted tiene ya categoría histórica.
- Yo diría que mi pesimismo es histórico
y universal. E1 pesimismo es para mi un seguro. Sólo los ilusos pueden ser optimistas.
Los envidio de veras. Yo parto de algo muy primario: el hombre es un error
producido por las leyes ciegas del azar y de la necesidad. La inteligencia ha sacado
al hombre de la jungla, pero el hombre no ha sabido utilizar la inteligencia.
La cultura, por ejemplo. ¿Qué es eso de la cultura? ¿De qué sirvió la cultura a
la civilización alemana? Una civilización técnica, avanzada, pero, ¿de qué sirvió
ese progreso? Para exterminar científicamente, pero en forma infrahumana, a
millones de seres pensantes.
De manera que la cultura puede ser buena
o mala. Así que las democracias sólo funcionan cuando el país es ya demócrata.
Y yo dudo de que aquí tengamos un espíritu cívico. Una especial aptitud para
vivir conforme a la democracia. ¿Por qué Sánchez gobierna en España, ese tal
Sanchez? Pues porque los votos de las damas cursis y las mujeres analfabetas de
la España negra dieron el poder. Son los votos que hicieron caer la balanza a
su favor.
- Suarez, creo que usted se refiere a
Suarez...
- Suarez, Sánchez..., ¿he dicho Sánchez?
- ¿Cuál fue su actividad durante la guerra?
- Me lancé a la calle, a la palestra, a
la actividad pública durante la guerra. En mi poesía juvenil ya había un aliento,
llamemoslo social y protestatario, una conciencia colectiva.
-Rompí muy pronto con mi padre, con la
familia. Mi situación social no tenía ningún problema, una familia más que
acomodada, vivíamos bien. La guerra supuso un corte con todo esto. Desperté, yo
entonces pensaba que Cataluña podía ser un pueblo pequeño, pero modelo, un
piloto de la democracia para todos los pueblos de España. Yo pensaba en un socialismo
humanizado, con una moral basada en el respeto mútuo, en la convivencia ordenada,
de tendencia igualitaria.
-Yo no creo en los dogmas cristianos,
pero sí creo que del Evangelio se puede
sacar una moral de libertad, de justicia, si no de amor, de respeto y tolerancia.
Una moral en suma, que permita la aplicación del principio marxista, “A cada
cual según sus necesidades, de cada cual según sus capacidades”.
-Pues bien ni esa imagen de mi pueblo,
ni mis ideas socialistas se han visto encaminadas hacia su realización. Y aquí
estamos. Usted me habla de mi pesimismo...
-Eso es perfectamente detestable en su
poesía, de la que, naturalmente, también quería hablarle. Lo que ocurre es que,
a veces, no sé si su pesimsmo es un artificio literario una retórica o, por el
contrario, una postura moral.
-Es una postura defensiva. Yo me pongo
muy contento cuando mis previsiones negras no se cumplen. Pero hay algo
evidente, la mentira de la cultura, la mentira de lo que me han enseñado en casa,
en las escuela, en los libros. ¿Podemos crear una nueva cultura? Lo repito:
prefiero ser un pesimista a un iluso. Los ilusos terminan por caer del burro y
quedar vacíos. Mi divisa es todo es relativo, aproximado y provisional. Y es que
la gente es tan ingenua que aplaude siempre a los que mandan, a los que se
disfrazan, sean Papas, sean Reyes, sean Presidentes o lleven galones. Hay
hombres buenos, pero no hay Estados, comunidades, muchedumbres, buenos.
- Usted lo que tiene es una vena ácrata
insuperable.
- Puede que sí. Soy un anarquista
frustrado. Pero fundamentarmente parto de lo que dije antes: el hombre me parece
un simple proyecto. El hombre es una bestia. Podía haber llegado a ser una
bestia no sólo racional, sino razonable. El hombre nuevo todavía no lo ha
conseguido ni el cristianismo ni el marxismo. Pero tengamos paciencia: los
naturalistas calculan que las abejas han tardado treinta millones de años en
ultimar la organización de su sociedad.
- En el fondo, usted, considerado como
un poeta cívico, preocupado en sus escritos por la realidad inmediata del hombre,
podría haber sido un perfeccionista, un afanoso buscador de belleza.
- Ciertamente en mí hay un gran amor al
lenguaje, al esplendor de la belleza lírica, un gran amor y la convicción de que
la belleza no se puede degradar. El lenguaje hay que cuidarlo, ensancharlo y
profundizarlo. Por otra parte, la literatura es cosa de los hombres, son
historias de hombres, protagonizadas por hombres cálidos, vivientes, complejas
historias que pasan en este mundo y que se cuentan con palabras comunicables. Estos
procedimientos, estos materiales que utiliza el escritor no pueden ser degradados
ni disfrazados. El pintor puede hacer lo que le plazca con formas y colores y
lo mismo e1 músico con los sonidos, tales son sus lenguajes. Pero el poeta
utiliza una lenguaje, que es la forma más sensible de la inteligencia.
- El lenguaje popular, claro, directo, es
el camino que usted ha elegido hacia la belleza, ¿es verdad?
- A mí me gusta hablar claro, pero salvando
siempre la dignided del lenguaje. Naturalmente, todo depende del momento. Yo
empecé haciendo versos de metro, de rima. Posteriormente esto me pareció un
juego bizantino y me cambié al verso libre, eso sí, con un ritmo interno muy
definido para distinguirlo siempre de la prosa descriptiva y utilitaria.
- De cualquier forma, uno se pregunta muchas
veces qué sentido tiene escribir versos, sean rimados o no, con ritmo o sin é1.
Quiza el bizantinismo no resida en la forma en sí y haya que plantearselo en el
terreno de lo útil o de lo inútil, lo lógico o lo absurdo.
- Es curioso esto de la poesia, sí. Lo
cierto es que apenas nadie le presta atención, ni si quiera los censores. Los únicos
libros subversivos que en los años cincuenta o sesenta pudieron publicarse en Cataluña
fueron libros de poesía. El censor no sólo no los entendía, sino que decía:
bueno, pasa, si son versitos, pasa.
- A mí me dieron un premio en Gandía, patrocinado
por la Diputación de Velencia. Y era un libro increible, muy subversivo. Pues
no se enteraron. La poesía es siempre minoritaria. No tiene difusión, pero sí
tiene influencia. Incluso los políticos y los oradores sindicales citan versos
de Machado. No lo han leido, pero lo citan. La poesía crea un clima contagioso.
Y uno de los aciertos de los últimos años ha sido la divulgación de la poesía a
través de la canción. Raimon, por ejempro, ha
llegado a cantar poemas de Ausias March, de Espriu y con ellos ha llegado
al pueblo.
- ¿Usted está de acuerdo en que,
posiblemente, es el poeta civil más representativo de Cataluña, con un grado de
perfección estético?
- Un poeta civil, propiamente dicho no
ha existido en Cataluña. Quizá esta opinión que puede, incluso, haberse
generalizado, parte de mi libro Vacances Pagades. Esta obra llegó a tener una
cierta influencia en las nuevas generaciones, en los poetas que por entonces,
eran los años sesenta, tenían veinte o veinticinco años. Vacances Pagades,
conectó muy bien con la juventud, sobre todo la universitaria. Incluso alguien
le ha atribuido un cierto magisterio, sin mi permiso, naturalmente. Bien, pero
¿qué? ¿Y la juventud obrera, los inmigrados?
Tras ver como se desarrolló la
entrevista con Javier Villan, pasamos ahora a otra entrevista, ésta con
Baltasar Porcel, en 1966. En ella, entre otras muchas cosas hablaron los dos
escritores de la obra de Père Quart y la literatura catalana en general.
- A veces ha perorado usted diciento
que, en rigor, no es sino un autor teatral fracasado. ¿Qué quiere decir,
exactamente eso?
- Quiero decir eso. La guerra me patió
por medio. A los catorce años escribí una comedia de algaraza estudiantil que
representamos mis hermanos y yo. Te lo diré francamente: creo que estoy dotado
para el teatro, de la misma manera que estoy negado para la novela.
- ¿Cómo definiría su teatro, de antes y
de después de la guerra?
- Mi obra teatral es escasa y mediocre, como sabes. La considero sólo un
indicio de lo que podría haber sido. Reconozco que no he tenido demasiada
fuerza de voluntad para continuar mi carrera dramática contra viento y marea.
Pero con la misma claridad te diré que “La fam” contiene los elementos de una
gran obra, y también que, si al regresar del exilio, hubiese encontrado una
situación teatral no tan miserablemente postrada, habría hecho alguna cosa
buena, a partir de mi experiencia de “Ball robat”. Pero, visto el cuadro, y sin
demasiado empuje para promover un regreso o al menos un arreglo de la escena
profesional (...) me salí por la puerta falsa y fácil de las traducciones.
- El Romea...
- El caso de la “salvación” del Romea
nos debería hacer caer la cara de vergüenza.
- ¿Y los estrenos de cámara?
- Siempre que he podido he aprovechado
el recurso del teatro amateur, que, en principio sólo se explica en función de
un teatro profesional, decoroso y consolidado. En otro caso es sólo un recurso
sin verdadera categoría. Y en determinados periodos, puede ser un acto de
servicio y de fe en una lengua y una cultura. Hoy, un teatro amateur bilingüe
no tiene salida, creo yo.
- Ud. es el poeta con más predicamento
entre la juventud, me parece. Sus versos, dejen ahora de lado lo que podríamos
decir el profundo conocimiento del oficio, están absolutamente al día, tanto
por la intención como por la forma ¿A qué cree que obedece este hecho, tanto en
sí mismo como en su repercusión?
- Unos cuantos amigos mios, hombres de
las nuevas generaciones, estudiosos y responsables, lo han explicado en unos
términos que me alagan y que no osaría contradecir. Yo mismo he insinuado
alguna cosa en unas notas que figuran en el volumen de mi poesía completa,
hasta hoy. Sólo quiero añadir que este hecho y su repercusón... en este campo.
Y te lo juro por todos los dioses, no contaba con ello ni lo pretendía. También
me interesa apuntar... que nunca he pretendido, ni pretenderé, sería absurdo,
considerarme maestro ni caudillo de nadie ni de nada.
- La narración constituye una parte muy
pequeña de su obra...
- Efectivamente: posiblemente por falta
de aliento.
- En un artículo reciente ha hecho una
apología del ocio ¿Tiene tendencia a ello? algunos le acusan de perezoso. En
volumen ha escrito poco, pero, sin embargo figura entre los tres o cuatro
nombres capitales que nuestra literatura ha dado en el último cuarto de siglo
¿Por qué no ha trabajado más?
- Has tocado uno de mis puntos
neurálgicos. La vida contemplativa me encanta, pero por desgracia, aunque la
pudiese mantener no la resistiría. Por oto lado, el trabajo obligatorio, como
un castigo, me repugna. Supongo que esta es un sentimiento universal. Te puedo
decir una cosa: no me he aburrido jamás. Porque he pensado mucho, he hecho
trabajar la imaginación. Está claro que mis pensamientos han sido, en un tanto
por ciento despanpanantes, con todo, aseguraría que frecuentemente he dejado
escribir notas o gérmenes de historias que habrían superado todo lo que he
escrito hasta ahora. Pero...
- ¿Qué prepara ahora?
- Un libro de recuerdos y divagaciones.
Quería poder escribir dos comedias que ya están hechas. Todo ello envuelvelo
con una hoja de brezo.
Todo esto fue lo que hablaron sobre la
obra, en general de Père Quart. La parte siguiente de la entrevista versó sobre
la literatura catalana del momento.
- ¿Cómo va la situación actual de la
poesía catalana? Parece que eso de los poetas va de baja...
- La poesía atraviesa un periodo de
confusión, perplejidad, desorientación. Pero éste no es sólo el caso de la
poesía, ni siquiera de la local. El pensamiento y las artes plásticas, la
filosofía y la música, la política y el sentimiento religioso ¿no se encuentran
en el mismo caso? La carta de navegar no sabemos dónde para.
- ¿Qué poetas principales señalaría en
nuestra historia literaria moderna?
- Verdaguer, Maragall, Carner, Riba son
los grandes nombres. En Foix veo un islote insólito y abrupto, uno de los
catalanes que ha soñado más y con más belleza. Espriú es nuestro extraordinario
profeta de un tiempo de cautividad. Ferrater, un acento y una actitud auténticamente
nueva. Podríamos citar tres o cuatro poetas más de primera fila, unos cuantos
nombres jóvenes con excelentes posibilidades...
- ¿Cuál es su opinión sobre la situación
teatral de ahora?
- Este tema me obsesiona. He hablado
frecuentemente de ello. Posiblemente me repita Nuestro teatro es un solar por
edificar. Hay una cosa peor que no tener tradición: tenerla dañada. Con todo
Guimerá y Rossignol podrían haber sido dos puntos de partida. Pous i Pagés y
Puig i Ferrater elevaron el tono: Sagarra alimentó la escena durante décadas
sinceras, Soldevila promovió una escena burguesa, a la francesa.
El teatro es el arte social por
excelencia, sin una sociedad cuajada o en marcha coherente, el teatro no es
posible. En Cataluña hemos saltado del quinqué al fluorescente, quiero decir
del postpitarrismo al cine en color. Por ello, aquí el teatro se encuentra más
arrinconado que en ninguna otra parte. Pedrolo es interesante, y tengo
confianza en tí, Porcel, y en otros...
- Espriú, si quisiera, podría justificar nuestro teatro, diga lo que quiera
J. Plá. Sería necesario que lo intentase. Desde aquí me agrada pedirle que lo
haga. “Ronda de mort a Sinera”, me impresionó fuertemente. Ricard Salvat tiene
el gran mérito de haberla suscitado, de haber roto la resistencia del autor.
Pero tenmo que no sea el director idóneo.
Conoce poco la lengua, en la obra de
Espriu es esencial: la pantomima algunas cuestiones plásticas son cosas
importantes, cada vez más.
A propósito del estreno, se ha
producido un estado de confusión, de subversión. La crítica, pobre, se ha visto
sobrepasada y medio a ciegas, temiendo hacer una pifia se ha pronunciado en
este sentido: una obra fuerte y diferente, montada y dirigida de manera genial.
No me ha de dejar caer en un juego de palabras: en ciertos momentos parecía que
el “salvat” suplantase al “salvador”...
- Y para acabar la charla, ¿cómo
calificaría la situación actual de nuestra cultura?
- En progreso. Es obvio. Culturalmente
hemos ganado la primera escaramuza.
Esta es la entrevista concedida a B.
Porcel. Aquí, a través de sus palabras, está el hombre, de ideas claras,
cualquier tema que aparece ante sí lo desgrana hasta sus últimas consecuencias.
Este es el hombre y sus opiniones. A continuación vamos a analizar su obra.
A través del análisis que podamos hacer
se nos aparecerá como algo muy importante el que prácticamente todos los
críticos tomaron sus propias opiniones como las más esclaracedoras y casi
únicas para explicar la obra que analizan. Una prueba más, en mi opinión, de la
claridad mental de Joan Oliver al analizar el mundo y a símismo. Veámoslo.
LA
SATIRA DE PÈRE QUART
- Una larga tradición de sátira se
renueva en los últimos tiempos en la poesía catalana. Principalmente en la obra
de tres poetas que pertenecen a tres momentos históricos sucesivos: Guerau de
Liost, Père Quart y Salvador Espriu.
En Père Quarto lo mismo que en los otros
dos, la sátira es un paso hacia un más allá, no porque no valga en sí misma,
sino como reflexión del poeta en los otros. La sátira, al fin y al cabo es una
reflexión moral, con más o menos arbitrariedad y con más o menos virtuosismo.
Cuando P. Quart publicó “Las
descapitaciones”, en 1934, heredó con una voz nueva, más áspera y esquinada, el
lugar que había dejado Guerau de Liost con su muerte prematura. La importante
línea de la poesía satírica catalana pasaba de un seudónimo a otro, pero sin
ninguna transición especial. Había también virtuosismo y arbitrariedad,
historias sangrantes y crueles, con un instinto, posiblemente, “de teatro
realista y patético”.
Tres años después “Bestiari”, refuerza
aún más la virtud patética revestida de compasión, muy franciscana en el fondo,
provocada por el misterio de los animales.
Desde los “ninots humanizats”, el poeta
se acercaba a través de los animales al hombre, y en el hombre, perdido el
pudor se habría de encontrar con él mismo: la guerra, el exilio, el retorno y
los grandes libros: “Terra de naufragis” y, sobre todo: “Vacances pagades”, que
certifican magníficamente la ascendencia satírica del poeta, pero convertido él
mismo en objeto de su acción: “Afan de la imposible belleza”, como dijo en
1949, pero también: “necesidad de confesiones intimas, resentimientos concretos
o difusos..., conciencia de un fracaso..., dolor personal, vergüenza y rabia...,
desengaño cósmico a escala del hombre” y contra “la anarquía de la paz
corrupta” según dichos muy autorizados del propio autor.
El mismo ha citado entre sus maestros a
Jaume Roig y a Guerau de Liost, dando con ello pie a una genealogía ilustre
dentro de su obra. De Jaume Roig y de Bofill Mates, Pére Quart, posiblemente
haya cogido además de la traza en el uso del su sarcasmo, el gusto por la
expresión ceñida, tallada y, frecuentemente, prosaical. Pero Jaume Roig queda
muy alejado y Guerau de Liost satiriza desde unos presupuestos ideológicos
hasta cierto punto más alejados que los de Roig. La sátira de Liost descansa en
unas premisas aristocratizantes y morales que no podían ser ya las de Père
Quart.
Si bien nuestro autor pueda guardar
entre sus convicciones un algo de cristianismo insatisfecho, sus flechas vienen
desde otro sitio: su óptica es racionalista y a través de ella, reduce a
grotesco todo lo que el espectáculo humano tiene de inhumano, precisamente por
su irracionalidad.
Desde otro punto de vista su poesía
sigue siendo noucentista. Lo es en los momento líricos, no satíricos, así en
muchos pasages de “Saló de Tardor” y de “Terra de Naufragis”.
También es lírico, aunque de otra manera
en la sátira. Pere Quart se situa entre los que entienden la poesía como una
operación intelectual. Ahora bien, a diferencia de algunos de sus colegas, Joan
Oliver se niega a reconocer como misterio el resultado verbal, “per l’horror
que sent envers la terbolesa”. Para él la poesía es, por encima de todo, un
arte de inteligencia que se nutre de palabras inteligibles.
La definición resulta doblemente
indicativa: en tanto que proclama “art i intel·ligència”, el treball del poeta,
y en tanto que le prescrive una inteligiblidad expeditiva para sus palabras.
Posiblemente lo que Oliver anuncia con
estas palabras sea la voluntad de ser entendido por un sector hipotéticamente
amplio de público. En todo caso se trata de una exigencia de claridad, que se
relaciona con otra convicción suya, de que “la poesía lírica no pot ser altra
cosa que la traducció visible, aproximada i bella de certes formes de
pensament”.
Para comprender bien su poesía y su
sátira en especial debemos observar dos cosas. La primera es que utiliza
contínuamente temas bíblicos como David y Goliat, Noé, Lot etc. los que utiliza
como punto de partida para su sátira.Posiblemente esto se deba a que estos
temas son conocidos por todos, los mitos hebreos son actuales, es un
francotirador. Si bien en cuanto a técnica no va a diferenciarse mucho ni va a
salirse demasiado de la línea de un Riba, por ejemplo, en cuanto a comprensión
de tipo ideológico va a ser lo opuesto a éste y otros grandes poetas catalanes.
Si bien en su técnica quiere superar etapas de la literatura ya pasadas como el
simbolismo, si bien es verdad que en la práctica no le es tan fácil llevarlo a
cabo. El tiende a la precisión expresiva, una precisión que, no hay duda “lleva
a la poesia algún des vels que tant l’afavoreixen”.
Esta posición por una parte y por otra
su crítica social, forman dos frentes en los que J. Oliver ha tenido muchas
consecuencias en la poesía y en la literatura catalana posterior.
LA
POESIA DE PÈRE QUART
Para poder comprender la figura y la
obra de P.Quart hay que tener en cuenta , como en el resto de su obra, dos
hechos: sus estracción social y el contexto histórico en que ha debido
realizarse.
Su familia era una de las más ricas de
la burguesía catalana del ochocientos. Por otra parte Père Quart nació en 1899
y se formó en unos años y un medio en el que los esquemas de acción y de
cultura creados en el ochocientos están en crisis. A esto le siguen otra serie
de hechos en este siglo que van a marcar profundamente la vida del mundo:”La
belle èpoque”, que arranca de la guerra del catorce, la Revolución Rusa, la
Crisis de la Bolsa de N.York de 1929, la llegada al poder de Hitler en 1933
etc.
En el campo cultural, la oposición del Cubismo
y el Dadaismo, los manifiestos de Bretón, el Congreso de escritores soviéticos,
los vanguardistas, el existencialismo...
El Pueblo lucha por hacer sentir su voz,
su hambre y su agonía, y un grupo de escritores jóvenes como B. Brecht, Aragón,
Spencer y otros intentaban encontrar unos códigos ideológicos y estéticos que
reprodujeran sus aspiraciones.
Père Quart, de estracción burguesa, fue
uno de los pocos escritores que rompió con los esquemas de su clase y que,
haciéndose eco de las tensiones de su tiempo, intentó proponer por su cuenta
unas normas generales de conducta.
CONCEPTO
DE POESIA
En el primero de sus libros, aparecido
en 1934, Père Quart toma posición contra el superrealismo, cuando este
movimiento era la punta de lanza del esnobismo artístico del país. En su libro “Bestiari”,
publicado poco tiempo después, encontramos más o menos explícitamente la
crítica de la poesía clásica y los tonos románticos cerrados en la poesía de
los Jocs Florals. Con todo ello somete a crítica a las tres grandes corrientes
de la poesía catalana de la época. ¿Cuál es, entonces, su actitud?
Père Quart, muy influido por los
moralistas franceses del Grand Siècle, ensayaba una nueva forma de poesía que
iba a coincidir con todo el movimiento de reforma comenzado por Brecht y los
otros.
Si bien de los primeros tiempos no
existen consideraciones teóricas, cuando escribió el prólogo, entre
programático y poético a la Poesía de Père Quart, el poeta se refirió a los
propósitos de estos años:
“La poesía ès, per damunt de tot, un art
d´intel·ligencia que es nodreix de paraules intel·ligibles, l´ordenament de las
quals presideix la raó poètica”, es decir, con palabras del mismo poeta: “La
poesía lírica no pot ser otra cosa que la traducció visible, aproximada bella
de certas formas de pensament. I el pensament, com la imaginació, no arriba a
ser-ho fins que ha cristal·lizat, fins que ha adquirit un estat intel·ligible i
“real”. “L´art, como el seu nom manera ja indica, no té altra camí que la
realitat” y a reinglón seguido añade que la propia poesía “ és el resultát d´un
seguit d´experiències acumuladas i “obligadas”, “és, sobretot asèptica”, “feta
d´eliminacions d´estelvis”. En definitiva “la passió pel concret, per las
figuras cairadas, per las paraules substancioses y denses, és potser el trat
més carasteristic” de su estilo.
Más adelante, en 1963, al completar el
esbozo de “l´obra de Père Quart” nos dice de una forma más explícita que ha
roto “les cadenes de la formalitat” y continúa: “l´alliberacion fou un acte de
forçe, fill d´una desesperació, esmorteïda, per pudicies atàviques. De fet, les
idees que el poeta pretenia d´expressar no trabaven ajust en l´ortopedia
habitual de la bone retorica:sonavent aspramente, eren poc elaborades, apenes
poètiques, no tenien ni haurien pogut tenir res a veres amb les miraculoses
estalastites. G. Mallarmé conjuminava amb els mot, en un “clima inhumà”. El
impulso de esta ruptura fue múltiple: “necessitat de confessions intimes,
ressentiments concrets o difusos....., color personal, vergonya i ràbia per
compte propi i per compte d´altri, desangany còsmic a escala d´home” por todo
ello, en poesía como en lo demás, la poesía ha de rehusar sencillamente todo lo
que sea evasión.
Para Père Quart la poesía es un arte
racionalista que nace de las exigencias personales junto a las colectivas, que
opera con una materia histórica concreta y que la objetiva a través de una
forma narrativa libre, aséptica, llena de elementos populares.
DOS TEMAS: LA DECAPITACIÓ, EL
DESPLAÇAMENTET
Hacia 1923 comenzó a formarse en
Sabadell un grupo de escritores que se conocen con el nombre de “Escola
Humoristica de Sabadell” y también como “La Mirada” nombre del periódico que
editaban. Sus componentes eran los niños de papá de la época que supieron
superar esta situación trasladando a un plano de humor metafísico algo, que, de
no haber sido así, hubiera sido un simple juego de señoritos.
Este grupo, por muy diversas causas, se
disolvió hacia 1930, tomando cada uno de sus componentes un camino, y en el
caso de Père Quart, una carrera literaria brillante y rápida, impensada, de tan
lógica a implacable.
Conferencias, concursos, tertulias, son
algunos de los actos que organizaron, entre los que pueden destacar, por su
humor e intención lo conferencia de Josep Mª Junoy, un personaje exquisito, que
dio una conferencia a la altura de su sensibilidad, pero que tuvo que aguantar
las acciones del grupo: dio la conferencia junto a un caballo que desde unas
horas antes estuvo ensuciandose con parsimonia y generosidad.
La segunda anécdota importante, llena de
fino humor y tendenciosidad, fue el premio otorgado a Josep Carner, el
humorista oficial: un premio cuantioso, pero en vez de en billetes de banco fue
pagdo en pedazos de periódico. Evidentemente Carner aceptó gustoso el premio.
A parte de este tipo de cosas, editaron
un libro “lá any que va”, y la publicación de “La Mirada”, al parecer una de
las publicaciones más selectas tipográfica y literariamente de la moderna
poesía catalana.
Uno de los elementos más activos del
grupo fue Père Quart. Desde el primer momento su humor adquirió un matiz
peculiar: la insatisfacción, crítica, la caricatura como expresión de un mundo
en crisis.
“L’humor d’aquest poeta - dice Joan
Oliver en el prólogo citado - és un humor que, a despit de las aparences, mai
no hauria de ser acusat de gratuit, per tal com obecix a una llei entranyada en
el seu carácter”. Père Quart planta cara como pueda “A las ideas negras que le
ronden i prova de combatre l’angoixa que l’afeixuga: a la seva manera fa la
guerra al pecat i al desordre. El joc
esdevá finalmente trist i desesperat. La fececia o la paradoca, amoral i
cruels, denuncian amb modestia i rábia disfrassada, espectes variats del fracàs
universal”
Humor y naufragio. Dos características
de su obra. Humor que no tiene raices en la tradición literaria, si no más bien
en su propio temperamento, de ahí su posición en el propio grupo de Sabadell:
humor instintivo.
El naufragio se lo da la situación, es
un estímulo: instinto y estímulo que es funden en una síntesis fecunda:
entonces es cuando su obra cobra sus momentos culminantes. En estos casos, Joan
Oliver desaparece y deja paso a Père Quart.
Desde “Les Decapitacions”, en 1938, hasta
los “Versos de Circumstancies”, en 1963, y treinta años de poesía que se caracteriza
por estas dos notas. Pero el naufragio ¿cuándo aparece? Está siempre presente,
quizá el error sea intentar imaginarlo en un hecho concreto que va a influir.
No. El naufragio de Père Quart se puede decir que tiene una base existencial.
Viene desde el diluvio, y el hecho de que Noè sea una de sus mejores poemas, no
es casual.
Como náufrago, él y su colectividad, a
pesar de los avatares y vicisitudes de la vida se revuelve y lucha entre la
muerte y la esperanza.
Su humor, su lucha nos dicen que Père
Quart no es sino un rebelde, un desplazado dentro de su clase. De ahí que en la
producción de estos años tengan relieve dos temas, deplazamiento y decapitación,
humor rebelde y sarcasmo.
LA POESIA DE LOS AÑOS 30
El año 1934, tras un largo aprendizaje,
publica su libro “Les Decapitacións”, su primer libro de versos, que produjo
por el tono y la presentación, en palabras de J. Teixidor, desorientación,
sorpresa y hasta un poco de escándalo. Sin embargo, parece que la crícica no
advirtió toda la originalidad del libro y señala, solamente, el humor la sátira
y la presentación, insólita, para los hábitos editoriales de la época.
Por otro lado comparará sus versos con
las “Sátiras” de Guerau de Liost. Si bien la diferencia entre ambos libros es
muy grande.
La sátira de Liost es estrictamente
moral y típica; es la moral de la burguesía que ataca vicios y deficiencias. Es
una sátira ahistórica que no trata dialécticamente de descubrir fallos e
injusticias de los mecanismos sociales, sino vicios generales de la humanidad.
“Les Decapitacions” es un libro muy
diferente, si bien con un juego menos virtuoso, su sátira es más hiriente, y,
sobretodo, histórica Decapitacions y
Bestiari son dos libros morales y abstractos que, a pesar del tono
corrosivo, entroncan aún bastante con los hábitos de la poesía de la época;
pero muchos de estos hábitos están tomados caricaturescamente. Los poemas toman
ya posiciones ante el curso de la historia. Recordemos, por ejemplo, la condena
de la matanza de judios decretada por Herr Hitler:
Avía per telèfon una
rialla trista
de pur estil
marxista.
Bloch l´anomenen els
estranys: jo, Sara.
Qui no la desampara?
Per segar roses la destral
us cal,
Adolf, brètol total?
Volava el cap de una
companya
per cel dels
crematoris d´Alemanya.
Los dos libros constituyen una ruptura
posicional y formal con las actitudes burguesas postsimbolitas de la época; el
versolibrismo sincopado, el narrativismo, la asepsia y la amusicalidad
coinciden, más o menos con los esfuerzos que la nueva poesía europea realizaba
para traducir y transformar el mundo agonizante de entreguerras.
El mes de julio de 1936 estalla la
guerra y la poesía ha de tomar posiciones. Algunos escritores intentaron hacer
de la poesía y de la cultura, en general, un instrumento eficaz de propaganda.
Otros intentaron crear un tipo de poesía que por actitudes y técnicas
tradujesen la coyuntura revolucionaria y las agonías de la guerra.
Aunque participó en la utilización de la
cultura como propaganda, fue un autor que tenía que salir escribiendo otro tipo
de poesía, más hiriente, y era lógico. Todo el mundo de crítica y revuelta desemboca
en la “Oda a Barcelona”, canto a la revolución y a todas las liquidaciones y
afirmaciones que ésta comportaba.
Aquí encontramos, es preciso decirlo,
virtuosismos idiomáticos, elaboraciones intelectualizantes, pero, de hecho, el
despliegue del poema es completamente nuevo: verso libre, más o menos
sincopado, simplicidad de recursos, técnicas narrativas, expresión directa,
eficaz y vulgar etc. Y lo que es más importante: la ruptura formal no hace sino
traducir una ideología más profunda. “La Oda a Barcelona” es la verdadera
antítesis de “l´Oda nova a Barcelona”, de Joan Maragall, escrita a raiz de los
hechos revolucionarios de 1909.
Por otra parte Père Quart, alternando el
periodismo, la poesía y el teatro, reflejó las evoluciones y los azares más
señalados de los tres años de guerra. Algunas obras son testimonio de ello,
entre otras, la pieza teatral “La Fam” y
el poema “Terol”, inserto en la primera página del primer número de “Meridià”,
un semanario típico de las inquietudes de los tiempos que corrían.
UNA RECTIFICACIÓN: “SALÒ DE TARDOR”
El año 39 acabó la guerra y
Père Quart, con muchos otros
transmuntà la carena
lentament, sense dir
re...
y se encontró solo y desamparado, abocado al exilio en una Europa
descuartizada.
A Catalunya deixí
el día de ma partida
mitja vida condormida;
l´altra meitat vingué
amb mi
per no deixar-me sens
vida.
Comenzó entonces el pregrinaje : Francia, después América y terminó en
Chile. En Santiago publicó el cuarto libro de poemas: “Salò de Tardor”. Este
libro es el testimonio y la confesión más directa del estado de ánimo y la
visión, entre sentimental y dolorida, de un hombre entre los hombre de otro
país, en otro continente. No es ya un libro humorístico o satírico, un libro
lleno de acentos revolucionarios, es un libro amargo, cargado de añoranzas, más
subjetivo, retórico, más lírico, en definitiva.
Los fragmentos líricos y los
de puro ingenio de sus dos libros anteriores a “Salò de Tardor”, dice Joan
Triadú, se concretan en éste con toda la extensión y trascendencia de un poeta
lírico, generalmente elegíaco, con la voz de la sangre más insistente que nunca
por la lejanía y el dolor de tanta sangre derramada, Père Quart, posiblemente,
en este libro nos da de una manera directa el alfa y el omega del exílio. Uno,
el momento preciso en que el enraizamiento en la tierra se rompe físicamente,
paso de la frontera. Otro, más allá del retorno, el momento en que “ honor
refet i llar segura”, el poeta evocando los años del exilio, “enyorarà
l´enyor”.
La sátira llega aquí a hacerse
alegría, la revuelta renuncia y resignación. De hecho, buena parte de los
poemas del libro son más o menos esteticistas, otros traducen las ambiciones
civiles de los años precedentes, hasta un cierto optimismo:
I els somnis a vegades
traixen el futur.
Unos nuevos temas comienzan a
insinuarse: añoranza de lo perdido, la muerte, un incipiente desengaño cósmico
“a escala d´home” para utilizar palabras del propio poeta.
Las técnicas de expresión
sufren una represión. Salò de Tardor es el libro que más cerca está de la
poesía postsimbolista.
EL RETORNO A LA PATRIA
Al cabo de 10 años vuelve a Barcelona.
La “Epístola d’alta mar” nos describe el viaje humorísticamente, pero también
melancólicamente.
Que costa arribar a
terral
Mariners, un esforç!
La vuelta, sin embargo, no le dio lo que
esperaba, sino lo contrario. Un mundo caótico y hostil que lo redujo a casi a
la nada moral y económicamente. Se encontraba abocado a los abismos del
desengaño y del pesimismo cósmico.
Su nuevo libro “Terra de Naufragis”, no
hace sino reflejar lo que era su tierra. Sus temas son los del dolor, la muerte,
la resignación, todo ello con fuertes tintes patéticos.
Al mismo tiempo se da cuenta de que su
drama es compartido por mucha otra gente, lo que le lleva a poner de
contrapunto la elegía personal con la colectiva. “Noé”, uno de sus mejores
poemas, traduce la significación del naufragio colectivo y, aunque tímidamente,
la esperanza de un futuro.
Dentro de su obra va a suponer un avance
sólo con respecto al libro anterior, “Salò de Tardor”, pero ello sólo referido
a la cuestión técnica.
Cuando escribió este libro, en la
literatura, y concretamente en la poesía se estaba dando un momento de
evolución y ruptura. Esta evolución fue menos sorprendente en el caso de Père
Quart, y ello a causa de su poesía anterior. “Terra de Naufragis” es un libro
que dentro del conjunto de su obra refleja un momento de desorientación vital
de un poeta que, precisamente, mucho antes que los otros, había dado a su obra
de tiempos de la guerra y del exilio un tono y una actitud civiles o realistas.
“Terra de Naufragis” podía hacer suponer
el inicio de un cambio espiritual de Père Quart y así lo interpreta Joan
Teixidor. De hecho, sin embargo, el mismo título nos lo indica, no era sino la
suma de todas las desilusiones del poeta, del 39 acá, es decir, la expresión de
unos años de cansancio y de crisis interior. Al mismo tiempo, Père Quart había
tenido la suerte de poseer unas reservas de excepticismo y de capacidad
crítica, y hasta una saludable tendencia autoirónica y satírica: no es preciso
repetirlo. Père Quart es un moralista, un temperamento ético. Este tipo de
escritores o se suicidan física o literariamente, o acaban salvándose in
extremis de todos los momentos de depresión. Posiblemente necesitan más que los
otros, un estímulo externo: Père Quart lo encontró en los escritores más
jovenes,que le reconocieron como maestro inesperado para muchos, y también en
los universitarios y jóvenes lectores que, de pronto, descubrieron un escritor
importante, que las consecuencias de la guerra primero y, una especie de tejido
a su alrededor que le hizo estar en silencio, después, los habían escamoteado.
Así pues, un escepticismo autocrítico y
una innata tendencia a todas las formas serias del humor, conferían a la poesía
de Pere Quart una vertiente de inmunización de cara a los peligros que las
depresiones frecuentes - y lógicas – el poeta podían provocar en su obra. Terra de Naufragis, un buen libro de
poemas, puede serlo, precisamente, por el realismo con que quedan reflejadas
las dudas y las vacilaciones de su autor - no significaba retroceso en la obra
de Père Quart, pero tampoco evolución importante. Era un libro de balance en un
momento crítico, que no avanzaba tampoco demasiado. Pero, a pesar de todo,
significaba un acontecimiento literario importante, y eso por dos razones: la
primera por ser la reincorporación pública de Père Quart como escritor y la
presencia de un tipo de poesía que no era frecuente en la literatura catalana
de aquellos años, a pesar de que ya tenía otro representantes ilustre: Salvador
Espriú.
Nos referimos a una poesía que,
partiendo de unas actitudes más o menos humorísticas, llegaba, a través de la
ironía, de la sátira o del sarcasmo, a una verdadera crítica de la sociedad, de
sus componentes, de sus costumbres y también de la misma poesía o literatura en
general. El autor ya había explicado este tipo de poesía en un texto
autocrítico: “em plau declarar que l’humor grotesc o trascendent que anima els
poemas d’aquest llibre - i aquí donem a la paraula humor el seu sentit más lat -
, queda sempre redimit per la presència (visible sense esforça) del Dolor, de
la Pietat (que una mirada penetrant por descobrir – hi) i de l’amor apassionat
de la bellesa”.
El contacto con la vida cotidiana, casi
único en la poesía catalana de aquellos años, salvará al poeta y al hombre.
TOMA DE
CONCIENCIA HISTORICA
Unos años más tarde empieza a tomar contacto
con grupo de poetas más jóvenes, lo que, en su búsqueda de una nueva poesía, le
hace sentirse más joven, pero sin abandonar eso sí, el pesimismo cósmico.
Eran unos años de excitación
universitaria y de una incipiente transformación de la base. La nueva generación
empezaba a hacerse sentir y Père Quart se sentía identificado.
Era la época en que comenzó a escribir
“Vacances Pagades”, que, junto al libro de Espriu “La pell de brau”, inauguran
una nueva época de la poesía catalana. Todas las innovaciones de sus primeros
libros adquieren aquí su plenitud, aunque, aún, se siente un poco temeroso.
Aunque ahora vamos a ver más
detenidamente este libro, podemos resumir diciendo que, “Vacances Pagadas”, no
sólo porque cierra muchos caminos, sino también porque abre muchos otros, es
uno de los grandes libros de Père Quart.
A partir de Vacances Pagades sólo ha publicado varios libros, pequeños, donde
retomando algunos aspectos de sus libros anteriores, se le nota la mayor centralización
en la situación histórica en que vive. Estos libros son: Dotze aiguaforts de Granyer, L’obra de Père Quart: Versos de
Circumstancies etc.
Como se puede observar, a lo largo de
toda su obra, Pere Quart es un hombre que se introduce en la historia y se
comporta como un verdadero poeta. Cumple con el requisito que pidiò Ieutuixenko
para ello: “L’ouvre d’un vrai poéta, c’est límage vivants, resprant, marchant
at parlant da son temps”.
“VACANÇES PAGADES” DE PÈRE QUART
Josep Mª Castellet y Joaquin Molas, en
su libro “Poesía catalana del sègle XX” presentan a universitarios y escritores
jóvenes, que vieron en Père Quart un maestro, fue uno de los factores que
conllevaron al poeta a abandonar el momento de depresión personal y
desorientación literaria que representaba Terra
de Naufragis.
Este libro coincidió con el nacimiento de esta nueva generación, que iría
en constante progresión, ampliando su
circulo de influencias.
La mentalidad de estos jóvenes se
caracterizaba por la toma de conciencia ante los temas sociales y políticos del
país, la defensa de actitudes de tipo radical y la confianza en sus propias
fuerzas. Otros aspectos de esta mentalidad serían la consideración de la
cultura como parte integrante de la problemática político-social, y la defensa
de la literatura, testimonio y crítica de la realidad histórica, así como la
búsqueda en su vacío y mutismo de voces amigas que pudieran servirles de
soporte y guía. Esto lo vieron en la poesía de Père Quart y en la persona de
Joan Oliver.
Vacances
Pagades, sería el testimonio de esta identificación entre el poeta y la
juventud que leía. Père Quart salta por encima de dos generaciones, la suya y
la siguiente, había encontrado a su público en la última generación.
Josep Ferrater Mora, en el prólogo de la
primera edición del libro, declaraba: “Père Quart ho fa tot, absolutament tot,
como a poeta”; pero sería más correcto decir que lo hace todo, absolutamente
todo como moralista. El único móvil de sus escritos es llegar a la
desconsoladora verdad, y el único camino para conseguirlo es el enfrentamiento,
lúcido y doloroso, con la verdad, con la realidad.
Esta cualidad de lucidez es de tal grado
que las palabras más acertadas sobre la poesía de Père Quart escritas hasta
ahora, son las del mismo autor: El prólogo ya citado a la edición de “Poesía”
(1949), y el apéndice añadido al mismo en “L´obra de Père Quart” (1963); lucidez,
por tanto, al enfrentarse al mundo que nos envuelve, pero también al evaluar e
interpretar la propia obra.
Père Quart empieza a ocupar una posición
central en la literatura catalana hacia finales de los años 50, y llega, en
compañía de Salvador Espriú, a ser una de las figuras más señeras de la
literatura con la publicación de “Vacances Pagades”.
Como se puede observar, Joan Oliver nace
con lo que se ha llamado la generación de la Dictadura, se da a conocer con la
siguiente y encuentra su público en la última promoción literaria.
“Vacances Pagades”, que había conseguido
el “Premi Ausiàs March”, en 1959, se publicó en 1960, el mismo año en que
aparecía “La Pell de Brau”, de Salvador Espriú, libro que su autor había ido dando
a conocer a un público extenso en lecturas privadas.
Este año de 1960 puede, por tanto,
considerarse la fecha que señala el triunfo de un nuevo concepto de poesía,
produciéndose así la y ruptura con la tradición simbolista y culturalista que dominó
por completo, y durante medio siglo, la literatura catalana.
“Vacances Pagades”, aunque representa una
ruptura con la poesía catalana anterior, se mantiene enrraizado en la
producción del poeta y representa la culminación de las tendencias y las
actitudes que se encontraban en los otros libros suyos; no rompe por tanto con
su anterior obra poética, sino que la supera y la lleva hasta las últimas
consecuencias, tanto en el contenido como en la forma expresiva.
En lo que concierne a esta última,
encontramos desde el primer libro que rehusa lo retórico y los recursos
exageradamente literarios. Joan Oliver había caracterizado este aspecto de su
poesía en el prólogo mencionado:”Festa d´eliminacions, d´estalvis, es breu i
escassa com las noticies importants-bones o males”. En esta escasez está la
inovación más importante de su obra poética.
Père Quart, rompiendo con una tradición
de siglos en el lenguaje poético, parece que sigue el lema de Juan de
Valdés:”El estilo me es natural y sin afectación ninguna, escrivo como hablo,
solamente tengo cuidado de usar vocablos que signifiquen lo que quiero decir, y
dígolo quanto más llanamente posible, porque a mi parecer en ninguna lengua
está bien la afectación”; en sus versos llegará a la utilización de frases
procedentes del lenguaje coloquial más vulgar, que tomarán dentro del contexto
del poema una fuerza poética y conceptual de inesperada calidad.
Este estilo, que el autor había
calificado de áspero, poco elaborado y apenas poético, presenta en “Vacances
Pagades” la plenitud de una serie de características que se adivinan en los
primeros poemas: ritmo que busca no la creación de una sensación de musicalidad
sino la de destacar las palabras y las ideas, la utilización de recursos
retóricos más sencillos, las enumeraciones y los paralelismos, por ejemplo el
predominio del sustantivo y del verbo frente a la escasez de adjetivos, que en
general una función satírica e irónica, un uso constante de expresiones
coloquiales, todo ello dentro de las ilaciones sintácticas propias de la
narración en prosa.
A veces, el constraste entre varios
tipos de construcción sintáctica le lleva a aciertos modélicos. Así en
“Pregària de gener”, el contenido irónico está reforzado por el cambio rítmico,
basado en las diferencias sintácticas de las estrofas.
Este lenguaje poético, o mejor,
apoético, está siempre en función del contenido, de aquello que el autor quiere
expresar; hoy por tanto una total adecuación entre el significado y el
significante, adecuación que tiene una finalidad: decirnos una cosa determinada
y sólo una. La afirmación conmunmente aceptada de que la poesía moderna sugiere
en vez de significar, no es válida para la obra de Père Quart, como tampoco lo
es para la de Jorge Guillén.
Joan Oliver afirmaba en el Prólogo a la
“Obra de Père Quart” que “la poesía es, per damunt de tot, un art d´intel-ligència
que es nodreix de paraules intel-ligibles la ordenament de las quals presidoix
la raó poètica”, palabras que demuestran muy claramente la delimitación
significativa de sus escritos poéticos.
Por lo que respecta al contenido,
aspectos que habían cumplido su papel primordial en los libros anteriores,
pasan en “Vacances Pagades” a ocupar un lugar secundario, como se ve con la
intención satírica y con los humorismos; otros, por el contrario, toman una
importancia mayor: así el excepticismo, la evaluación moral y las referencias
al contexto histórico del autor. La intimidad y unidad profunda de su obra en
conjunto se encuentra sustentada en el resultado a que llega la evaluación que
el poeta hace de la sociedad humana: la destrucción de los mitos que el hombre
ha ido creando para limitar la libertad individual; en “Vacances Pagades”esta
función desmitificadora se transforma en realidad determinativa de todo el
libro.
El papel ilusionador dado al mito por J.
Burckhardt, en Historia de la cultura griega al afirmar que había dominado la vida
griega como un monte inmediato y magnífico, ha continuado manteniéndose hasta
nuestros días, siendo precisamente los escritores uno de los grupos sociales
que más ha contribuido. Père Quart reacciona contra esta corriente, y nos
presenta los mitos como las mentiras con que los hombres de posición
privilegiada disfrazan la realidad y engañan al resto de la sociedad.
La mentira, el engaño, el mito, son, nos
dice Père Quart, el soporte de un mundo injusto y opresor en el que vivimos; en
el poema Lletanìa se condensa
estupendamente esa actitud.
Per
als infants
mentides.
Pers els amors
mentides.
Pers els amics
mentides.
Pers
els clients
mentides.
“Vacances Pagades” es una poesía de
lucha, de combate,y es también una poesía clasista que testimonia el
hundimiento de una clase social, la burguesía. A lo largo del libro vamos
encontrando el reconocimiento, por parte del autor, de haber pertenecido a los
grupos sociales elevados de esta clase social. Sólo a partir de esta posición
de Joan Oliver podemos hacer una evolución sociológica de su poesía.
El escritor reacciona con inusitada
fiereza contra su clase social al descubrir que es movida únicamente por el
propio provecho material, que disfraza con grandes y bonitas palabras e ideas.
Esta reacción surge,al mismo tiempo, de una mentalidad básicamente burguesa, de
aquí que todo el libro sea un grito a favor de la salvación del individuo. En
cada uno de los poemas hay una exacerbación individualista que llega a una
obsesionante preocupación por el “Yo” y se acerca a lo que podríamos denominar
un anarquismo literario; ha sido el mismo Joan Oliver quien ha escrito:”Père
Quart provava en efecte a durrutejar, i ho feía precisament contra una altra
anarquía, l´anarquia de la pau corrupta”. El verbo durrutear, creado sobre el
nombre de Durruti, famoso anarquista, era una prueba más de su individualismo
anarquizante. Los ataques, las burlas del poeta se dirigen contra las
superestructuras que ha creado la burguesía, de las que forman parte los mitos
de la cultura, el arte, la religión, el amor, la libertad etc.
La frase final del “Pròleg a l´obra de
Père Quart:” L´afany de la impossible bellesa, ès en definitiva, el mòbil
suprem de la Poesía de Père Quart”, parece sostener una actitud estaticista por
parte del poeta; y al mismo tiempo, nada más alejado de la verdad. Examinada la
frase aisladamente nos descubre que el hecho mismo de calificar la Belleza de
imposible, da a entender una significación inusitada y ambigua a este término
sólo interpretada desde el contexto del Prólogo citado y la propia obra de Père
Quart podemos entenderla.
La belleza tiene en él una connotación
ética y no estética. Su poesía está movida por una infatigable búsqueda de la
Verdad. La desmitificación es el camino para llegar a ello. Pero en esta
desmitificación sólo se enseña, al fin, donde no se encuentra la verdad; de
aquí el amargo pesimismo que surge de toda su poesía. Sólo la que da, como
hipotético consuelo la posibilidad de creer o dudar ”en la vida nova de l´ànima”;
la función del hombre en éste parece aproximarse a la pura animalidad. Pero
sólo con dos palabras, “decorum” y “endegar” consigue dar al poema una
intención ética, y lo transforma en una queja humanística. En un poema escribe:
La nostra esperança
ès ambiciò
i enveja maligna;
tot ès vanitat.
Es por todo esto por lo que se podría situar a Père Quart dentro de una
fuerte corriente estoicista
“Vacances Pagades” es el punto que señala el hundimiento de un viejo y
enorme falso edifico histórico; sobre este solar es preciso construir la
dignidad no alcanzada hasta ahora.
EL TEATRO DE PÈRE QUART
“Cal reconèixer que els nostres
comediògrafs no dominen l´art d´escriure i que a penes tenen res a dir; les
excepcions son tan admirables com escasses. Comten amb una tradiciò modesta
però respectable, que no hem sabu aprofitar en sentit positiu. Circumstanciès
externes han vingut a empitjorar el quadre. I avui podem dir- exagerant una
mica perquè tohtam se n´adoni-qua el teatre català ès un magnific solar: runan,
pecrejam, no poques barraques i algun quiosc de guix, d´estil vagament
valcanic. Caldria ara procedir a netejar el terreny, a aplanar-lo, a preparar
l´exavació dels fonaments. Per tal que un dia els homes de la segona renaxença
poguessin començar a bastis (...) En el millor dels cases, doncs, el nostre
teatre viu només el temps de la esperança”
Tomando como base estas terribles
palabras del propio Joan Oliver, aparecidas en el prólogo a la adaptación de
“Pigmaliò” de B. Shaw, vamos a ver la obra teatral de Père Quart y en primer
lugar una panorámica general del teatro de Cataluña en el periodo 1936-1964,
época en la que se inscribe lo mejor de su obra en este campo.
Como el propio Oliver reconoce, estas
palabras tienen algo de caricatura, pero observando el teatro catalán de esta
época, nos damos cuenta de la rofunda crisis por la que pasa.
El teatro, como fenómeno literario y
empresa económica está en crisis, debido fundamentalmente a varias causas. La
aparcición del cine y luego la TV. lo han ido llevando del centro de la
atención del público a un abandono casi total.
Desde luego parece lógico aunque quizá
no justificable, que el público pueda preferir la comodidad del cine y de la
tv. a la del teatro
De aquí, de espectáculo de masas, ha
pasado a espectáculo de élites, de minorías, posiblemente mejor preparadas, lo
que lleva al teatro a un lenguaje de sutiles refinamientos y difícil alcance.
Por todo ello parece que en estas
circustancias el teatro se vea impelido a los límites del experimento o a vivir
de subvenciones por los organismos oficiales.
UN CUARTO DE SIGLO DE TEATRO EN TIERRAS CATALANAS
Comparando el teatro de comienzos del
s.xx o de mediados del xix , con el de 1938, en esta época su nivel era más
modesto. Sin embargo, en el Paralelo, la vida teatral era bulliciosa con sus
vodeviles o su teatro de revista, y, en los locales del centro, con un teatro
de cierto mérito.
Se habían hecho ya traducciones y
representaciones de Pirandello, Shaw, Elmer Rice etc. J.Mª Sagarra y Carles
Soldevilla triunfaban con sus comedias de estilo burgués. J. Oliver iniciaba
con “La Fam” en 1938 un teatro realista. Al mismo tiempo la Generalitat creo el
“Institut del Teatre” que planificaba un teatro subvencionado.
Desde 1939 hasta el final de la guerra
mundial hubo, lógicamente teatro en Barcelona, pero era un teatro no catalán.
En general el teatro era de poca categoría y además creado por las compañías de
Madrid.
Al final de la guerra se fue rompiendo
este arte provinciano y se estrenaron obras como “L´auca del Senyor Esteve” o
“Els savis de Vilatrista” de Russinyol; “Terra Baixa” de A. Guimerà, “El
prestigi dels morts” de J. Mª Sagarra y “La primera historia dÉsther” de S.
Espriú.
Pero, el Paralelo, foco de la vida
teatral Barcelonesa, entró en una fuerte crisis que repercutió fuertemente en
el teatro. Fue entonces cuando el campo amateur promovió un cierto ambiente
teatral catalán.
En 1955 se crea la “Agrupaciò Dramàtica
de Barcelona” (AUB), que renueva el repertorio y las técnicas escénicas. E.
1959 J. Oliver y Joaquin Horta crean “Caderns de Teatre ADB”; Jordi Carbonell,
desde las páginas de Serra D´or inicia una campaña inteligente en pro del
teatro, todo lo cual, unido a otros grupos y acciones experimentales parecen
perfilar el nuevo teatro catalán.
LA CRISIS DEL TEATRO CATALAN
Al intentar explicar la crisis del
teatro catalán hemos de tener en cuenta varios fenómenos, y quizás, el más
importante, es el que a raiz de la guerra civil la sociedad catalana sufrió una
fuerte crisis, un fuerte colapso. La burguesía, falta de un programa coherente
de acción, se olvidó de la cultura para darse a las ganancias fáciles, todo lo
cual, añadido a otra serie de factores, nos da una idea de la situación
sociológica y mental del país.
Tras el trauma de la guerra, la
plataforma teatral tenía los mismos esquemas del año 36. Sagarra era el autor en
exclusiva . Las traducciones, tan importantes para una demografía reducida, no
se realizaron con abundancia y en general, la mala política cultural llevó al
traste todo intento de renovación.
EL CASO SAGARRA
Antes y después del 36 Sagarra ocupó un
lugar de mucho respeto dentro del teatro catalán, no sólo por su variedad de
temas, sino por el éxito de algunas de sus obras. No adscrito a programas
político-culturales de la burguesía, hizo un teatro de unas características
personales, de un gran esfuerzo y desenfado verbal, que supo conectar con la
nueva literatura y las nuevas vivencias que el público recibía.
Tras el duro paréntisis 1936-45, se
propuso renovarse a si mismo y alternó el teatro de antes de la guerra con un
nuevo tipo de teatro, de características modernistas pero un poco desigual, mas
con la virtuosidad de llegar de manera directa al público.
LA COMEDIA BURGUESA
El teatro catalán es sustancialmente
burgués. Y lo es por diversas razones: extracción de autores y consumidores,
extraccion social, hábitos de vida y mecanismos ideológicos de sus
protagonistas, técnicas escénicas y literarias.... Carles Soldevilla es, sin
duda, su autor más representativo, ya que propugnaba el cultivo de la llamada
“comedia burguesa”, denominada así, decía “ no pas per vincular-la als
interessos d´alguna clase, sinó per precisar-ne el to d´alguna manera”, y
formulaba más o menos claramente sus aspiraciones.
Dentro de este programa general, Joan
Oliver es un caso aparte, y lo es por dos motivos: porque hubiera podido ser un
verdadero renovador teatral, y por las circunstancias históricas. No pasó de
ser un gran comediógrafo frustrado, porque dentro de la comedia burguesa adoptó
unas posiciones críticas que han hecho de él, junto con Espriú el autor de más raigambre
histórica y a la vez, de unas posibilidades de futuro.
“Pertanyo a la generaciò esberlada. La
fi de la nostra guerre y el llarg exili subsegüent van partir pel mig una
modesta carrera literària que havia començat tard. La poesie s´acontente con un
eco discret, que no provoca malfiança, en canvi ès efet de publicitat sorollosa
oberte. Res no permetría avui un teatre que fos una trasposició de la meva
poesìa. Com a dramaturg sóc, doncs, un autor frustrat. Tinc feina a guanyerme
la vida, y no m´he vist amb cor de escriure, estoicament teatre postum”
Antes de 1939 había iniciado un teatro
perfectamente de acuerdo con su obra poética. “La Fam”, obra que hubiera podido
ser el comienzo no sólo de una obra personal de mucho peso, sino también de un
teatro catalán importante, le , enfrentaba valientemente con la realidad
histórica más acuciante. Sin embargo, después de aquella fecha su carrera
teatral fue vacilante y poco a poco se fue alejando de la estrictamente
poética.
Ahora bien, Joan Oliver, realista y
desmitificador, en definitiva, pesimista frente a la condición del hombre y
profundamente fiel a unos ideales colectivos, dio un vuelco radical a los
propósitos de la comediaburguesa. No abandonó sus técnicas más genuinas, pero sometió a crítica los postulados mentales, pero eso sí,
de manera feroz.
LOS VIEJOS MITOS LITERARIOS
Unos niveles de cultura medianamente
aceptables, los condicionamientos burgueses del teatro catalán, el predominio
de las corrientes postsimbolistas más ortodoxas, el miedo a enfrentarse
directamente con las realidades cotidianas, las presiones externas y las
necesidades de endurecerse para resistirlas, la inquietud metafísica por los
destinos personales y colectivos, todo ello llevó a un grupo de dramaturgos
catalanes a reelaborar los viejos mitos literarios.
En conjunto, los mitos creados por los
grandes trágicos griegos son los que, gracias a la influencia ejercida por la
“Fundació Bernat Metge” y, en especial, por Carle Riba.
A veces las mitificaciones suelen ser,
tácitamente o no, actualizadas, otras potenciadas por un trasfondo “histórico”.
Así, Antígona, escrita en 1939 traduce las angustias de la recién terminada
guerra civil y propone ya un intento de reconciliación:
“Torna a les cases , poble de Cadmos!
Moro justament i amb alegría. Privada de la llu en la meva espera lenta, et
recordaré fins a l´ultima hora, recordaré els camps de Tebes, la font de Dirce,
aquest cel tan blau.... Que la maladicció acabe amb mi! Honora, poble el teu,
Princep i oblida el que et divideix.
Traballa, unit e en pau per la grandesa de la ciutat”.
La
Primera Historia d´Esther, del mismo Espriú, sin duda una de las mejores
obras del teatro catalán, es una obra mítica y, al mismo tiempo, profundamente histórica. En el fondo de la
caricatura burlesca de la fábula bíblica o la mitificación de la realidad
actual hay, dándoles sentido, una constante referencia a nuestra guerra civil y
sus trágicas consecuencias.
Técnicamente, la obra, densa de ideas y
cultura, esquemática y elíptica, es de una riqueza y originalidad prodigiosa:
no sólo literaria y lingüisticamente sino también teatralmente.
Al ser publicada se consideró hermética
y antiteatral, pero gracias al descubrimiento de las técnicas épicas de
dirección o interpretación se ha puesto de relieve su profunda teatralidad, su
gran calidad literaria o idelógica. Por ello, Joan Oliver, en el prólogo citado
pudo decir:
“Yo proposaría als comediògrafs d´avui i
de demà un punt de partida, un exemple solitari, una pedra angular per el futur
edifici: La Primera Història d´Esther,
no tan pels valors estrictament escènica que pugui contenir com per la seva
rica solidesa literària i lingüistica i la seva trascendència moral, i, en
definitiva humana”.
Es precisamente a partir de estas fechas
cuando el teatro catalán va a empezar a resucitar, aunque sigan siendo hombres
como Oliver y Espriú los más representativos, a pesar de todas las experiencias
nuevas como el teatro del absurdo y otros.
Tras
las huellas de estos hombres siguen otros, ya adscritos a cierta tendencia
filosófica, como B. Porcel y Ricardo Salvat etc. Las nuevas técnicas son
evidentes, así como, ya está dicho, las tendencias filosóficas de que se
parten. Todo ello permite aceptar como futuras realidades las palabras de
Oliver: “Nuestro teatro sólo vive de la esperanza”.
Una vez vista la situación teatral en
que se inserta el teatro de Père Quart pasemos a analizar su propia producción.
Joan oliver ha sido y es una actitud
frente a , y en general en contra, la sociedad contemporánea, en todo lo que
significa la clase directora, controladora, orientadora de la realidad
catalana. Clase, no vale olvidarlo, de la que procede. La preocupación genuina
por la colectividad, por lo que hay de fundamental, de básico en la colectividad,
es uno de los polos de su compleja figura humana.
En otro sentido, la inquietud del
escritor se manifiesta de cara al hombre: entonces hallamos la misma búsqueda
genuina de la verdad enfocada sobre el hombre individual. Oliver ha sentido una
profunda preocupación por el hombre a través de su profunda preocupación por él
mismo.
Su obra se desenvuelve entre estos dos
polos: el colectivo y el individual que, en los mejores momentos se funden
entre sí.
Por otra parte estas tendencias se
despliegan dentro de un mundo en el que vive el escritor, el de la burguesía y
, en un momento dado, el de la revolución.
Tampoco podemos olvidar que, como
escritor, parte de un mundo literario determinado, el de Cataluña de postguerra.
Sin ese encuadramiento literario, la obra quedaría en el aire, desarraigada.
La escena catalana del segundo cuarto
del siglo ofrece dos corrientes: de una parte la pervivencia de la tradición
romántica, el verso, una cierta actitud estilística popularista y un predominio
de los tintes sentimentales.Por otro lado, el formalismo novecentista, que en
el teatro se caracteriza particularmente por la temática urbana, por la prosa
aséptica, y por la superficialidad amable. Ambas, corrientes del teatro burgués
de la época, tenían un denominador común: se desenvolvían bajo el signo de la
evasión, del individualismo y al margen de problemas básicos de la sociedad
contemporánea.
De la corriente noucentista partió,
inmediatamente anterior a la guerra, una tercera corriente, que pretendía
bucear en la realidad sicológica y en la sociedad de los personajes con una
actitud genuína de búsqueda humana y literaria. La figura más adelantada del
grupo es JoanOliver.
Un cuarto grupo, también incipiente
completaba el panorama: un teatro que tenía detrás la tradición de Ignasi
Iglesias, llevaba a la escena problemas de la clase obrera catalana.
Las dos últimas corrientes fueron el
embrión del transformismo del teatro catalán, puesto que existían unas
estructuras de gobierno que permitían su desarrollo
Joan Oliver que se hallaba precisamente
en la plenitud de sus posibilidades dentro de un teatro popular subvencionado,
ha sido, como él mismo ha dicho, un dramaturgo frustrado dentro de sus posibilidades
normales de desarrollo, a pesar de ser el hombre de teatro más importante del
periodo.
Paralelamente a las modificaciones de la
sociedad catalana, su producción teatral presenta tres épocas características:
una primera etapa de preguerra, otra de guerra y una tercera de postguerra.
EL TEATRO DE PREGUERRA
La actitud crítica negativa es la
característica típica de este primer periodo. Nacido en un ambiente burgués
social y literariamente hablando, su rebeldía se muestra desde el primer
momento. La búsqueda de la verdad le enfrenta con su propia clase social, de la
que se devincula.
El análisis que Oliver hace de la
burguesía catalana de preguerra aparece en unas obras en donde predomina su
preocupación por los fenómenos colectivos por encima de la atención por el
hombre como individuo.
A pesar de todo hereda del noucentismo
la técnica y la preocupación por la corrección lingüística, hasta tal punto que
el idioma teatral de Joan Oliver es una creación literaria de gran categoría
alejada lo mismo del vulgarismo que del virtuosismo intelectualizante. El resultado
es, pues, una lengua literaria teatral, viva, sólida y eficaz.
Esta doble reacción se ve ya en la
primera obra: “Gairabé, un acto o Joan, Joana i Joanet” (1929). La crítica
social es evidente, resumiéndose en el elogio-irónico donde implícitamente la
censura de Joana a su madre “Haga lo que haga, mamá siempre es una buena
burguesa de la Creu Alta” (Escena VI). La crítica del convencionalismo
literario se vuelve, no obstante, predominante; Pau, el tramoyista, cuarto
personaje de la obra, acaba bajando el telón a las órdenes de Joanet. El tema
será puesto otra vez en juego en “Primera Representació”
La calidad humana de los personajes es
más densa , sin que se pierda el predominio de los elementos representativos,
esquemáticos sobre las individualizaciones en la comedia: “Allò que la vegada
s´esdevingué “ (1936). El sentido del duelo Caín-Abel se invierte y Caín es el
verdadero héroe revolucionario. Hasta tal punto es así, que el mismo ángel lo
elogia después de su crimen:
“Buena la hiciste, amigo mío. Eres un
hombre extraordinario”
En cambio, Adán, también Eva, son el
poder instituido, la fuerza conservadora, no pudieron adaptarse a la redención
por el trabajo.
Si la sátira negativa toma en la comedia
tono agrio con un poco de cinismo volteriano, en cambio el drama adopta una
tónica violenta, que se resuelve en situaciones desesperadas.
Así en “Cataclisme”, Père Datzira,
después de descubrir que su mujer y su amante le han traicionado y que por lo
tanto, aquellos que suponía sus hijos no lo son y pueden casarse, acabará
hundido, agónico, diciendo:
“No us mato...., no em suïcido..... Quin
altre recurs em queda sinó fer veure que m´he tornat boig?....”
La rebelión contra una sociedad que
decae, pero que todavía posee una fuerza considerable, impregna estas obras. Es
un teatro de testimonio, pero con intervención marginal del autor, que se
infiltra dentro de la obra, que toma parte en ella como un personaje más y que
siempre deja en su comentario final un grito de protesta, resumen de la actitud
negativa de esta época.
EL TEATRO DE GUERRA
El teatro de la segunda época, la de la
guerra, partiendo de una técnica y de una actitud humana similares, se enfrenta
con otra realidad social: el mundo anterior ha desaparecido, en su lugar ha
triunfado la revolución. Su actitud en la obra de teatro sigue siendo la misma
pero deja de ser negativa y se vuelve por única vez positiva en su teatro.
“La Fam”, la única obra de este periodo,
Premio Teatro catalán “La comedia”, (1938) es, sin duda, la obra más importante
del teatro catalán revolucionario. La fuerza primaria de la revolución se
encarna en la figura de Samsó; su fuerza ordenadora viene representada por Nel.
Ante ambos persiste
la actitud
crítica del dramaturgo, pero siguiendo el hilo de Caín, el único personaje
positivo de su teatro anterior. A pesar de que se ha vuelto un deshecho humano
con su fracaso a la hora de construir, Samsó tendrá una violenta reacción
contra el que querrá que traicione a los suyos. Los últimos momentos de la obra
son de una gran intensidad humana, sin abandonar la pirueta grotesca:
“Samsó.- Mucho ojo compañero que no te
echen mano.... (Intenta huir, pero se vuelve y coge unos cuantos panecillos de
una mesa dispuesta y se los mete en el bolsillo con ademán rápido. Antes de
salir contempla un instante a Suller, al espía, que se agita y prueba a
enderezarse, y dice: ¡En total no vale la pena. Samsó, a pasar hambre y a vivir
como te corresponde! (Sale fuera dando un empujón al Hombre del bar y se pierde
en la calle hacia su destino de hombre miserable y errante)”
Esta obra es también teatro de
testimonio. Algunos de sus personajes son prototipos, otros tienen una mayor
densidad, pero por encima de todos destaca la amaravillosa creación de Samsó
que en la época provocó una furiosa reacción por parte de algunos, pero que es
un personaje de gran humanidad. Después de su desaparición caerá el telón,
rápido, lo mismo que cayó para el teatro catalán durante bastante tiempo.
EL TEATRO DE POSTGUERRA
En el tercer periodo, de postguerra, el más abundante en el conjunto de la
obra drámática de Joan Oliver, encontramos un cambio. El teatro en la forma de
su segunda época no tiene ni posibilidad ni sentido. Es necesario enfrentarse
con una realidad nueva. Joan Oliver, tras el paréntesis de la guerra y del
exilio, vuelve a situarse ante nuestra vida social con la misma actirud humana
de siempre, pero con una postura literaria distinta.
La mejor literatura dramática de Oliver, continúa siendo en este periodo
literatura de testimonio. Pero a diferencia de su poesía, que después de un
momento de vacilación se vuelve completamente comprometida, en el teatro el
autor queda completamente al margen de los personajes, siendo un personaje mudo
que sólo en determinados momentos toma cuerpo para iluminar determinados
momentos de la vida social que le envuelve.
Comprobamos que ahonda en el carácter sicológico de los caracteres, de su
sicología individual. La repercusión de cara a la colectividad no se nos brinda
mediante una acumulación prototípica, sino por un buceo en la sicología de los
personajes, que llegan a ser representativos por su densidad. Pierden
esquematismo lo que ganan en intensidad. Los polos colectivo e individual se
funden.
Todo el teatro original de postguerra
corresponde a esta actitud. Encontramos trazas de ella en las obras menores: El amor deja el camino real, La barca de Amilcar.... Pero la misma
actitud, que se intensifica en las obras de transición y sobretodo en “Ball
Robat”.
La diferencia de actitud frente a la
poesía se explica porque ésta da una independencia total al escritor, mientras
que el teatro, si ha de cumplir su función de ser puesto en escena, ha de
someterse a unas exigencias de tipo externo que lo hagan viable, que permitan
la representación. Es evidente que comedias del tipo de determinados poemas
serían hoy irrepresentables.
No cabe en este comentario un análisis
de las obras menores, si bien cabe observar algunas de ellas como “La gran
pietat”, montada sobre una anécdota de la vida real, juegan en ella tres planos
sociales sin interferirse: una burguesía dinámica-generación de los padres-,
una burguesía decadente-, generación de los hijos, y unos trabajadores que
dependen de ellos-chófer, criada. A pesar de que encontramos elementos
convencionales muy poco característicos de su autor, la creación de unos
personajes de tipo realista, su choque humano y la calidad literaria del
diálogo, la consagran como una obra por encima del teatro representado en los
escenarios profesionales después de la guerra.
Otra gran obra de la época posterior a
la guerra es “Ball Robat” (Bodas de Cobre). La técnica del claroscuro es muy
evidente. La intervención del autor en su teatro de testimonio también lo es.
Si éste mantiene su posición intelectual de siempre, madura, sólo puede
adivinarse por los espacios que ilumina su proyector. Aporta su propia visión a
través de Cugat, personaje claramente autobiográfico.
Frente a Cugat, tenemos el personaje, el
hombre de acción, Oleguer, y entre ambos toda una serie de personajes que no
llegan a encajar en la vida, la que les es permitido llevar dentro de su
sociedad. De aquí se desprende el sentido de la obra: ¡Lo mismo da! La solución
de diez años atrás, si hubieran sido las que se dan ahora también habrían sido
puestas en tela de juicio y estaríamos en la misma desesperada situación.
La inquietud de los personajes perdura
bajo la reconcialición de tono menor que se da en su miseria, en su vacío, son
tratados compasivamente, al estilo de Chejov, por su autor.
En esta época se intensifican mucho las
traducciones, donde Oliver toma aún más en cuenta su preocupación lingüística
por crear una lengua auténticamente teatral y también de calidad.
Tan alejado de Riba en su posición
ideológica y estética, comparte, sin embargo, con él y junto a Espriú la
preocupación por la lengua teatral, la exigencia. Siendo así que todo lo que
constituye una mejora, un progreso, se vuelve una adquisición de toda la
comunidad. Oliver ha sido y sigue siendo su adalid de esta exigencia, de aquí
que con su tendencia a no identificarse con el teatro decadente de su época, de
querer presentar situaciones y problemas reales de la comunidad donde se mueve
lo convierten en un escritor representativo.
EL LENGUAJE DEL TEATRO DE JOAN OLIVER
Veamos la opinión de Eduard Artells con
respecto al lenguaje del teatro de Joan Oliver. El lenguaje de Joan Oliver en
el teatro, nos dice en un artículo de 1970, es el lenguaje que quisieramos para
todos aquellos autores que invocando siempre la “llengua viva”, la “llengua
popular”, hacen cometer a los actores todo tipo de incorrecciones. La habilidad
del escritor, concretamente del autor teatral, radica precisamente en saber deslindar
lo que es aceptable de la lengua hablada de lo que no lo es, a saber “discernir
lo verdadero de lo falso”, según la frase de Ramón Llull; a saber encontrar en
cada caso la palabra justa, la expresión que sigue siendo del lenguaje
corriente, sea corriente, sea correcta, de nuestra propia habla.
De esto tenemos unos grandes ejemplos en
el teatro de Carles Riba, de Joan Oliver y de otra serie de autores. Estudiando
sus obras es posible querer un lenguaje más sencillo, vivo y correcto.
Por ello el lenguaje de Joan Oliver es
uno de los que los autores teatrales deberían tomar como modelo, de los que
deberían tener siempre presentes, faltos de otros medios de difusión de los que
disponen otras lenguas.Habría que encontrar en el teatro, como también lo hacen
las lenguas más sueltas: “una escuela de bien hablar, un lugar donde el pueblo
pueda ir a aprender a decir bien las cosas.”
Hasta aquí la opinión de Artells, ahora,
para ver que no todo es miel sobre hojuelas en la crítica al teatro de Joan
Oliver en particular y a la cultura catalana en general, vamos a recoger
algunas opiniones del crítico Santiago Sans en este sentido.
El mes de octubre de 1970, la sección de
literatura catalana del semanario “Destino”encargó d Francesc Valverdú un
artículo sobre el libro : “4 comedies en unacte”, de Joan Oliver. Dicho
artículo fue rechazado porque, según la dirección: “Tal com està escrit no pot
sortir” Parece ser que en el trasfondo se toca la cuestión, se encuentra la
crítica del propio Verdú a las opiniones del propio Sans, con el consentimiento
de la dirección, hace al teatro de Joan Oliver y a la cultura catalana en
general, sin pretensión de descubrir causas profundas de esa realidad que
pretende presentar como verdadera.
Los puntos siguientes los recoge F.
Valverdú en una carta enviada a Serra d´Or en diciembre de 1970.
He aquí las opiniones de Santiago Sans:
1.- Sobre el público asistente en Ripoll
el 7 de septiembre de 1969:
“Gentes demasiado adictas a una faz
restreñida de lo catalán, gentes sumisas y entregadas de antemano, con la
emoción a flor de piel y el sentimiento anclado en tiempos pretéritos, un grupo
humano uniforme, monocolor y dócil (Destino 19-IX-69)
2.- Sobre la significación de la actual
cultura catalana:
“Una empresa de desalienación de todo un
pueblo es encomiable de principio, pero debido a las peculiares circunstancias
del momento en el marco general de lo español, con el castellano como lengua
oficial, resulta delicado en gran manera (Destino 19-IX-69)
3.- Sobre el público asistente al teatro
catalán:
“El todo, el todito de un fantamagórico
teatro catalán de corte, digamos, independiente ( tan independiente que llega
casi a confundirse con la absoluta independencia de la nada), se reunió el
pasado lunes....(Destino 13-VI-70)
“El Retaule del flautista”, ha servido,
más allá de su específica utilidad, para congregar durante tres sesiones en
L´Aliança de Pueblo Nuevo, a un público de amigos y adictos que ha recibido el
espectáculo con inconfudible satisfacción (Destino 7-II-70)
4.- Sobre los premios y el teatro
catalán:
“La discretísima pero ilusionada
vitalidad del teatro catalán posible, pero no real(...) que ha superado de
largo el periodo de gestación necesario, pero no ha nacido y no sabemos ya si
nacerá o si lo hará algún día acaso con arrugas de viejo, calvo, sin afeitar,
con las facultades desgastadas, después de tan larga vida de feto; de vez en
cuando un estreno, la noticia de un premio y un autor, la celebración de un
acto que reune los nombres de siempre, guerrilleros valientes y adiestrados,
¿acaso guerrilleros cansados y sin balas? Habrá de todo seguramente. ¿Pero qué
tal se llevan los unos con los otros? ¿Se dan la mano? ¿Bailan una eterna
sardana? ¿Saben repartirse los esfuerzos y los medios? ¿Acaso entregan los primeros
sus armas a los segundos?” (Destino 11-VII-70).
5.- Sobre los críticos catalanes:
“Todo esto ha sido suficiente, en
nuestro mundillo escénico tan huérfano de realidades encomiables, “Mort de
dama” ha sido rodeada de encomios, de encomios elaborados previamente, por
necesidad de encomiar, por ganas de valorar una cosa, más que por su realidad,
por la significación que, resulte como resulte, se le ha querido otorgar”
(Destino 31-X-70)
6.- Sobre el teatro de Joan Oliver:
“Teatro para la familia y los amigos,
para familia y amigos que cuentan con avispado geniecillo en su seno, que
admiran, toleran y consumen amistosa y familiarmente representadas, con gran
éxito y fiesta señalada, en el comedor de la abuela del autor (Destino
26-IX-70)
Joan Oliver es algo así como una figura
mítica, cariñosa y respetuosamente admirada, en el catalanismo de resentida
resistencia (Destino 26-IX-70)
7.- De la carta abierta a Joan Oliver:
“Personalmente, Joan Oliver (...)
hubiera deseado en usted un cierto sentido de autocrítica del que, por lo
visto, carece, cosa comprensible debido al mucho incienso que le rodea; puedo
testimoniarle mi admiración por su fidelidad a una idea (la manera de moverse
en el marco de la idea seria ya más discutible” (Destino 24-X-70)
Como se ve, la crítica no puede ser más,
no ya absurda, sino infantil. En el trasfondo se puede ver, por la fecha de los
artículos, flotando una incmprensión hacia un hecho irreversible como es la
eclosión de todo lo que es el movimiento cultural catalán, no sólo en la obra
de Oliver, sino la de un Espriú, un Goytisolo, la canción catalana etc. Esto no
es sino la respuesta, profundizando aún más, absurda de un centralismo más
absurdo todavía, en lo cultural y, no ya hacia Cataluña, sino a todo lo que signifique
la cultura de la periferia castellana, cualquiera que sea y, con especial
énfasis, en lo que se refiere a los que tengan una lengua diferente a la
oficial.
Hoy día posiblemente la crítica tenga
que ir dirigida no ya hacia la cuestión de la lengua sino a la utilización que,
ya desde el centralismo, ya desde la propia autonomía, se pueda estar haciendo
por parte de la burguesía de esa lengua para desarrollar no la cultura de un
pueblo, hecho indiscutible, sino sus propios instrumentos de poder, basándolos
en la utilización alienadora de la lengua.
LA OBRA NARRATIVA DE JOAN OLIVER
La obra narrativa de Joan Oliver,
escrita a lo largo de 40 años, ha sido reunida en un volumen de unas 200
páginas con el título de “Biografía de Lot i altres proses”. La relativa
brevedad de este libro nos da la primera clave para la interpretación de su
narrativa: la de tratarse de una pequeña parte de su producción literaria, a la
que el escritor no ha dedicado más que una pequeña parte de su esfuerzo
creador. Obra marginal, pues, pero no por ello menos significativa que el resto
de su producción literaria, siempre que se estudie en relación con ésta.
La segunda de las claves para la
interpretación nos es dada en las primeras líneas de la “compareixença d´el autor”
que sirve de pólogo a la obra: “El contingut d´aqueste llibre te unitat.
Comprèn treballs escrits o publicats de 1923 a 1960 de la nostra èra, gèneres,
temes i estils s´hi juxtaposen i s´hi barregen, i quasi s´hi barallen”.
A lo largo de casi 40 años, la obra del
autor ha sufrido una evolución extraordinariamente significativa, y lo es
porque a través de su experiencia literaria y personal, trae una experiencia
histórica y local y hasta universal.
Lo que es evidente para su obra poética,
lo es también para su obra narrativa, se trata de un hombre inmerso en la
temporalidad literaria e histórica como creador y como hombre inmerso en su
sociedad, en su patria y, en general, en el mundo que le ha tocado vivir.
“Una tragèdia a Lli-liput” (1928) es la
primera obra que publica. Es un conjunto de nueve narraciones breves, muy de la
época. Escritas en un tono irónico y burlesco, satírico y a veces sarcástico,
como la titulada “El marit sol”. Su estilo prefigura ya el del narrador de más
adelante: directo, bastante seco, intelectualizado. La temática también será
una constante dentro de la obra narrativa de Père Quart, las relaciones entre
hombre y mujer, especialmente en el terreno conyugal.
La intención de la obra es,
esencialmente, la crítica de estas relaciones en el ambiente de la pequeña
burguesía urbana.
“Contraban” (1937) es una recopilación
aún más breve que la anterior, no comprende más que cinco narraciones cortas,
y, aunque el tono y el estilo también , lógicamente , a causa de los años
transcurridos, el tema y la intención no varían apenas respecto a “Una tragèdia
a Lli-liput
Si comparamos estas dos colecciones con
su poesía durante el mismo periodo, concretamente “ Les decapitacions,
Bestiari”, aquí encontramos, en tono menor, características semejantes.
Igualmente irónico y burlesco, satírico o sarcástico, pero menos punzante,
diríamos que la actividad literaria de estos primeros años de escritor, años
ricos, sin embargo, en actividad periodística, se reduce a la práctica de una
engañosa, lúcida e inteligente concepción
de la literatura como crítica y juego, habilidad verbal y denuncia, más
o menos moral, de las costumbres y las prácticas sociales de un mundo pequeño y
cerrado, probablemente feliz.
Al estallar la guerra, sin embargo, la
personalidad literaria de Joan Oliver da un vuelco. A partir de ese momento su
obra más lúcida socialmente, más comprometida socialmente, sin perder las
mejores de sus características anteriores: inteligencia e ironía. “L´Oda a
Barcelona” y “La Fam” son las dos grandes obras representativas de un cambio
importante; para su poesía y para su teatro representan la aparición de un
autor en la madurez de su expresividad literaria.
Dentro de la obra narrativa de Joan
Oliver, derivada de un hecho fundamental: la guerra, tenemos ocho páginas
magistrales donde encontramos el cambio, su título: “Relacions”.
Relaciones es una narración fechada en noviembre
de 1940, en San-Cy-Sur-Morin. La lectura hace suponer que está basada en hechos
autobiográficos.
El protagonista, Ramón, pasea un matí de
tardor por un parc mig abandonat: Fugitiu d´un esfondrement sagnant i ara
novament acorralat pel monstre, se encuentra de pronto ante uno de esos
momentos irrepetibles de la vida de un hombre donde le llega la revelación de
la situación en que se encontraba: la serenidad.
Ramón esperaba que els seus records fins
aleshora inevitables es sumergissin realmente en el passat i callessin: quería
una nueva vida que sustituyese la provisionalidad del exilio. Pero ante el
golpe de gracia de ese momento, el hombre se defiende. Escéptico busca el frau:
“No hi havia frau. Però Ramon volia descubrir-lo en el seu cor anguniat y
recorre la memoria tratando de recordar, primero la infancia, después la
juventud. Descubre sin embargo, en definitiva, los agujeros (ojos) inmensos de
la memoria, ésta está formada solamente por pinceladas de recuerdos aislados.
Vuelve al presente, justo en el momento en el que la mujer que lo busca, lo
toma del brazo, en el mismo parque donde había comenzado la inefable sensación
de liberación, de serenidad y de gracia. De pronto has sentit?, va dir la dona
amb veu desmaiada. Al front de guerra, no gaire llenya, recomençava el
canoneig. Ja no cessaria fina l´hora de la porta. L´esdevenidor....
La guerra y el exilio, el dolor han
cambiado la concepción de la vida, incluso de la literatura.
“Ralacions” no tiene nada que ver con
las primeras narraciones del autor. Tiene un cambio cualitativo muy impotante.
“Relacions” se inserta en el mundo de “Salò de Tardor”:
Puresa del record extenuan-se
en el miratge d´una patria
grisa,
falta del somni que matisa
el roig, el blau i el blanc de
França.
Sólo encontramos otra narración escrita
en el exilio, de tono humorístico: Nadal del suïcida, fechada en 1944, en
Santiago de Chile.
Tras el retorno en 1949, Joan Oliver
tiene cincuenta años. Ha entrado en la madurez de su obra, pero está pasando
una fuerte crisis moral. Ha vuelto a la patria y se interroga sobre el futuro
de ésta y sobre su propia situación personal.
En esta narración de unas cuarenta
páginas, se encuentra una estrecha síntesis, la expresión de todas las
características desarrolladas hasta entonces.
Desde los primeros libros encontramos el
revestimiento humorístico, irónico o satírico, incluso la temática preferida
por Oliver como narrador, la vida conyugal. Esto, sin embargo no es lo
esencial. En la “Biografía de Lot” encontramos además una seguridad de estilo,
de lenguaje, de tono narrativo que faltan en las primeras obras. Hay una
construcción sólida y fluida, una situación más o menos simbólica, pero abierta
siempre a todas las interpretaciones.
¿Qué significa entonces esta historia?
Parece que Oliver ha querido hacer un vasto retablo donde situar una serie de
personajes típicos, universalmente. Hay en toda la historia una ironía que
araña los rincones epidérmicos más vulnerables, no tan sólo de los hombres de
nuestra sociedad, sino también del mundo en general.
Tenemos una amable sátira del mundo
temporal, de la religión, de la guerra, de la ambición del dinero, de los
móviles por los que se rigen los hombres, de la organización social.... y una
sátira menos amable de dos actitudes básicas: la de los hombres y la de las
mujeres en sus relaciones mútuas. Sangrante con las mujeres, Oliver no lo es
menos con los hombres en su comportamiento hacia éstas: hay momentos en que
leemos a Johandeau. En todo caso, Oliver, que parece haber tratado con cierta
compasión la figura de Lot, al final l´esfondra voluntariament: “Lot fou, en
efecte, covard, egoista, malfiat, impetos i embriac. Si hi ofegim la vacuïtat,
de la qual el nostre home tampoc no estigué exempt, tindrem si fa o no fa, la
fitxa d´alguns dels nostres pervinguts de postguerra”.
En la últimas narraciones: “Temps i
memòria” encontramos las mismas características del Oliver de “La Biogreafía de
Lot”, pero sustituyendo el simolismo de ésta por una fórmula entre naturalista
y realista. Hay nuevas alusiones a nuestros días, a la “genteta sense palpissos
i sense suc d´aquests darrers vint anys”.
Sátira social, ironía burlesca, algunos
momentos de confesión personal, pinceladas de crítica histórica, son algunas de
las características de la breve narrativa de Joan Oliver, que no es posible
separar del resto de sus libros.
JOAN OLIVER, PERIODISTA
Un tema interesante de sociología
literaria, previo a cualquier estudio de la cultura catalana, en lo que va de
siglo, sería precisar las características que ha presentado y presenta, en
Cataluña, el fenómeno de la prensa diaria, en la medida que ésta condiciona la
actividad de cualquier escritor.
En efecto, hay paises en que la palabra
“literatura” puede designar el conjunto de relaciones entre el escritor y su
público, establecidas, sobre todo , a través del libro. En otros, sin embargo,
donde el mercado editorial es escaso, esta realización no se lleva a cabo con
la misma plenitud. En los primeros la vida mercantil del libro es pujante, en
los segundos el escritor se convierte en asíduo colaborador de periódicos,
claro está, de los no estrictamente literarios.
Los paises de una literatura sólida
tienen revistas especializadas dedicadas a las letras, y en los diarios
destinan algunas páginas en el momento en que se lanza un suplemento. Lo que
singulariza por el contrario, a los paises con poca circulación de libros es
que el literato tiene una clientela que no es específicamente suya.
Restringida la edición y la circulación
del libro, el escritor ha de aprovecharse del periódico. La colaboracón en la
prensa puede comportarleuna remuneración economica que lo compensaría de las
entradas que podría tener a través del libro.
Pero así y todo, el diario y la revista
ponen al escritor en contacto justo con el público que no compra apenas libros,
y que él necesita. Lo pone en contacto, de hecho, con un público nuevo e imprevisible,
marginal a la literatura. Son dos razones de peso: remuneración e influencia,
pero a veces recurre al periodismo, repito, porque en cierta manera no tiene
más remedio, y así continúa siendo el escritor que es. No se degrada de su
voluntad literaria, adaptada a formas subalternas, sino que esta voluntad se cumple
en un género especial, ajustado a unas exigencias bien concretas.
Joan Maragall, Josep Pla, Carner,
Eugenio d´Ors son algunos de los autores catalanes que han pasado por este
medio de comunicación. También Joan Oliver.
Tendríamos que lamentarnos que autores
como Maragall, Ors, Carner, Oliver, Pla y tantos otros se hayan disipado tanto
en artículos fugaces y posiblemente improvisados. No. Lo único que deberíamos
lamentar es que su producción en este campo nos es prácticamente inaccesible.
Sería preciso exhumarla para el conocimiento y esclarecimiento en el estudio de
los autores.
El artículo periodístico es un género
literario equiparable a cualquier otro. Hay escritores que, sin duda, hubieran
salido ganando si en lugar de escribir artículos hubieran escrito otra cosa.
Por ejemplo, Carles Riba, la labor crítica del cual, proyectada hacia la
recensión de obras secundarias habría quedado potenciada en entidad y doctrina.
De hecho , los artículos de Riba no eran el tipo de periodismo que cultivaron
otros autores. El artículo de Riba era simples resíduos de una publicidad
distinta: apuntes, pasajes o sipnosis de estudios. El otro tipo de artículo, en
cambio, es una concretización autónoma, válida por si misma. Sea comentario de
un hecho actual, sea un consejo político, bien una divagación teorizante....,
no es un fragmento ni una frustración.
El escritor que lo hace para diarios lo
sabe , y a pesar de todo se aplica con conciencia justa de todo buen
prodfesional de las letras, cree que el artículo también es literatura
perdurable.
Unas imposiciones externas a la
literatura determinan, como en todos los géneros de las leyes estéticas. Pero,
desde otro punto de vista, el artículo periodístico es un primer brote de
ensayo, pero del ensayo tal como había surgido de la pluma momumental de
Montaigne, es decir, la disgresión personal subjetiva, perpetrada sobre la
marcha, en un tiempo que pasa y para dar testimonio inteligible.
En eso se diferencia del editorialista,
del periodista no literario, del periodista stictu sensu que, estos sí, no
hablan por si mismos. Un artículo es un ensayo en miniatura.
¿Qué es lo que ha sido el periodismo de
Joan Oliver? Para las últimas generaciones, los artículos de Oliver son poco
conocidos, prácticamente desconocidos.
Sólo en una etapa forzada ha escrito en
castellano en el semanario Destino. Antes tuvo colaboraciones en “La
Publicitat”, den “Meridià”, y aún antes en el “Diari de Sabadell”.
¿La publicación de toda su obra
periodítica nos revelaría una faceta nueva del autor o , en otro sentido,
distinta? No. El Joan Oliver periodista no es substancialmente distinto al Joan
Oliver poeta, narrador o comediógrafo. No lo es, tan sólo en el punto en que
acostumbra a producirse la probable flaqueza del artículo: el rigor formal.
A los artículos de Joan Oliver raramente
les encontramos relajaciones momentáneas. En ellos se encuentra la misma
pulcritud constructiva, el mismo gusto esmerado del detalle, la misma
concepción coherente del escrito que observamos en sus versos, en sus cuentos o
en sus piezas teatrales. El escritor al bajar, como decía Ortega, a la plazuela
intelectual del periódico, no abdica de sus altas responsabilidades de
escritor, de literato.
También la trayectoria de la intención es
la misma. Joan Oliver es lo que los franceses llaman “un moralista”. Los
moralistas, según ellos, son unos grandes observadores del corazón humano.
Comprender y penetrar las acciones humanas, revisarlas y catalogarlas etc. Son
operaciones típicas de los moralistas y lo son también del escritor de
artículos.
En el caso de Oliver, la moralidad se
hace patente también en el resto de su obra: Poesía, narración, teatro. La
actitud literaria de Oliver descansa en una sistemática y total disposición
ética, sensible y militante. Aquello que él, hablando de su producción ha
calificado de “humor”, lo podríamos calificar a menudo de sátira. Ya hemos
hablado de ello en otro sitio y aquí completamos la visión sobre la sátira de
Père Quart.
La sátira, por definición, es siempre
moralizante, moralizadora. Joan Oliver confiesa que a su manera hace la guerra
al pecado y al desorden. Y añade: “La facecia o la paradoxa, amorals i cruels,
denuncian amb modestia i rabïa disfresada aspectes variats del fracàs
universal”.
Oliver responde así a una vieja y
abundante tradición literaria, desde Aristófanes a Molière, de Rabelais a
Huxley, de Jaume Roig a ...Pitarra, la sátira ha cumplido siempre una función
depurativa.
En el fondo el escritor satírico juega
el papel de juez del hombre y de la sociedad, y lo hace en nombre de una ética,
en nombre de la ética que el hombre y la sociedad niegan, burlan o traicionan.
La perspectiva del satírico es el contraste entre una realidad “pecadora” y
“desordenada” y la “imagen virtuosa y ordenada” de la ética que él postula.
Se trata de un constraste que los otros
moralistas explotan con gritos patéticos, admoniciones crispadas, con dicterios
abruptos. El satírico en cambio suele sacar de ello un provecho muy diferente:
la constatación del ridículo, del grotesco, en que se revuelven las acciones
humanas cuando se producen en un clima de mistificación y de inconsciencia.
Joan Oliver nos advierte que aspira a denunciar los diversos aspectos del
fracaso universal, lo que nos hace pensar en una actitud pesimista ante el
mundo y la historia.Pero estas generalizaciones, por serlo, no se pueden tomar
demasiado al pie de la letra.
El hombre es un fracaso porque no llega
a ser un hombre en plenitud. El satírico es un juez que condena siempre el reir
o el sonreir que nos desvela siempre a un veredicto fulminante. El resultado
final sería esto, ver el mundo como un fracaso, el fracaso universal.
¿Pero, si realmente creyese que todo
estaba perdido, Oliver escribiría? Oliver escribe, precisamente, para denunciar
el fracaso universal, los mil episodios cotidianos sanguinarios o incruentos. Y
no los denuncia porque no cree que no son irreparables, porque cree que el
hombre puede enmendarlos, puede convertir el fracaso en victoria. La sátira es
denunciadora, hace evidente la crudeza propia de las notificaciones
elementales, la condición real del hombre a fin de que el hombre sea capaz de
superarlas.
La sátira asume la misión de corregir,
no es otra cosa en Père Quart, y de ello nos damos cuenta especialmente en la
“Oda a Barcelona”, donde superando lo situación de la ciudad en el momento en
que escribe propone soñar una historia futura, la historia, es decir, la vida.
Esto significa proyectar al hombre de cara a un mañana donde su plenitud será
conseguida y, posiblemte, irreversible. Un mañana donde la sátira no tenga
lugar.
La sátira de Joan Oliver tiene, como
sustrato, la impaciente, la irritada, optimista añoranza de un mundo mejor.
De forma clara los artículos que un
escritor como Oliver podía hacer no son sino mordaces, hirientes, virulentos,
pero sus artículos son, además unos artículos impregnados de comprensión, de
hombría de bien. Oliver no es un doctrinario.
No dejará de satirizar, pero sabe
hacerse cargo y su sarcasmo, a veces, lo desvía hacia el humor y recordemos que
esta palabra es la que Joan Oliver ha empleado para definir la poesía de Père
Quart.
En la práctica humor sugiere una vena de
reacción menos hiriente que sátira. Todo humor es sátira,pero una sátira
atenuada. Sea como sea, humor o sátira, la obra completa de Joan Oliver
responde a “una dolorosa inquietud esperançada”. Ese es su ejemplo.
BIBLIOGRAFIA UTILIZADA
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Varios Número
especial de Serra d´Ór, octubre 1969 pag. 47-62
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Porcel, B. Los encuentros, Ed. Destino Barna. 1971
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“ “ Joan Oliver, decapitador verbal. Serra d´Or
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Castellet J.M. Qüestions de literature, política i societat Ed. 62 Barna 1975
Valverdú, Francesc L´escritor y la seva obra: Joan Oliver I Père
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“ “ Joan Oliver, “Destino”, Santi Sans y F.
Valverdú Serra d´Or- Destino 1970
Artells Edouard Llenguatge i Gramática: “El llenguatge de J. Oliver” Serra d´Or
1970
Carbonell, J. La gran pietat, Serra d´Or Abril 1960
Molas, J. Situación y nómina de 25 años de teatro catalán
Próloga a “Ball Robat” de J.Oliver. Col. Voz e imagen Teatro, Aymá Barna 1965
Villán, J. El irónico pesimismo de Père Quart Rev. La calle p.44-46
El
Prólogo a la poesía de Père Quart de 1949 y su complemento de “La Obra de Père
Quart” se encuentran en la antología de la Colección El Bardo
Para
sus artículos periodísticos se pueden consultar los números de Serra d´Or de
1960 a 1970
Se
terminó este trabajo el día 2 de Abril de 1979
En la
Facultad de Filosofía y Letras de Granada
Y se
terminó de pasar a ordenador el 8 de octubre
De 2014
en Tokyo, Japón.
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